-¿Quién es mi Omega? -gruñó Harry, su voz grave, ronca, con un filo de amenaza en cada palabra.
Draco no respondió de inmediato, su orgullo luchando contra su cuerpo.
Entonces un dedo lo rozó justo ahí, provocándole un espasmo que lo dejó sin aire...
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El Profeta matutino temblaba en las manos de cada estudiante.
En primera plana: una foto encantada de Harry Potter bajando de un carruaje mágico en Italia con Blaise Zabini detrás, cargando una bolsa de terciopelo con el sello de una joyería mágica de lujo.
"¡El cortejo del siglo! Harry Potter, el alfa más deseado, viaja al extranjero por su Omega secreto.
¿Quién será el afortunado?"
La foto cambiaba, mostrando a Harry entrando en una tienda exclusiva de chocolates en Suiza, luego otra en Rusia, con una bufanda hasta la nariz por el frío, y finalmente en París, donde se rumoraba había comprado perfumes para "el Omega más exquisito del colegio".
Los estudiantes estaban enloquecidos.
-¿Quién será?-susurraban unos.
-¿Y si es un político? ¿Un príncipe? -decían otros-
Lo que nadie sabía es que la "joya mimada" de Potter ya estaba de vuelta en clases, completamente recuperado y con el ego más elevado que nunca. Draco Malfoy.
En la sala común de Gryffindor, Hermione cerró el periódico y se giró hacia su mejor amigo con una ceja levantada.
-¡Yo no pedí que lo pusieran en primera plana!-refunfuñó el alfa, rojo hasta las orejas, escondiéndose detrás de una taza de chocolate caliente.
-¿Así que Suiza, Rusia y Francia, todo por un Omega?-
-Y la India por un set de aceites mágicos para la piel-murmuró Ron, comiéndose una galleta-Blaise me lo dijo, ese Malfoy tiene gustos caros-
Hermione no pudo evitar reír.
-¿Y entonces? ¿Ya hay cachorros o aún nada? -preguntó, así, sin anestesia.
Harry casi escupe el chocolate. Su aroma cambió al instante, volviéndose espeso y caliente, cargado de deseo contenido.
Su cara rojo tomate.
-¡Hermione!-chilló, mirando a todos lados para asegurarse de que nadie escuchaba.
Ron se carcajeó.
-¡Vamos, Harry! Si ya lo miras como si fueras a devorarlo-
-¡¡No hemos hecho nada!!-gritó Harry, tapándose la cara-¡Aún! Draco quiere hacerlo bien, con calma, primero cortejo oficial, luego vinculación, luego...
-¿Cachorros?-dijo Hermione con una sonrisa ladina.
Harry solo gimió, escondiendo la cara en el cojín más cercano.
Pero su olor no mentía.
Y todos lo sabían.
Estaba perdidamente enamorado.
Y probablemente a nada de marcar a su Omega.
La sala de profesores había sido transformada en una pequeña sala de té por órdenes expresas de la profesora McGonagall, quien había declarado que "si sus exalumnos iban a causar dramas reales al nivel de telenovelas mágicas, mínimo se lo tomarían con una buena taza de té escocés".
Narcissa Malfoy estaba sentada con la elegancia de una reina, abrigo largo, guantes de cuero fino, el cabello recogido con magia, y una ceja perfectamente arqueada.
Sirius Black... en el sofá opuesto, con la chaqueta abierta, el cabello suelto y el gesto de:
"esto no puede estar pasando".
Ambos se miraron como si hubieran sido obligados a sentarse en un duelo social a muerte.
-Así que... tu cachorro está cortejando a mi hijo-Narcissa rompió el silencio con una voz suave como la seda, y tan afilada como un cuchillo.
Sirius sonrió de medio lado, arrogante.
-¿Y qué puedo decir? Mal gusto no tiene, tu crío-
-Y el tuyo tiene una fijación peligrosa con derrochar dinero. ¿Sabías que le compró chocolates personalizados de cada país que visita? Mi hijo apenas los abre y los guarda en una vitrina-
-Tiene estilo, como los Black, qué se le va a hacer-Sirius se encogió de hombros con fingida humildad.
Narcissa entrecerró los ojos.
-Sirius, cariño, tu hijo me secuestró a Blaise, lo llevó a Italia, Suiza, Rusia y París, le pagó hoteles cinco estrellas y apareció Blaise en mi casa para que le contara qué joyero le gustaba a Draco desde los ocho años. Si eso no es obsesión, no sé qué lo es-
-Lo llamo devoción, Cissy-
-Lo llamo drama, Sirius. Puro drama Black. ¿Sabes lo que dicen los tabloides?
Sirius se recostó, con una carcajada.
-¿Que es el cortejo del siglo?-
-¡Que probablemente los primeros cachorros serán más bellos que peligrosos!-bufó ella, pero con una sonrisita orgullosa.
Ambos se quedaron en silencio un momento.
-¿Y si terminan juntos de verdad?-preguntó Sirius, más bajo.
Narcissa lo miró, luego suspiró con resignación.
-Pues, que el caos Black se una al drama Malfoy, solo espero que el niño saque mis pómulos y no tu rebeldía-
Sirius sonrió ampliamente.
-Y yo que saque tu mal genio. Porque si es como Harry, nos vamos a arrepentir todos-
Ambos rieron.
Narcissa se llevó la mano al corazón.
-Me va a matar este niño-
-Bienvenida al club-dijo Sirius, sirviéndole más té.