Desde que fue dejado en un orfanato por Albus Dumbledore, desde ahí fue que el destino cambio su rumbo.
Fue adoptado por los Dursley, Petunia y Vernon Dursley, y ahora era el hermano adoptivo de Dudley Dursley. Pero preferían llevarse como primos...
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Los días pasaron desde aquel día, la tensión entre Harry y Draco parecía hacerse más palpable. Habían dejado atrás esa rivalidad ridícula para pasar a los nervios de tan solo pensar en el otro.
Y eso era aún más ridículo.
—Harry, dijo que si!!! Neville dijo que si!!
Dudley, mientras tanto, era totalmente ajeno a la tormenta emocional de Harry. Estaba demasiado feliz porque el amor de su vida había aceptado una cita con él, ni si quiera habían fijado fecha, pero en algún momento sucedería.
—¿En serio, Dud? Que raro que no me lo dijeras... Un momento, si, recuerdo que lo mencionaras, no... Lo mencionaste toda la semana.
El azabache se quejó por el leve golpe en su brazo, comenzando a sobarselo.
—No seas así, idiota. En fin, ¿Cuando dijo Hermione que debíamos ayudarla en esto de la boda? No recuerdo muy bien cuando lo dijo.
—Espera... ¿No era hoy?
—...
El silencio se estableció entre ellos, miraron la hora: tan solo 13 minutos antes de que la chica los llamara enfurecida por no haber llegado a tiempo. El tiempo corre, chicos.
Un pantalón voló para la izquierda, una camisa para la derecha, un par de medias por la ventana y unos calzones hacia la puerta.
El sonido del teléfono los alertó, sabían quién era y no querían contestar por miedo a la furia de la chica; era buena y todo, pero no le gustaban los contratiempos.
El más valiente de todos, Harry, decidió contestar el teléfono de una vez por todas. Sabían que si seguían esquivandolo solo la harían enojar aún más.
—ESTAMOS LLENDO LOCA, CÁLMATE. ¿Ya están en el salón?
—Apúrate, y si.
Y colgó.
El salón que estaban viendo parecía ser más bien un pequeño castillo, sus paredes de color crema junto a puertas de madera clara lo hacían ver como un cuento de hadas.
Por ahora solo estaban viendo los salones donde se organizará la boda; y este es el primer ejemplo que nos estaba mostrando la señorita.
—Este salón cuenta con cuatro baños en cada dirección, una pista de baile lo suficientemente grande para 124 personas, cocina, comedor, y una piscina en el patio.
Hermione parecía convencida, pero a Harry algo no le cerraba. Así que, decidió entrar en la cocina.
Al final había una plaga de ratas en las cañerías. La castaña y el pelinegro podían imaginarse la cara de asco de los invitados cuando vieran esas criaturas en todos lados y pelo de ellas en la comida.
