Capítulo 16 - "Nihil sine te"

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La mañana amaneció con una suave brisa que se colaba por los ventanales de la sala común de Slytherin

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La mañana amaneció con una suave brisa que se colaba por los ventanales de la sala común de Slytherin.

Draco Malfoy se desperezó con elegancia, envuelto aún en las suaves sábanas de seda verde oscuro que combinaban con todo su entorno, se sentía extrañamente ligero, como si algo bueno estuviera por suceder.

Mientras se levantaba y se dirigía a su cómoda, algo inusual llamó su atención. Allí, sobre la madera pulida, descansaba un pequeño estuche de terciopelo verde oscuro, con detalles sutiles en hilo de plata que parecían brillar con su propio encanto.

Frunció el ceño, curioso.

No recordaba haberlo puesto ahí.

Con dedos lentos y cuidadosos, abrió el estuche.

Su respiración se detuvo por un instante.

Dentro, sobre el suave cojín aterciopelado, yacía una gargantilla fina de plata encantada, ligera pero sólida, perfectamente trabajada por un joyero experto.

Al centro, un pequeño dragón plateado, finamente enroscado, rodeaba una esmeralda brillante, pura, vibrante, que emitía un resplandor casi mágico.

El símbolo del vínculo eterno. Del alfa hacia su omega.

De la entrega total.

Draco no dijo nada solo rozó la joya con la yema de los dedos. Sentía el calor latente de las manos que lo habían dejado allí.

Harry Potter.

Giró la gargantilla y allí, grabado con runas finas y pulidas, leyó las palabras en latín:

"Nihil sine te. Nihil sine me."
Nada sin ti. Nada sin mí.

Draco se llevó una mano al pecho.

No era una simple joya, era una promesa.

Y lo usaría.

Por supuesto que lo usaría.

Ese día, Draco Malfoy bajó a desayunar tarde, como era habitual, pero todos los ojos se posaron en él al instante.

Caminaba con paso elegante, seguro, y con una feromona dulce, intensa, innegablemente omega que llenaba el gran comedor.

Llevaba la gargantilla con orgullo.

Su cuello largo y pálido enmarcado por el brillo de la plata y el verde intenso de la esmeralda.

Se pavoneaba, sí, como un gato mimado, pero también como un ser que finalmente aceptaba lo que era.

Un Omega dominante, caprichoso y poderoso.

La conversación en todas las mesas no tardó en encenderse.

-¿Es eso... una gargantilla de cortejo? -susurró una alumna de Ravenclaw.

-Y esa joya, esa es de Vladislav. El joyero de Florencia. ¡Hace cosas solo por encargo!-exclamó una Hufflepuff.

-Draco Malfoy ¿siempre fue Omega? Pero juraba que era alfa. Siempre fue tan-
-Dominante-murmuró otro-Justo, Pero es Omega. Y vaya que lo sabe usar.

Draco pasó cerca de un grupo de Slytherins que lo observaban con respeto, otros con sorpresa, pero nadie se atrevía a decir nada.

Porque Draco no solo lo llevaba, lo lucía. El abrigo ruso blanco le caía perfecto sobre los hombros.

El olor a feromonas dulces y ligeramente picantes dejaba en claro que estaba siendo cortejado, y que nadie sabía quién era su Alfa.

Nadie excepto Pansy y Blaise, sentados junto a él como sus fieles escuderos.

-Ya todos hablan-murmuró Blaise, dándole un mordisco a una tostada.

-Que hablen-dijo Draco, tomando una copa de jugo de granada-Les doy algo bonito para comentar en el almuerzo también-

Pansy se rió entre dientes, cruzando una pierna sobre la otra.

-No puedo creer que Potter literalmente me haya hecho distraerte mientras se llevaba a Blaise a Italia-lo miró de reojo-Fue adorable. Un Alfa desesperado por impresionar a su Omega.

-Y lo logró-respondió Draco, bajando ligeramente los ojos hacia la esmeralda que descansaba en su garganta. Su tono fue suave-Y esta vez no lo voy a esconder.

-Entonces, ¿vas a aceptarlo formalmente?-preguntó Blaise, sin rodeos.

Draco sonrió, enigmático.

-Tal vez, pero aún tiene que ganarse más cosas,Yo no soy cualquier Omega.

Y no lo era.

Ese día, Draco caminó por los pasillos como quien lleva una corona invisible, sintiendo cómo los demás se apartaban, cómo lo miraban con asombro, respeto y un poco de envidia.

Y en algún lugar, Harry Potter también lo miraba desde la distancia, observando cómo su Omega por fin brillaba como debía.

La corteja había comenzado oficialmente.

Y Draco Malfoy estaba encantado con cada segundo.

𝓗𝓪𝓻𝓬𝓸-𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora