-¿Quién es mi Omega? -gruñó Harry, su voz grave, ronca, con un filo de amenaza en cada palabra.
Draco no respondió de inmediato, su orgullo luchando contra su cuerpo.
Entonces un dedo lo rozó justo ahí, provocándole un espasmo que lo dejó sin aire...
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El pasillo de Hogwarts estaba silencioso, con la luz tenue de la tarde colándose entre las ventanas altas.
La rutina diaria seguía su curso, pero algo estaba fuera de lugar.
Harry caminaba lentamente, su mente en conflicto.
El Alfa dentro de él estaba inquieto, molesto, como si estuviera esperando algo. Y ese "algo" era Draco Malfoy.
A pesar de que había tratado de alejarse de todo lo que había ocurrido, había una presencia constante en su mente.
Draco.
El Omega que había marcado, que lo había rechazado, pero que, irónicamente, parecía no poder dejar ir.
Y lo peor era que Harry sentía lo mismo. La marca en su hombro, aunque ya casi curada, seguía siendo una conexión que no podía romper.
A medida que avanzaba por el pasillo, sus pensamientos se volvían más intensos.
¿Por qué lo ignoró? El Alfa de Harry se revolvía con frustración. ¿Por qué no buscó a Draco después del rechazo? La respuesta era simple: su orgullo.
Pero a veces, el orgullo podía ser la carga más pesada.
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En el Slytherin Common Room, Draco estaba sentado frente a la chimenea, su mirada fija en las llamas.
La habitual arrogancia que lo rodeaba estaba ausente, y el peso de su propio dolor lo mantenía cautivo. Nadie había hablado de Harry desde su rechazo, y aunque él mismo había tratado de ignorar la conexión entre ellos, no podía evitar sentir que algo estaba mal.
Blaise y Pansy, aunque siempre atentos a lo que le sucedía, sabían que ahora no era el momento de presionarlo. Sin embargo, al igual que Harry, los dos sentían la tensión en el aire.
Algo no estaba bien, y ambos podían percibirlo claramente.
-¿Por qué no lo llamas?-preguntó Blaise, sin rodeos, mientras se sentaba junto a Draco.
Draco no respondió de inmediato, el fuego de la chimenea reflejándose en sus ojos.
Era una mirada fría, distante. Pero algo en él se quebró, aunque lo disimuló bien.
-Porque lo rechacé-Su voz fue baja, pero cargada de una amargura que no pasó desapercibida.
-¿No lo entiendes, Blaise? Dije que no quería más de eso, y ahora me siento como un idiota. Pero no voy a ir tras él. No quiero ser el que se humille-
Pansy lo miró con una expresión comprensiva, pero también con algo de frustración.
-¿De qué hablas, Draco? -dijo con suavidad, pero también con un toque de firmeza-Sabes que los dos estáis demasiado enredados en esto. ¿Por qué no dejas que Potter venga hacia ti si realmente lo necesitas? Además tu lo alejaste-
Draco se tensó. Su orgullo, su alma de Slytherin, no podía soportar esa idea.
-No quiero que venga-La respuesta salió más dura de lo que pretendía. -No después de lo que pasó-
Blaise suspiró y se inclinó hacia atrás en su silla.
-Entonces, ¿qué vas a hacer, Draco?-preguntó, un toque de sarcasmo en su tono.
-¿Vas a seguir ignorándolo hasta que te mueras por dentro?-
Draco cerró los ojos, sabiendo que la respuesta no sería sencilla.
Pero lo que no sabía era cuánto tiempo más podría soportar la distancia.
La verdad era que ni siquiera él mismo podía entender por qué lo sentía tan profundamente.
Harry, por otro lado, continuaba su camino por el castillo, buscando una salida a todo esto.
Se había hecho el propósito de alejarse de Draco, de seguir adelante con Ginny, como si nada hubiera pasado.
Pero la conexión era imposible de ignorar.
Cada vez que pasaba cerca de Draco, sentía el tirón en su pecho, una necesidad urgente de acercarse, de hacer algo.
Finalmente, llegó a un punto en el pasillo donde se encontraba frente a la puerta de los dormitorios de Slytherin. Su respiración se aceleró.
No quería hacer esto. No quería ser el que cediera, el que se humillara, pero no podía mantenerse alejado.
La marca, el vínculo, lo llamaban.
La necesidad de Draco lo llamaba.
Cuando levantó la mano para tocar la puerta, se detuvo. ¿Qué haría si Draco lo rechazaba otra vez? ¿Y si no lo aceptaba?
Dio media vuelta y regreso a su habitación, era lo mejor.