Capítulo 11 - "El Vínculo Que Queda"

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La habitación de Draco estaba oscura, el aire tenso, lleno de la frustración que lo consumía.

Estaba tendido en su cama, mirando fijamente al techo.

Su mente, aunque se decía a sí mismo que debía calmarse, no dejaba de girar en círculos.

Había pasado un mes desde la última vez que estuvo con Potter, y aunque había intentado convencerse de que no quería que las cosas fueran diferentes, su pecho dolía.

Sentía el eco de la marca, esa conexión que aún existía entre ellos, pero Potter lo había ignorado completamente.

Draco frunció el ceño y, apretando los dientes, trató de llamar a Potter nuevamente, utilizando el débil vínculo que quedaba.

-Potter-murmuró, casi en un susurro.

Su voz se rompió un poco al decir su nombre.

Pero al no recibir respuesta, su frustración creció.

¿Por qué Harry lo estaba ignorando? ¿Por qué no lo buscaba como debía?

El vínculo entre ellos había quedado débil, pero existía, y de alguna manera, Draco sentía que aún lo podía llamar.

Sin embargo, todo lo que recibía a cambio era vacío.

Era como si Harry estuviera completamente ausente.

Draco cerró los ojos y se revolvió en la cama, sin poder dejar de pensar en la última conversación que tuvieron.

"Nada ha pasado entre nosotros, Potter," había dicho Draco, y lo había dicho en serio había sido él quien empujó todo eso a un lado.

Había rechazado a Harry, convencido de que no necesitaba de un Alfa, de nadie que no fuera él mismo.

Y ahora, ese rechazo le dolía más de lo que esperaba.

Pero lo que más le molestaba era que Harry lo aceptó. Potter no lo buscó más, no trató de corregir las cosas, y eso lo carcomía.

Lo había rechazado, pero lo que realmente le frustraba era que Harry lo hubiera dejado ir sin luchar.

-Maldito Potter-gruñó entre dientes. La verdad le dolía, pero no podía dejar de sentirse herido.

Mientras Draco estaba en su habitación sumido en sus pensamientos, Pansy y Blaise entraron, sorprendidos al ver el ambiente sombrío.

Blaise alzó una ceja, olfateando el aire. Algo en el ambiente le parecía extraño.

Un aroma melancólico, triste, que flotaba en la habitación.

Pansy, al entrar, también lo notó.

Su rostro se suavizó, y sin decir una palabra, se acercó a Draco.

-¿Qué está pasando, Dray?-preguntó con suavidad, aunque ya sabía que algo no iba bien.

Draco no les miró.

Estaba demasiado molesto para preocuparse por lo que pensaran.

-Nada-respondió con indiferencia, aunque la tensión en su voz era evidente.

Pero Pansy no se dejó engañar.

Se acercó más y observó el pequeño nido que Draco había formado en su cama.

La evidencia estaba ahí, clara como el agua.

El nido, la fragancia que aún lo impregnaba, los restos del Alfa de Harry, aunque ya no tan intensos, seguían presentes en la habitación.

Blaise observó el nido y luego se volvió hacia Pansy.

-¿Crees que...?-empezó a preguntar, pero se detuvo, como si no quisiera terminar la frase.

Pansy lo miró, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y comprensión.

-Es obvio-murmuró ella, antes de mirar a Draco- Potter, Tú y él.

Draco apretó los dientes y se incorporó en la cama.

-¡No digas su nombre!-explotó, su tono ácido. No podía soportar oírlo más, no podía soportar pensar en cómo Harry lo había dejado.

Blaise, observando la reacción de Draco, se acercó cautelosamente.

-¿Por qué no lo llamas, entonces? Si estás tan molesto, ¿por qué no le hablas?-

Draco dejó escapar una risa amarga.

-Porque lo rechacé. Y lo que más me molesta es que él lo aceptó-

Pansy lo miró con una expresión de entendimiento, pero también de preocupación.

-Draco, no puedes esperar que Harry se quede atrás esperando a que lo llames. Tú también lo rechazaste, y aunque te duela, las cosas no pueden ser tan fáciles-

Draco se levantó de la cama, evitando mirarlos a los ojos.

El vínculo, aunque débil, lo mantenía agobiado.

Sentía la necesidad de Potter, la necesidad de que Harry lo buscara, pero algo dentro de él le decía que eso ya no iba a pasar.

La marca de Harry había quedado atrás, y con ello, la promesa no cumplida.

---

En otra parte de Hogwarts, Harry también sentía el vacío.

Aunque había estado ocupado con Ginny y había intentado continuar con su vida, algo seguía atormentándolo.

El Alfa de Harry sentía la frustración del Omega de Draco, el dolor del rechazo, pero él mismo se había negado a buscarlo más.

Después de todo, Draco había sido el que decidió terminar todo, ¿no?

Pero a pesar de todo, Harry no podía ignorar la sensación de que algo faltaba.

Sabía que el vínculo con Draco nunca desaparecería por completo, incluso si ya no se marcaban.

Y cada vez que pensaba en el desprecio de Draco, su corazón se apretaba. ¿Estaba haciendo lo correcto al no buscarlo? ¿Era posible que estuviera tomando el camino equivocado?

Pero el Alfa de Harry también estaba herido, y su orgullo, como el de Draco, lo mantenía alejado. La guerra interna entre sus deseos y su sentido del deber lo estaba desgastando.

Esa noche, mientras Draco trataba de descansar, el eco del vínculo lo seguía perturbando.

Podía sentir la presencia de Harry cerca, pero no podía dejar de preguntarse si realmente le importaba.

Podía sentir a su Alfa, pero ¿era suficiente? ¿Acaso los dos estaban condenados a seguir viviendo en este limbo sin respuesta?

El aroma triste en la habitación era prueba de que no todo había terminado entre ellos.

Y mientras Draco se sumergía en su confusión, Harry, desde su lugar, también enfrentaba la incertidumbre.

𝓗𝓪𝓻𝓬𝓸-𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora