-¿Quién es mi Omega? -gruñó Harry, su voz grave, ronca, con un filo de amenaza en cada palabra.
Draco no respondió de inmediato, su orgullo luchando contra su cuerpo.
Entonces un dedo lo rozó justo ahí, provocándole un espasmo que lo dejó sin aire...
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La luz era suave, cálida, y el olor a pociones recién hechas impregnaba el aire.
Draco parpadeó con pereza, sus pestañas pesadas temblando mientras abría los ojos.
El techo familiar de su habitación en Hogwarts lo recibió con tranquilidad.
Estaba en su cama, envuelto en sábanas frescas y con la túnica doblada cuidadosamente a un lado, todo se sentía, distinto.
-¿Estás despierto, querido?-
La voz de Pomfrey lo sacó del letargo. Estaba sentada junto a su cama, revisando un par de frascos y haciendo pequeñas anotaciones con su pluma mágica.
Draco carraspeó, sintiendo su garganta seca.
-¿Qué...? ¿Qué hora es?-
-Pasó tu estro-respondió con suavidad-El calmante que te dio el señor Potter fue muy potente, no despertaste hasta esta mañana.
Draco frunció el ceño, recordando fragmentos, 2l pasillo, el calor, Potter.
El nido.
Las mantas. La marca.
Y luego... nada.
Pomfrey sonrió mientras levantaba con cuidado la sábana y le daba un vistazo a su muslo.
-Tienes una marca muy bonita, por cierto.
Draco alzó una ceja, con ese gesto orgulloso que se le daba tan bien.
-Por supuesto que es bonita-replicó-Soy un Malfoy, hasta las mordidas me quedan bien-
Pomfrey se rió suavemente.
-Es casi simétrica, muy precisa, Aunque fue hecha bajo tensión, se nota el control- Luego lo miró con un poco más de seriedad.
-Sabes que, aunque sea una marca temporal, significa algo más profundo-
Draco asintió despacio, tocando con dedos suaves el borde de su muslo. Estaba caliente. Palpitante. No dolía, pero ardía como una promesa.
-¿Qué significa exactamente?-preguntó, aunque lo sabía. Solo quería escucharlo de alguien más.
-Significa que, aunque no haya vínculo completo, tu Omega lo reconoció. Y tu Alfa también-
Pomfrey lo miró con delicadeza.
-No pueden ignorarlo del todo. Y si quieres que cicatrice adecuadamente, tu Alfa debería lamerla con frecuencia, dos o tres veces cada dos días-
Draco se sonrojó, lo cual era una rareza digna de leyenda. -¿Y si no quiero que sane?
Pomfrey alzó una ceja, con una sonrisita divertida.
-Entonces prepárate para un vínculo más serio del que crees, joven Malfoy-
Draco suspiró, hundiéndose en las sábanas, y cerró los ojos solo por un momento. -Genial. Ahora tendré que dejar que Potter me lama la pierna como si fuera suyo.
-Técnicamente, ya lo hiciste-comentó Pomfrey sin alzar la vista.
-No lo digas así. Hace que suene peor-
Pomfrey se echó a reír mientras recogía sus cosas, dejándolo solo con sus pensamientos, y con esa marca en el muslo que ardía dulcemente.
Y en el fondo, lo sabía.
Muy en el fondo, le encantaba.
Dos días sin clases.
Eso era raro incluso para Harry Potter.
Ron y Hermione lo sabían, lo sentían. Y cuando Hermione lo sentía... bueno, no había escapatoria.
-Algo no va bien-murmuró ella mientras subían las escaleras a los dormitorios de Gryffindor-Lo huelo desde la entrada de la torre.
Ron frunció el ceño.
-¿Hueles qué?-
Hermione lo miró con fastidio. -El Omega. Muy posesivo, pegado a Harry-
Ron arrugó la nariz.
-¿Omega? ¿Quién demonios...? ¡Espera! ¿Estás diciendo que Harry...?-
-Está cubierto en ese aroma. Como si se hubiera revolcado en él.
Ron parpadeó con incomodidad. -No necesitaba esa imagen, gracias-
Al llegar a la puerta del dormitorio, Hermione empujó suavemente. No necesitaba permiso.
Era Hermione, después de todo.
El golpe de feromonas los recibió como un muro invisible. Un aire espeso, cargado, sofocante.
Hermione se detuvo en seco.
Incluso Ron se llevó una mano a la nariz, con los ojos entrecerrados.
-Joder, parece que algo se murió aquí-
-No se murió nada-gruñó una voz desde la cama.
Harry estaba sentado en su cama, en pijama, sudado, despeinado y con la mandíbula apretada.
Sostenía un pañuelo presionado contra su rostro. Su respiración era pesada. Las venas de su cuello palpitaban. Y sus pupilas, dilatadas.
Hermione se acercó, preocupada.
-Harry... ¿qué está pasando? ¿Estás en celo? ¿Estás-?
El gruñido la interrumpió.
Un gruñido gutural, profundo, de advertencia.
Por primera vez, Hermione Granger, Omega orgullosa y lógica, retrocedió.
Harry la miraba como un Alfa en alerta. Y lo era.
-Váyanse -dijo con voz ronca-No puedo controlar esto si ustedes siguen aquí. Ni tú, Hermione. Y Ron... tú tampoco puedes respirar bien, ¿cierto?-
Ron negó con la cabeza, tosiendo.
-No, tío, es como estar atrapado en el baño de los Slytherin después de que alguien lanza un hechizo de perfume.
Harry suspiró, limpiándose el sudor con el pañuelo. -Es Draco-
Hermione arqueó una ceja. -¿Malfoy?
-Es Omega-dijo Harry- Dominante. Muy dominante-
Levantó el pañuelo, mostrando las manchas con saliva.
-Su olor no se va. Y el mío tampoco. Se mezclaron-
Hermione se quedó helada.
Ron balbuceó: -¿Draco Malfoy es un Omega? Pero si ustedes... o sea... siempre pelean como dos Alfas en celo-
Harry bufó.
-Tal vez por eso-
Luego los miró con una mezcla de desesperación y súplica.
-Por favor... salgan. No quiero gruñirles otra vez-
Hermione asintió, tomándolo del brazo por un segundo. -¿Te está costando respirar?-
Harry apretó el pañuelo.
-Me está costando no ir a buscarlo para lamerle la maldita marca-