Capítulo 11

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Nolan

El papá de Olivia me miraba desde la sombra del porche. Había algo en su tono... no era una simple charla casual. No esta vez.

—Claro, señor Hall. —respondí, un poco desconcertado.

Él asintió y con un gesto de cabeza me indicó que lo siguiera.

—Ven, sentémonos un momento.

Caminamos en silencio hasta un par de sillas de madera que estaban al fondo del patio. Me senté a su lado, sintiendo el peso de lo que estaba por venir incluso antes de que hablara. El señor Hall suspiró, con la mirada fija en algún punto del jardín oscuro.

—Hoy ha sido un día… que no pensé que llegaría tan rápido —dijo con la voz cargada de emociones contenidas—. Acabo de conocer al novio de mi hija.

Tragué saliva. Ya sabía hacia dónde iba esto.

—Y la verdad... no sé si estoy siendo solo un padre paranoico o si simplemente soy bueno leyendo intenciones —continuó—. Ese muchacho… Ryan… no ve a Olivia con ojos de amor.

Se quedó callado por un segundo, como si estuviera ordenando sus pensamientos.

—La mira como si quisiera algo de ella… no a ella. Los ojos nunca mienten, Nolan.

En ese instante supe que yo no estaba loco. Que no era el único que lo sentía. Ryan era un cretino, un impostor. Fingía ser un tipo encantador frente a Olivia, pero yo podía ver más allá. Sabía que en cualquier momento iba a mostrar su verdadera cara.

—Ojalá esté equivocado —dijo, suspirando—. De verdad, lo deseo. Porque si ese chico le hace daño a mi niña… no sé cómo voy a manejarlo. Ella es buena. Demasiado. Y no quiero que la usen… ni que la dejen rota.

Lo miré. Ahora sí me estaba observando directamente.

Se pasó una mano por el rostro, con un gesto de agotamiento y preocupación.

—Lo único que quiero… —dijo con un suspiro largo— es que mi hija sea feliz. Que tenga a su lado alguien que la ame, que la cuide… y que la valore.

Me sostuvo la mirada.

—Y te pido un favor enorme, Nolan.

Sentí mi corazón acelerarse.

—Confío en ti. Solo en ti. Te conozco desde que eras pequeño. Y sé el tipo de chico que eres. Siempre lo has demostrado. Y aunque te fuiste un tiempo… sé que sigues siendo el mismo.

Yo no dije nada. Esperé.

—Cuídala —dijo con firmeza—. Si algo pasa… si ves algo, si notas algo que ella no vea... protégela. Aunque no te lo pida. Aunque se enoje. Solo... cuida de mi hija, ¿sí?

—Lo haré —respondí—. Siempre lo he hecho. Olivia… es muy importante para mí.

Él sonrió, suave, pero con cierta tristeza detrás.

Luego se inclinó hacia mí un poco y dijo:

—Lo sé, Nolan. Y por eso... no te duermas en los laureles. A veces, cuando uno sabe lo que siente, no necesita decirlo. Pero sí demostrarlo.

Me quedé en silencio. Esa frase… me golpeó más fuerte de lo que debería.

Asentí, sintiendo un nudo en la garganta.

Él se puso de pie, dándome una palmada en el hombro, y luego caminó de regreso a la casa, dejándome ahí, solo, con el corazón revuelto y la cabeza llena de pensamientos.

***

El sol pegaba fuerte esta tarde, pero no lo suficiente como para molestarme. Estaba concentrado, enfocado en los entrenamientos, en cada pase, cada corrida. Sentía que finalmente empezaba a recuperar el ritmo. Me gustaba estar en la cancha.

Eres para mí ♡ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora