Capítulo 5 - La tormenta del deseo

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La Sala los recibió con un espacio oscuro, cálido, apasionado

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La Sala los recibió con un espacio oscuro, cálido, apasionado.

Un gran nido los esperaba: suaves mantas de tonos rojizos, almohadas con texturas que parecían respirar deseo.

El aire era denso. Palpitante.

Draco era un Omega dominante.

Y en el trayecto, su cuerpo ya había respondido.

Había arañado a Harry.

Lo había mordido. Posesivo.

Las mantas rojizas se extendían como lava fundida en el suelo, formando un nido amplio, profundo, acogedor.

Almohadas mullidas, texturas suaves, un perfume dulce flotando en el aire... pero Harry supo de inmediato que algo no estaba del todo bien.

Draco no entró.

Su cuerpo temblaba entre sus brazos, sus mejillas rojas, los ojos húmedos pero se resistía.

Como si el nido mismo le provocara rechazo.

-Malfoy... -susurró Harry, acercándose-Tienes que descansar. Estás...

-No-gruñó el rubio, interrumpiéndolo con la voz ronca, grave, impregnada de estro-No voy a meterme ahí-

Harry parpadeó, confundido.

-¿Por qué?-

Draco lo miró con rabia contenida, con el orgullo herido y la necesidad temblando en cada palabra.

-Porque no huele a ti-

Su voz salió en un suspiro que casi fue un gemido.

-No me meto en un nido que no me pertenece-continuó, con la respiración agitada-Que no huele a mi Alfa-

Harry sintió cómo todo en su interior se agitaba.

Su Alfa.

El instinto rugió dentro de él, como si cada fibra de su cuerpo entendiera lo que se le estaba pidiendo.

No era sexo lo que Draco buscaba.

Era pertenencia.

Era vínculo.

Harry tragó saliva, sintiendo cómo su pulso se aceleraba.

El deseo era tan fuerte que dolía.

Pero se contuvo. Aún.

Draco retrocedió un paso, tambaleándose, y Harry lo sostuvo antes de que cayera.

-Hazlo tú-susurró Draco, contra su pecho, con la voz jadeante- Marca el nido. Hazlo tuyo-

Harry se quedó quieto unos segundos.

Luego asintió.

Soltó a Draco con cuidado y se acercó al nido.

𝓗𝓪𝓻𝓬𝓸-𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora