Capítulo 9

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El domingo llegó más rápido de lo que esperaba. Literalmente sentí que parpadeé y ya estaba vestida, peinada y metida en la cocina con mamá, ayudándola con los últimos detalles de la barbacoa familiar.

¿Estoy nerviosa? No, estoy en modo pánico.

Hoy Ryan conocería a toda mi familia.

Mamá me pidió que llevara unos snacks al patio, así que agarré la bandeja con papitas, dips y panecitos y salí al patio, cuidando de no dejar caer nada, aunque, sinceramente, ni siquiera podía concentrarme del todo. Tenía tantas mariposas en el estómago que empezaban a sentirse como murciélagos.

Ahí estaba Nolan, agachado junto a Chispitas, riéndose mientras el peludo le saltaba alrededor moviendo la cola como loco. Nolan levantó la vista y sonrió.

-¿Te ayudo con eso? -preguntó, tomando con cuidado la mitad de la bandeja sin esperar respuesta.

-Gracias -dije, algo sorprendida de verlo ahí. Aunque, en el fondo, no tanto.

Mi papá lo había invitado, obvio.

Siempre lo hacía.

Desde niños, Nolan era casi parte del inventario familiar en las barbacoas de los domingos. Y por lo que se ve... eso no iba a cambiar solo porque él se había ido por 4 años.

Llegamos juntos a la mesa del patio y empezamos a acomodar los snacks en los platos. Nolan me miró de reojo, curioso.

-¿Estás bien? Te ves un poco... tensa.

Dudé. Por un segundo pensé en decir que todo estaba bien, que solo era el calor o lo cansada que estaba. Pero ¿para qué? A él no podía mentirle.
Solté el aire lentamente.

-Ryan va a venir hoy.

Nolan dejó el paquete de panecillos que tenía en la mano y me miró en silencio. Su expresión cambió.

Se le borró la sonrisa.

Sus ojos se oscurecieron un poco, como si acabara de recordar algo que no quería.

-Ah -fue todo lo que dijo.

-Me alegra que estés aquí -añadí con sinceridad, intentando que mi voz sonara ligera-. Así tengo a alguien de mi lado... por si todos se ponen intensos con Ryan.

Su boca se curvó apenas en una sonrisa ladeada, pero no era de las de verdad. Era de esas que usaba cuando se obligaba a parecer relajado, aunque no lo estuviera en lo más mínimo.

-¿Y qué te hace pensar que yo no me uniré al grupo de los intensos?

Lo fulminé con la mirada.

-Porque eres mi mejor amigo -dije, cruzándome de brazos-. Y eso te obliga a estar de mi lado.

Nolan suspiró, bajando un poco la mirada antes de volver a alzarla y asentir.

-Está bien, Liv. Estoy de tu lado.

Pero su voz tenía una nota distinta. Una especie de peso invisible que no supe cómo leer del todo.

Una vez todo estuvo puesto sobre la mesa del patio, me giré hacia Nolan.

-Ven, acompáñame a la cocina. Compraron comida como si fuéramos a alimentar a un ejército y todavía falta sacar más cosas.

Él asintió sin quejarse y entramos juntos a la casa. Mamá estaba en la cocina organizando unos postres en una bandeja, así que nos unimos a la misión como buenos soldados en plena guerra de barbacoa familiar.

-¿Sabes en dónde están los jugos? -pregunté, abriendo la nevera.

-Revisé la hielera y no hay nada frío todavía -respondió Nolan, echando un vistazo al congelador.

Eres para mí ♡ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora