Entre el amor y la amistad

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Ben no iba a dejar sola a Addy, no después de lo que había dicho y de cómo había salido corriendo en dirección a su habitación. Evie, Jay y Mal lo siguieron, mientras que Carlos tomó otra dirección sin decir una palabra.

Cuando los chicos llegaron a la puerta de la habitación de Addison, se dieron cuenta de que la había cerrado con llave. Ben se acercó y apoyó una mano en la madera, tratando de calmar su respiración antes de hablar.

—Addy, abre la puerta—pidió con voz suave—. Yo solo quiero hablar contigo.

—Vete—respondió ella entre sollozos.

Antes de que alguien más pudiera intervenir, Carlos regresó junto con Jane, quien se veía visiblemente preocupada. La chica apenas tardó un segundo en analizar la escena antes de preguntar:

—¿Qué le pasó?

Ben la miró con desesperación y luego desvió la vista.

—¿Lo sabías? —preguntó en voz baja.

—¿Sabía qué cosa? —preguntó Jane, frunciendo el ceño.

—Que le gustaba Audrey.

Jane se quedó en silencio, lo que fue suficiente para que Ben entendiera la respuesta.

—Diablos—susurró, pasando una mano por su cabello.

—Ella me dijo que no te lo contara, quería decirlo ella misma—explicó Jane con un suspiro.

—Pues no resultó muy bien—murmuró Evie.

—¿Cómo fue que pasó? —preguntó Jane, mirándolos a todos.

—Discutimos y, al parecer, ya no pudo seguir ocultándolo—admitió Ben, bajando la mirada—. Me siento terrible.

—No tienes por qué—intentó tranquilizarlo Jane.

—¿Por qué no? Yo estaba feliz con mi exnovia mientras ella sufría al verme con Audrey. Soy un mal amigo.

—Ben, escúchame. Addison tal vez ni siquiera esté enamorada de verdad. Me contó que solo la vio en un sueño y que eso la marcó. Tal vez se aferró demasiado a esa imagen y con el tiempo se le pase.

—O tal vez no—intervino Mal.

—¿A qué te refieres? —preguntó Evie.

—Tal vez Addy la haya visto en un sueño, pero eso no significa que sus sentimientos no sean reales. Ella sufre por esto.

—Lo sé—murmuró Jane—. Pero no me gusta verla así.

—Todo el mundo tiene que sufrir en algún momento, sea bueno o malo—dijo Mal con seriedad.

—Pero Addy no se lo merece—dijo Carlos con el ceño fruncido.

Para todos ellos, Addison era una persona noble y generosa, alguien que no merecía pasar por una situación dolorosa como esa. Verla así les dolía a todos.

—¿Puedes hacer que nos abra la puerta? —preguntó Jay a Jane.

—Puedo intentarlo…

Jane se acercó a la puerta y dio un par de golpes suaves.

—Les dije que se fueran—se escuchó la voz apagada de Addison desde adentro.

—No recuerdo que me hayas dicho eso a mí—respondió Jane con una leve sonrisa.

Hubo un silencio prolongado antes de que la puerta se abriera ligeramente. Addison no se dejó ver del todo, pero extendió su brazo. Jane tomó su mano y entró, cerrando la puerta tras ella.

Addison se dejó caer en la cama con la mirada perdida en el techo. Jane se sentó a su lado y la observó con tristeza.

—Lo siento—murmuró Addison.

—¿Por qué? —preguntó Jane, confundida.

—Te dije que no haría ninguna locura, pero en cuanto te fuiste, hice justo eso. Soy de lo peor.

Jane le dio un suave empujón en el hombro.

—No digas eso. Lo importante ahora es cómo te sientes.

—Terrible, pero al mismo tiempo siento que me he quitado un peso de encima.

—Me alegra escucharlo.

—¿Ben está molesto? —preguntó Addison, con algo de temor en su voz.

Jane suspiró.

—Un poco.

Addison cerró los ojos con fuerza.

—Pero…—continuó Jane.

—¿Pero qué?

—No está molesto porque te guste Audrey. Está molesto consigo mismo por haberte hecho sufrir sin darse cuenta.

Addison se mordió el labio inferior. Había sido injusta con Ben. En realidad, él no tenía la culpa de lo que ella sentía.

—Pero él no…—intentó decir.

—Lo sé, pero eso debes explicárselo tú—dijo Jane—. Y yo estaré ahí, tomándote de la mano.

Addison la miró por un momento y luego tomó aire. Jane tenía razón. Necesitaba hablar con Ben y aclarar todo. No podía dejar que su amistad se fracturara por algo que no era su culpa.

Se puso de pie y caminó hacia la puerta con determinación. Jane sonrió y la siguió de cerca.

Era el momento de enfrentar la realidad.

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