Pasamos la tarde hablando de todo, mientras yo le hacía preguntas que Nolan respondía con medias verdades. Sabía que estaba ocultando muchas cosas, pero decidí no presionarlo.
Cuando el cielo comenzó a teñirse de tonos naranjas y morados, mi celular vibró en mi bolsillo. Lo saqué y vi un mensaje de mi mamá:
"Cariño, ya llegamos a casa. ¿Dónde estás?"
Me levanté de golpe.
—¡Mierda! —exclamé, guardando el teléfono rápidamente.
Nolan me miró con curiosidad.
—¿Qué pasa?
—Mi mamá ya llegó, tengo que irme —dije, tomándolo del brazo y tirando de él sin pensarlo.
—¿Y por qué me arrastras a mí? —preguntó con una ceja levantada, sin oponer resistencia.
—Porque vienes conmigo —respondí sin más.
Nolan se detuvo en seco, obligándome a girarme para verlo. Una sonrisa ladina apareció en su rostro.
—Vaya, Olivia, si querías llevarme a tu casa, solo tenías que pedírmelo con dulzura —dijo en un tono insinuante.
Sentí el calor subirme al rostro.
—¡No digas estupideces! —exclamé, dándole un ligero empujón en el pecho.
Él se echó a reír, siguiéndome finalmente.
—Solo digo que podrías haberlo hecho de una manera menos brusca.
—Oh, sí, claro, como si fueras a decir que sí sin arrastrarte —repliqué con sarcasmo.
—Tienes razón, me conoces demasiado bien —admitió con una sonrisa divertida.
Antes de salir de su casa, vi a la señora Morgan sentada en el sofá con una taza de té en las manos. Me detuve y me giré hacia ella.
—Señora Morgan, ¿puede Nolan ir a mi casa a saludar a mis padres?
La abuelita de Nolan rió con ternura.
—Esto es como los viejos tiempos. Siempre eras tú quien lo sacaba de su habitación cuando no quería salir.
Nolan rodó los ojos.
—No exageres, abuela.
Ella le sonrió y asintió.
—Por supuesto que tienes permiso, cariño. Olivia, cuídalo.
Le sonreí con complicidad.
—Siempre.
Y con eso, tomé nuevamente del brazo a Nolan y lo arrastré hacia la puerta. Él solo suspiró, resignado.
Decidí que sería más rápido cruzar por el patio en lugar de dar toda la vuelta hasta la puerta principal.
—Vamos por aquí —dije, señalando la pequeña puerta de madera en la cerca que separaba nuestros jardines.
Nolan asintió y caminamos juntos en silencio. La brisa nocturna era fresca y agradable. De reojo, lo miré y fruncí el ceño.
—¿Por qué creciste tanto…? —pregunté con fingida molestia—. Cuando teníamos doce años, yo era más alta que tú.
Nolan sonrió con diversión y se encogió de hombros.
—Supongo que la genética finalmente hizo su trabajo. O tal vez fue la comida en Londres… aunque, siendo sincero, extraño la de aquí.
Solté una risa leve.

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Eres para mí ♡ [Completa]
Teen FictionOlivia Hall siempre ha soñado con un amor como el de sus padres: intenso, verdadero y capaz de superar cualquier obstáculo. Por eso, cuando Ryan, el chico más popular del instituto, empieza a demostrar interés en ella, Olivia cree que por fin ha enc...