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— 🍂 ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ
Emily sonrió mientras terminaba de sujetar el último mechón de cabello de Kalani con una pinza delicada.
- Lista - Anunció, dando un paso atrás para admirarla - Te ves preciosa, Kal.
Kalani observó su reflejo en el espejo. Emily le había ayudado a alisar su cabello y a maquillarla de manera sutil pero favorecedora. Su vestido, uno sencillo pero elegante, le quedaba a la perfección. Se veía bien, pero su expresión no era la de alguien emocionada por una fiesta.
Emily se cruzó de brazos y la miró con curiosidad.
- ¿Qué pasa? ¿No querías ir?
Kalani suspiró, alisando las arrugas imaginarias de su vestido.
- Sí, sí quería. Pero... - Hizo una pausa, mordiendo su labio - Paul no va a ir conmigo.
Emily arqueó una ceja.
- Eso ya lo sabías, ¿no? Desde que Jacob te pidió que lo acompañaras.
- Sí, pero una parte de mí tenía la esperanza de que cambiara de opinión - Kalani se dejó caer en la cama con un suspiro - Jake lo convenció de dejarme ir diciéndole que yo tenía muchas ganas de ir... pero cuando le pregunté si él quería acompañarme, me dijo que no sin pensarlo dos veces.
Emily sonrió con ternura y se sentó a su lado.
- Sabes cómo es Paul. Apenas y tolera estar cerca de los Cullen en circunstancias normales, mucho menos en una fiesta.
- Lo sé... - Admitió Kalani - Pero igual me hubiera gustado que quisiera ir conmigo.
Emily le dio un pequeño empujón con el hombro.
- No significa que no quiera estar contigo, solo que odia a los Cullen más de lo que te ama.
Kalani bufó con una sonrisa - Eso no me hace sentir mejor.
- Lo sé - Rió Emily - Pero intenta disfrutar la noche, ¿sí? Si Paul se pone insoportable después, puedes recordarle que fue él quien decidió no ir y que ahora no tiene derecho a quejarse.
Kalani rió, sintiéndose un poco mejor.
- Tienes razón.
Emily se levantó y le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie.
- Ahora ve y diviértete. No todos los días tienes la oportunidad de ir a una fiesta en la casa de los Cullen sin que termine en una pelea de manada.
Kalani tomó aire, cuadró los hombros y le dedicó una sonrisa segura a su cuñada.
- Tienes razón.
- Exacto. Y quién sabe, tal vez logres que Jacob deje de hablar de Bella por cinco minutos.