Hilos Carmesí | Jujutsu Kaisen X [Tn] (Masculino)

T3 - La muerte de Itadori

Sorry por la demora, pero se me borraron las 3000 palabras y lo acabé como pude.

Por mis santos cojones salía hoy

______________

Las últimas semanas, Yuji Itadori había sido sentenciado a muerte y junto a él, toda persona que interfiera en su asesinato.

Esto tras los últimos acontecimientos en Shibuya, lugar que sufrió de los peores atentados en los últimos años en cuanto a lo que hechicería se refiere.

El único que estuvo a su lado en todo este tramo de tiempo, fué su hermano mayor Choso.

Quien observaba con algo de lástima como Yuji se tapaba el rostro con sus manos, mientras estaba sentado en unas escaleras.

Era leve, pero podía escuchar el sollozo que este estaba teniendo.

No le gustaba verlo así, pues al fin y al cabo, son hermanos.

-Yuji ¿Como van tus heridas?

El comentario hizo que este se limpie rápidamente las lágrimas con sus manos y se ponga de pie.

No quería que lo vieran así.

-Estoy bien. Mis heridas se recuperaron bastante rápido.

-Se debe a Sukuna. Su influencia en tu cuerpo es notable, incluso se puede percibir ese aura a través de tí.

-Tsk.. Eso no me alienta mucho.

Choso se posó al lado de Itadori, poniendo una de sus manos en el hombro del menor.

Aquello era más que un simple conforte. Era para demostrar, que su apoyo era algo mucho más que un simple capricho.

Era una ayuda incondicional.

-Sabes que podemos volver en cualquier momento a la escuela ¿Verdad?

-No se trata de querer o no.... Sukuna está tramando algo con Fushiguro, y yo estoy cansado de arruinarle la vida a los demás...

-Tu no hiciste nada, Yuji. Grabatelo bien, no es tu culpa.

El pelirrosa suspiró y se puso de pie, volteando a verlo con una expresión tambaleante.

Todo dentro suyo se sentía culpable, a pesar de haber escuchado continuamente que eso no era así.

No podía evitarlo, pues en cada momento que se detenía a asimilar lo sucedido, todos esos horribles recuerdos volvían a aparecer.

Los gritos.

Los llantos.

La sangre. Mucha sangre.

Todo de tirón y sin remordimiento, golpeando una y otra vez el cerebro del aún inexperto chico.

Quien solo quería seguir protegiendo a los demás.

Y como si de una broma cruel del destino se tratase, terminó causando infinitas muertes en personas que poco o nada tenían que ver.

Todo, por culpa suya.

-¿Por qué te quedaste conmigo? Yo maté a tus hermanos y aún sigues aquí...

La pregunta tomó a Choso desprevenido, pero no se inmutó.

Hace mucho había encontrado la respuesta a eso.