Gala y Tariel se acercaron a las tres jovencitas, que lucían aterradas.
—¿Cuáles son sus nombres? ¿Cómo llegaron aquí?
—U-Un señor nos dijo que... Q-Que nos llevaría hasta una fiesta —sollozó una de ellas.
—D-Dijo que estaba al otro lado del puerto, en una isla privada. Qué estúpidas fuimos —secundó otra llorando.
Y la tercera, sólo estaba en shock, sin poder pronunciar palabra alguna, sólo llorando.
—Aquí estarán seguras. Mi nombre es Gala, ella es Tariel, y esta es la casa del príncipe Mofak, aquí nadie podrá hacerles daño.
—S-Sólo queremos volver con nuestras familias, por favor —le suplicó la rubia.
—Lamentablemente, ya ninguna puede volver al mundo humano —pronunció con pesar Tariel, en un tono bajo.
—¿Cómo que no? —le inquirió Gala con el ceño fruncido.
La rubia negó con la cabeza, desviando la mirada un momento hacia Ivanska y Mofak.
—Nadie puede saber de nuestra existencia... Sé que en el mundo sospechan de lo que ocurrió en las islas, e incluso hay algunos humanos aledaños que saben de nosotros, pero no han hablado. Y aunque lo hicieran, no les creerían, pero a ustedes sí.
—No vamos a decir nada, lo juramos —le dijo una de las muchachas.
—Jamás hablaremos de lo que vimos aquí, ni de ustedes, sólo queremos regresar a nuestro hogar —sollozó una castaña—. Por favor.
—Mofak ¿Podemos hablar un momento? —le pidió Gala, antes de salir de la sala.
—Tariel, Ivanska, lleven a las humanas a la segunda planta, allí una de mis siervas los ayudará a ubicarlas en una habitación —les dijo para luego seguir a Gala hacia la cocina—. ¿Qué pasa?
—¿Es verdad lo que dijo Tariel?
Mofak respiró profundo y luego suspiró, asintiendo con la cabeza.
—En parte.
—¿En parte? Tú... Tú me dijiste otra cosa a mí, Mofak, y yo te creí.
Se acercó a la castaña y la tomó de las manos, mirándola a los ojos.
—Entiendes que dejarte ir ¿Sería poner mi vida en tus manos, Gala?
—Y yo no te fallaría, jamás lo haría, no cuando es algo tan importante.
—Necesito tiempo para poder confiar en ti realmente... No lo tomes como una ofensa, simplemente trata de ponerte en mi lugar.
***
—Estás muy nerviosa, debes intentar calmarte.
—N-No puedo —le dijo en un tono bajo—. Estoy muy preocupada, Ivanska ¿Y si él príncipe viene hasta aquí y-?
—Nadie te hará daño a ti —le aseguró en un tono calmo, tomándola del rostro—. Nadie jamás se acercará a ti para hacerlo.
—I-Ivanska.
El oficial observó a Tariel a los ojos y le sonrió suavemente, acariciando sus mejillas, sintiendo su delicada piel.
—Eres tan hermosa, Tariel... Tan única y perfecta.
El corazón de la jovencita latió rápidamente al escuchar aquello.
—Tú... También lo eres, Ivanska —pronunció tímidamente.
La miró por última vez y desvió la mirada, soltándola, confundiéndola... Un oficial como él jamás podría estar con alguien de la especie de Tariel, y mucho menos con ella, debido a su posición.
—Iré a buscar a Ezlang, quizás si hablo con él y le cuento lo que está ocurriendo, decida volver y poner a ese muchacho en su lugar.
—Pero es peligroso, no sabes en dónde se encuentra, y si te encuentra algún oficial, bajo las órdenes de Tarek, podrían asesinarte, Ivanska.
—Es mi deber como parte de la guardia real, proteger no sólo al rey, sino a su reino también. Estaré bien, no te preocupes —le dijo en un tono calmo.
Pero para Tariel eso era algo imposible ya.
—No vayas, quedate aquí con nosotros... Conmigo.
—Aquí estarás segura, el príncipe Mofak no dejará que les hagan daño. Estarás bien.
***
—Que bonita eres eh —sonrió mirando a su bebé, mientras le daba un biberón y la niña lo tomaba de uno de sus dedos—. Preciosa mi princesa.
—Rey Izlang, lamento irrumpir de este modo, pero tenemos noticias urgentes desde Tamak'Atak —pronunció un oficial entrando a su gran salón.
—¿Qué ocurre? Habla.
—El rey Ezlang ha abandonado su cargo, dejando temporalmente a su heredero, el príncipe Tarek, como rey provisorio de Tamak'Atak. Actualmente no se conoce su paradero, y es el joven príncipe quien gobierna.
—Ezlang abandonando su puesto —pronunció pensativo, sin dejar de mirar a su hija—. ¿Y quién puede decirme con certeza que está vivo?
—Lo está, mi señor, los mismos siervos lo han confirmado. Según nos han informado, el rey no estaba bien de salud, es por eso que se retiró temporalmente de sus funciones, dejando como líder a su hijo.
—Así que no está bien de salud —sonrió levantando la cabeza para ver a su súbdito—. Qué tristeza, pobre rey Ezlang, pobre hermano mío. Preparen una comitiva, iremos a Tamak'Atak.
***
Estaba tranquilo en la cocina de la cabaña, preparando un poco de carne, cuando sintió el aroma de alguien familiar acercarse a ella. Respiró profundo y cerró los ojos, intentando mantener la calma.
Especialmente cuando escuchó que golpeaban la puerta.
—Pasa, Ivanska.
Unos segundos después, el muchacho entró a la casa, dirigiéndose hacia la cocina donde estaba su rey, haciendo una leve reverencia con la cabeza.
—Mi señor, lamento tener que interrumpir su retiro, y más aún para traer malas noticias.
—¿Qué ocurre?
—El joven príncipe Tarek está yendo en contra de sus ideas y ordenanzas, señor. No sólo ha ordenado encarcelar al general-
—¿Qué fue lo que hizo Geliank para que mi hijo tomara esa decisión?
—Aparecieron tres humanas en la costa, fueron llevadas ante la corte real, y el príncipe Tarek ordenó su ejecución por la hoguera. El general se negó a llevar a cabo la orden del príncipe, y es por eso que fue destituido y encerrado.
—No entiendo como tres humanas llegaron hasta la isla... Alguien evidentemente los está acercando hasta aquí.
—Mi señor, con todo respeto, eso en este momento es lo de menos... Su hijo está actuando de forma impulsiva e irracional. Le pido por favor que regrese a sus funciones y ponga orden en el reino.
Ezlang observó al muchacho y luego negó con la cabeza.
—Lo lamento, Ivanska, pero cuando yo ya no esté, mi hijo de todos modos tomará mi lugar... Y es mejor un rey déspota y cruel, que alguien como yo.
—Van a asesinar a tres mujeres inocentes, Rey Ezlang —gruñó—. Las van a quemar simplemente por ser humanas.
—Y quizás sea lo mejor, nada bueno han traído los humanos a esta isla.
...
