Capitulo 11

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Capitulo 11 corregido!!.



El camino hasta la reserva Quileute transcurrió en silencio. Bella (Teresa) miraba por la ventana del auto, observando los densos bosques y la carretera húmeda por la llovizna. Charlie conducía con expresión relajada, pero de vez en cuando le echaba una mirada de reojo.

—Jacob ha estado preguntando por ti —dijo de la nada en la mañana.

Bella lo miró con confusión.

—¿Jacob?

Charlie asintió, sin añadir nada más. Teresa decidió no decir nada. Últimamente estaba lidiando con demasiadas cosas como para añadir otra más a la lista.

Cuando llegaron a la casa de Billy, el hombre los recibió con una gran sonrisa.

—Charlie, Bella, qué bueno verlos.

—Igualmente, Billy —respondió Charlie mientras bajaba del auto.

Bella hizo lo mismo, sintiendo el aire fresco de la reserva en su rostro.

—Hola, Billy.

El hombre la miró con una sonrisa amable.

—Bella, has crecido bastante desde la última vez que te vi.

Antes de que pudiera responder, una voz masculina sonó detrás de ellos.

—¡Hey, Bella!

Bella se giró y vio a un chico alto, de piel cobriza y cabello largo atado en una coleta. Sus ojos oscuros brillaban con entusiasmo.

—¿Vamos a La Push? —preguntó con naturalidad—. Hace mucho que no vas.

Bella se quedó callada por un momento. ¿Se suponía que lo conocía?

—Sí... está bien.

Jacob sonrió aún más.

—¡Genial! Vámonos.

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El sonido de las olas rompiendo contra la orilla y el olor a salitre llenaban el aire en La Push. Jacob y Teresa caminaban por la arena húmeda, sin prisas, disfrutando del sonido del mar.

Teresa llevaba su brazo vendado contra su cuerpo, con cuidado de no moverlo demasiado. Jacob, aunque relajado, de vez en cuando le echaba miradas curiosas, como si esperara que ella recordara algo.

Después de un rato de silencio, Teresa sonrió levemente.

—Sabes, me caes bien.

Jacob la miró con sorpresa y luego sonrió con diversión.

—¿Ah, sí?

Teresa soltó una risa suave.

—Sí, supongo que sí. No sé por qué, pero siento que puedo confiar en ti.

Jacob inclinó la cabeza, mirándola con interés.

—Eso suena a que estás a punto de contarme algo importante.

Teresa respiró hondo.

—Antes de decirte nada... ¿tú crees en la reencarnación?

Jacob frunció el ceño ante la pregunta inesperada.

—Supongo que sí. En mi tribu hay leyendas sobre almas que regresan, algunas para completar algo que dejaron pendiente, otras porque están destinadas a hacerlo. ¿Por qué lo preguntas?

Teresa lo miró con seriedad.

—Porque creo que eso es lo que me pasó a mí.

Jacob parpadeó, confundido.

Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora