15.- ¿Podrás creer de nuevo?

4.8K 522 137
                                        


Dante Lombardi.

Pasé las siguientes semanas intentando ser el mejor paciente que Valentina de Luca pudo haber tenido. Y eso claramente se reflejó en la mejoría de mi pierna.

Seguí las indicaciones de los médicos al pie de la letra, permanecí en cama tanto tiempo que comencé a creer que me quedaría pegado al colchón para siempre, y por primera vez en semanas, dejé que alguien cuidara de mí.

Parece ser que la discusión con Valentina cambió una especie de chip en mi interior, dejé de ignorar las llamadas de mis padres, e incluso permití que mis hermanos vinieran de visita, con los torbellinos de sus hijos.

A pesar de todo lo bueno, el caos afuera continuaba. Tal y como lo temí, fue cuestión de días para que alguien averiguara, (o alguien filtrara) la información de que Val estaba quedándose en mi casa, así que la especulación continúo. Carina se estaba encargando de eso, se emitieron algunos comunicados, pero no hicimos mucho por luchar contra la corriente.

Al final, terminarían olvidándolo.

Y lo cierto es que en casa las cosas poco a poco comenzaban a mejorar, me sentía menos enojado con el mundo. Y Valentina...joder. Esa mujer es como una chispa vibrante que no me permitía apagarme ni por un segundo.

De hecho, tengo que admitir que la echaba de menos cuando el fin de semana llegaba y ella se marchaba a casa de su amiga. Así que me pasaba las siguientes horas ansiando que el lunes llegara para poder verla otra vez.

Me sentía ridículo en ocasiones, ridículo ante la forma en la que mis sentimientos revoloteaban en mi interior, ridículo ante la idea de tener más aprecio hacia Valentina del que debería poseer.

Sin embargo, pese a mis debates internos, cuando ella está cerca...me permito disfrutar de esa cercanía. Disfrutar de su calidez. Y de las malditas sonrisas que cada vez me volvían más loco.

—¿Estás nervioso? —inquiere Valentina cerrando la revista que sostenía entre sus manos para luego dejarla en el estante.

—No —mascullo bloqueando el teléfono para darle toda mi atención.

—Bueno, tal vez hoy te quiten la férula —señala mi pierna —lo cual sería una excelente noticia.

Una sonrisa crispa mis labios.

—Sí, eso sería una buena noticia. Estoy ansiando deshacerme de esta mierda...

—Esa boca —reprende y aprieto los labios intentando contener la sonrisa.

Un corto silencio se instala entre nosotros, la suave música de la sala de espera es lo único que se escucha, mezclándose con las conversaciones que suceden a nuestro alrededor.

—Carina me llamó —dice después de unos segundos —dice que pareces estar ignorando sus mensajes otra vez, así que me pidió que te preguntara si planeas asistir al almuerzo familiar de este fin de semana.

Resoplo. Sí. Estaba evitando responderle a mi hermana porque lo cierto es que, aunque mi enojo con el mundo comienza a disminuir, un almuerzo familiar siempre significa caos. No es que me desagraden, solía amarlos, pero desde el desastre...

—No lo sé. Tal vez vaya.

No me pasa desapercibida la mirada curiosa que Valentina me lanza.

—¿Tal vez? ¿Estás pensando negarte?

Tomo un suspiro. A esta mujer es imposible mentirle, o tal vez es que no quiero hacerlo, porque me siento cómodo hablando con ella.

—No es eso... —me muerdo el labio —es que...

Un desastre llamado amor.(SL#6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora