Eliza
Me la estaba pasando bien, pero verdaderamente extraño a mis padres, a mis amigas, y a la tonta de Emilia.
El no tenerla cerca para decirme que jugáramos fútbol era un alivio, pero ahora lo extrañaba.
No solíamos jugar fútbol de vacaciones, porque siempre me gusto tomar trabajos de medio tiempo, y los días que tenía libre los pasaba con Raúl, bueno, algunos, porque él siempre era comprensible y me dejaba pasar tiempo con Emilia.
―Debo admitir ―lo mire de reojo mientras se sentaba a mi lado―, que llegue a pensar que no te volvería a ver más en la familia ―solté una pequeña risa entendiendo
―Hace unas semanas, tu hermana me pregunto si intentaste comunicarte conmigo cuando vinieron a París
―Me hizo la misma pregunta en unos mensajes
―¿Le dijiste algo?
―Que hablaríamos cuando viniera, pero por el tema de ustedes quizás lo olvido ―asentí, aleje mi mirada de él, pero sentí la suya encima de mi― ¿Tú que le dijiste?
―Que no había necesidad de remover el pasado, ya para este punto nada de eso interesa
―Tiene sentido ―suspiro antes de tomar una copa y darle un sorbo―. Quizás mamá le dijo aquello y le hizo eco, e intento averiguar si es verdad
―Tendría sentido ―solté una pequeña risa negando―, pero descuida, tu hermana jamás sabrá que llegaste a odiarme ―reí un poco más al ver su mirada apenada
―¿Por qué llegaste a odiarla? ―mi risa seso al ver que mi novia había vuelto
―Igual, no es tan grave como parece ―comentó su hermano, mientras se levantaba de la silla y le cedía su lugar a mi novia
―Bueno, los escucho
―Una semana después de que te fuiste ―tome su mano entre la mía―, recibí mensajes de tu hermano preguntando que había pasado, obviamente los ignore todos porque no sabía porque me estaba preguntando eso en esos momentos
―Yo creí que estabas mal por lo que sea que tuvieras en ese momento con Eliza ―empezó a explicar―, porque hasta donde yo me quede, tú más que nadie querías venir a Paris ―me miro de reojo―, así que mi mejor opción era preguntarle a ella
―¿No le respondiste ningún mensaje? ―su mirada quedo en mi
―Después de tres semanas, o algo así ―hice memoria―, le dije que no quería saber nada más de ti, y si quería saber que había pasado que te lo preguntara a ti, porque no habías tenido el valor para decírmelo a mi
―Y como hermano protector, le dije que no hablara mal de ti ―asentí―, pero nunca la odie en realidad, solo odiaba el hecho de que tu estuvieras mal
―Mamá me comento que tú le dijiste que Eliza no quería saber nada de nosotros
―Mamá quería traer a Eliza en unas vacaciones ―aquello me tomo por sorpresa y me hizo mirarlo―, papá dijo que seria buena idea, pero yo les dije lo que recordé de Eliza
―Raphael
―Aclarado el asunto, iré con mi prometida ―dejo la copa en la mesa―, con su permiso, chicas
Al ser nuestro último día aquí, los abuelos de Stella tuvieron una maravillosa idea de una comida al aire libre. Era medio día y nos encontrábamos merendando en el patio de los señores Bonnet.
―Igual si eso pudiera haber pasado, no ibas a venir ¿cierto? ―negué sin mirarla
―Ya iba para un año y el rencor seguía ―suspire―, obviamente no iba aceptar ―tome un poco de jugo para liberar la tensión que estaba en mi― ¿Qué dijeron tus padres? ―cambie el tema

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Una última partida
Teen FictionEliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cuando estaban empezando a descubrir su sexualidad, pero, por cosas de la vida lo de ellas no se pudo...