La mañana comenzó con el mismo nivel de tensión habitual en la mansión Kim.
Jennie bajó las escaleras con su bolso colgado del brazo, lista para ir a la universidad. Pero su humor ya estaba arruinado al ver a Lisa esperándola junto a la puerta con sus brazos cruzados y su expresión imperturbable.
—No me digas que vienes conmigo —dijo con una mueca de fastidio.
—Por supuesto que sí —respondió Lisa sin emoción.
Jennie bufó, abrochándose su abrigo con fuerza.
—Genial. Justo lo que me faltaba, que mis amigos piensen que necesito una niñera.
Lisa ignoró su comentario y le hizo un gesto con la cabeza.
—Vamos. El auto está listo.
Jennie se giró hacia su mayordomo con una sonrisa dulce.
—James, ¿puedes pedir otro auto para mí? Prefiero ir sola.
Antes de que James pudiera responder, Lisa se adelantó.
—No. Solo hay un auto disponible esta mañana.
Jennie la miró con incredulidad.
—¿Disculpa?
Lisa la miró fijamente.
—No tienes opción.
Jennie se mordió la lengua para no soltar un insulto y, con un bufido, se dirigió al auto negro que la esperaba en la entrada. Se subió sin dirigirle otra palabra a Lisa, quien tomó asiento a su lado sin inmutarse.
El chofer puso en marcha el vehículo y el trayecto comenzó en un incómodo silencio.
Jennie sacó su teléfono y fingió ignorarla. Pero Lisa estaba atenta a todo: los autos alrededor, las calles, cualquier movimiento sospechoso.
Y entonces lo sintió.
Esa punzada de advertencia en su instinto entrenado.
Sus ojos se afilaron al notar dos motocicletas acercándose demasiado rápido por los lados del auto.
—Agáchate.
Su tono fue tan serio y bajo que Jennie levantó la vista confundida.
—¿Qué...?
Pero antes de que pudiera preguntar, Lisa la sujetó del brazo y la empujó hacia abajo justo cuando un estruendo sacudió el auto.
¡BANG!
El parabrisas estalló en mil pedazos.
Jennie soltó un grito ahogado mientras el chofer intentaba mantener el control del vehículo.
Lisa ya tenía su arma en mano.
—¡Sigue conduciendo, pero busca una salida! —ordenó con autoridad.
El chofer asintió nervioso mientras Lisa bajaba la ventana y disparaba con precisión hacia la motocicleta más cercana.
Uno de los atacantes cayó al suelo con un alarido de dolor.
Jennie, temblando, se cubrió la cabeza mientras los disparos continuaban.
Lisa la miró rápidamente.
—¡Mantente abajo y no te muevas!
Jennie solo pudo asentir, sintiendo por primera vez un miedo real recorrer su cuerpo.
El segundo atacante disparó contra las llantas del auto, haciéndolo derrapar.
Lisa reaccionó de inmediato, saliendo por la ventana y subiéndose al techo del auto con una agilidad impresionante.

ESTÁS LEYENDO
Mr. General | JenLisa
FanfictionJennie, una joven egocéntrica y rica, se ve obligada a compartir su vida con Lisa, la implacable y fría militar y ahora su guardaespaldas asignada por sus padres. A medida que la protección se convierte en un juego peligroso de atracción y deseo, a...