Capitulo 7

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La carretera se extendía ante ellas, sin fin, mientras el coche avanzaba con una velocidad impresionante, una mezcla de luces de las farolas y sombras de los árboles. La calma de Alice mientras conducía contrastaba con la tormenta interna que azotaba a Teresa, quien miraba fijamente hacia la ventana, sin poder procesar todo lo que estaba sucediendo. Había ido de ser una chica que trataba de reconstruir su vida, a una que ahora se encontraba en el centro de una encrucijada que no había solicitado.

Su mente iba y venía entre Las preguntas ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Por qué ella, de todas las personas, había tenido que involucrarse de esta manera con una familia tan peculiar?

De repente, Alice rompió el silencio, su voz suave y sin el rastro de tensión que Bella (Teresa) sentía.
— Bella —dijo con esa calma casi sobrenatural—, sé que es mucho para asimilar todo de una vez. Y más si dices que no nos recuerdas.


Teresa giró su cabeza, sintiendo que el aire se volvía aún más denso.
— ¿De qué hablas? —respondió, su voz baja, tratando de comprender por qué Alice, quien aparentemente la conocía tan bien, ahora parecía saber algo que ella misma desconocía.
Alice le dirigió una sonrisa triste antes de continuar, como si estuviera recordando algo de un tiempo antes.


— Lo sabes, Bella. tu investigaste sobre nosotros.  — Hizo una pausa mientras los kilómetros parecían alargarse entre ellas—. Nosotros, los Cullen... somos vampiros.
Teresa se quedó en silencio, procesando la frase. Sus ojos se abrieron de par en par, la realidad finalmente alcanzándola. Había tantas cosas en la vida de la dueña original que no entendía.

— No... no puede ser —balbuceó Teresa, su corazón comenzó a latir más rápido. Miró hacia Alice, buscando alguna señal de broma, pero el rostro de la vampira era serio y sincero.
— Lo sé, Bella. Es mucho para asumir, pero créeme, lo sabías. —explicó Alice, mirando fijamente al frente. Teresa, incapaz de articular una respuesta coherente, continuó observando a Alice, quien seguía conduciendo con esa extraña serenidad.

Por eso es que se le hacían raro esos chicos, ¿por qué no había notado nada antes?
Finalmente, al ver la expresión de confusión y sorpresa de Bella, Alice sonrió suavemente.
— A ti no te fue difícil aceptar que nosotros seamos vampiros Bella.

El silencio que se instaló entre ellas fue profundo. Teresa intentaba procesar la revelación de Alice, pero la información era abrumadora. Pensar que Bella avía salido con Edward, el chico era en realidad un vampiro, un ser de la oscuridad, la hacía sentir un torbellino de emociones. ¿Cómo había llegado a enamorarse de él? 

Alice, como si leyera sus pensamientos, giró su rostro para mirarla brevemente, sin dejar de conducir.
— Ahora que lo sabes, tienes que ser muy cuidadosa. No solo porque puedes poner en peligro a todos los que amas, sino porque lo que vas a hacer ahora es peligroso, Bella. Muy peligroso. Volterra no es un lugar para personas normales, y los Volturi no son exactamente... amables.
Teresa tragó con dificultad. 

— ¿Volturi? ¿Qué son ellos? —preguntó Teresa, su voz temblorosa, porque un sentimiento oscuro se cernía sobre ella.
— Son como la "ley" en el mundo de los vampiros. Los Volturi gobiernan todo, y si alguien rompe sus reglas... hay consecuencias —dijo Alice, con una gravedad que le heló la sangre. Teresa, aunque asustada, no podía detenerse. Ahora todo giraba en torno a Edward. Y la idea de que pudiera perderlo era insoportable.

— ¿Por qué vamos allá, entonces? ¿A Volterra? —preguntó, la voz entrecortada por la angustia.
Alice la miró fijamente con intensidad.

— Porque Edward está allí. Él... hizo algo que no debía hacer, y ahora los Volturi lo están vigilando. Si no llegamos a tiempo... él será... destruido.
El impacto de esas palabras hizo que Teresa se quedara paralizada por un momento. La incertidumbre creció dentro de ella como una sombra que se extendía más allá de su comprensión.

Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora