Capitulo 4

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Las semanas habían pasado rápido desde que Teresa había despertado en el cuerpo de Bella Swan. Al principio, todo había sido confuso, pero poco a poco fue tomando control de su nueva vida. Lo primero en su lista de prioridades había sido mejorar su estado físico.

Cuando llegó, su reflejo en el espejo le había devuelto la imagen de una joven demasiado delgada, con un aspecto frágil que no le agradaba en absoluto.

En su vida pasada, Teresa siempre había cuidado su apariencia: sabía que una imagen fuerte y segura abría puertas. Así que, sin perder tiempo, comenzó a comer bien, a ejercitarse con caminatas matutinas, y a fortalecer su cuerpo.

El cambio fue evidente. Su piel adquirió un brillo saludable, su figura se tornó más armoniosa, y la ropa que antes colgaba de su cuerpo ahora le quedaba mucho mejor. Sentía más energía, más fuerza, y con cada mirada en el espejo, veía cómo el reflejo comenzaba a parecerse más a la mujer poderosa que alguna vez fue.

Un día, mientras terminaba su desayuno, Charlie la observó con orgullo desde el otro lado de la mesa.
-Te ves mucho mejor, Bells -comentó con una sonrisa sincera.

Ella sonrió con satisfacción.
-Gracias, papá -respondió sin pensarlo.

Charlie parpadeó, sorprendido.
-Hacía tiempo que no me llamabas así.

Teresa se tensó levemente. No se había dado cuenta de que le había dicho "papá" con tanta naturalidad. Pero, en realidad, no le parecía tan extraño.

Charlie le recordaba a su padre en muchos aspectos: era un hombre reservado, pero con un corazón noble. En su vida anterior, su padre había sido su refugio y, aunque no lo demostraría en exceso, Charlie estaba comenzando a ocupar ese mismo lugar.

Por primera vez en mucho tiempo, Teresa sintió algo parecido a la felicidad genuina.

Además de mejorar su aspecto, Teresa se enfocó en otro tema fundamental: su educación.

Bella, al parecer, estaba en su último año de preparatoria, y pronto iniciaría clases de nuevo. Teresa no iba a permitir que la vieran como una estudiante mediocre, así que pasó muchas horas revisando los libros de Bella, aprendiendo sobre las materias que cursaba, y asegurándose de estar a la altura.

Descubrió que Bella no era mala estudiante, pero tampoco destacaba demasiado. Eso tenía que cambiar.

Si iba a vivir esta segunda oportunidad, haría que su inteligencia y ambición la llevaran lejos. En su vida anterior, Teresa había aprendido que el conocimiento también era poder, y en esta ocasión, no iba a desperdiciar la oportunidad de ser la mejor.

Una tarde, Charlie entró a su habitación y la encontró rodeada de libros, con una libreta llena de notas.
-No sabía que estabas tan enfocada en los estudios, Bells.

Ella levantó la mirada y sonrió con autosuficiencia.
-Voy a ser la mejor de mi clase -declaró con convicción.

Charlie rió suavemente y negó con la cabeza.

-Bueno, no me quejo. Si necesitas algo, dime.
Teresa asintió, pero en su mente ya tenía claro su próximo objetivo: no solo iba a ser la mejor, sino que todos en Forks se darían cuenta de ello.

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Las noches en Forks eran frías y silenciosas, muy distintas a las de su vida anterior. Teresa solía acostarse temprano, envuelta en una frazada gruesa, mirando por la ventana el cielo nublado de aquel pueblo pequeño y perdido en el mapa.

Al principio, se había sentido fuera de lugar. Ella no pertenecía allí. Teresa Chávez había nacido para brillar, para estar en lugares de lujo y rodeada de personas importantes. Pero, con el paso de los días, comenzó a notar algo diferente: una tranquilidad que nunca antes había experimentado.

Ya no tenía que pelear por sobrevivir en un mundo cruel. Nadie esperaba que demostrara su valía a cada segundo. No tenía enemigos acechándola ni traiciones rondándola como un veneno constante. Aquí, solo era Bella Swan, una chica normal en un pueblo aburrido.

Y lo más curioso era que no le molestaba.

Se sorprendía a sí misma disfrutando de los pequeños momentos con Charlie: las cenas en silencio, las conversaciones cortas pero sinceras, las miradas de orgullo en su dirección. Su padre en la otra vida había sido su mayor debilidad, y ahora Charlie estaba llenando ese vacío en su corazón sin darse cuenta.

Una noche, mientras se miraba en el espejo después de ponerse su pijama, murmuró en voz baja:

-Entre no ser... yo soy.

Esa frase la había acompañado siempre. Era su forma de recordarse que, sin importar las circunstancias, ella siempre encontraba la manera de ser ella misma.

No importaba el lugar, el nombre o la vida en la que estuviera... ella jamás dejaría de brillar.

A dos días de que comenzaran las clases, Teresa decidió hacer una prueba con la ropa que había comprado semanas atrás. Se paró frente al espejo con una blusa elegante, unos pantalones cómodos pero ajustados y un abrigo largo que le daba un aire sofisticado.

Se miró con satisfacción. Bella Swan jamás se había visto tan bien.

Charlie pasó por el pasillo en ese momento y vio que la puerta de su habitación estaba entreabierta. Al notar que ella estaba de pie frente al espejo, se detuvo con curiosidad.

-¿Te vas a algún lado?

Teresa se giró y sonrió con confianza.

-Solo estoy probándome la ropa nueva.

Charlie frunció el ceño, mirando la ropa con sorpresa.

-¿Desde cuándo te gusta vestirte con colores claros?

Ella rió suavemente y se giró frente al espejo, disfrutando del impacto que estaba causando.

-Digamos que decidí probar algo nuevo.

Charlie la miró un momento más, con una mezcla de asombro y orgullo en su expresión.

-Bueno, te ves bien, Bells. Muy bien.

Teresa asintió con satisfacción. Sabía que, cuando entrara a la escuela, todos notarían el cambio. Y eso era solo el principio.

El primer día de clases estaba cada vez más cerca, y Teresa lo veía como una oportunidad. No pensaba ser la misma Bella Swan que todos conocían. Si iba a vivir en este cuerpo, lo haría a su manera, asegurándose de ser la mejor en todo.

Ya había estudiado lo suficiente como para destacar en la escuela, incluso en las materias que Bella solía ignorar. No permitiría que nadie la subestimara.

Esa noche, mientras acomodaba su ropa para el primer día, sonrió con determinación.

-Dos días más y toda la escuela sabrá quién soy.

No solo iba a ser la mejor vestida. También sería la más inteligente, la más admirada y, si se lo proponía, la más temida.

Porque Teresa Chávez nunca pasaba desapercibida. Y esta vez, Bella Swan tampoco lo haría.

Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora