Addison se encontraba en el jardín, el lugar más tranquilo que podía existir. Pasaba la tarde leyendo sobre un tema que amaba: sirenas y piratas. Siempre había querido conocer uno y esperaba hacerlo algún día. Muchos decían que eran enemigos porque los piratas cazaban sirenas, pero Addison sentía que no todo era como en los libros. ¿Y si alguna vez una sirena se había enamorado de un pirata? Después de todo, su madre se había enamorado de alguien de la tierra… Tal vez ya había pasado antes, pero nadie quería hablar de ello.
Salió de sus pensamientos cuando una chica tropezó y cayó cerca de ella. Addison dejó su libro de lado y corrió a ayudarla, extendiendo una mano.
—¿Estás bien?
La chica tomó su mano y se levantó.
—Sí, gracias. Es solo que no vi por dónde iba.
Addison la observó por unos segundos. Tenía el cabello oscuro, rasgos asiáticos y era muy bonita. Su ropa era diferente a todo lo que había visto antes.
—¿Quieres sentarte? —preguntó, señalando la banca.
La chica asintió, y ambas caminaron hasta allí. Parecía que el golpe le había dolido un poco, pero en lugar de hablar de eso, decidió simplemente estabilizarse.
—Nunca te he visto por aquí. ¿Eres nueva? —preguntó la chica.
—Oh, sí. Soy Addison, mucho gusto. Hija de…
—Los reyes Eric y Ariel —interrumpió la chica.
Addison se sorprendió.
—¿Cómo lo…?
—Escuché a Doug hablar de ti. Dice que eres muy simpática. La verdad, estaba esperando conocerte. Soy Lonnie, hija de…
—¡¿Eres hija de Mulán?! —exclamó Addison emocionada, provocando la risa de Lonnie.
—Sí, esa soy yo. Supongo que has oído hablar de mi madre.
—He leído todo sobre ella. Incluso les pedía a mis papás que me contaran su historia cada noche antes de dormir.
Lonnie se quedó boquiabierta.
—Oh, lo siento si te incomodé… Es solo que admiro mucho a tu madre.
—No, tranquila, no me incomoda. Solo me sorprende… Eres la primera persona en esta escuela que me dice algo así. Es decir, ¡wow!
Addison rió nerviosa.
—Bueno, ¿y qué estabas haciendo? —preguntó Lonnie.
—Oh, estaba leyendo.
—¿Puedo preguntar sobre qué?
—Sirenas y piratas. Es lo que más me llama la atención.
—Interesante. ¿Es una historia de amor?
—Por ahora no se conoce ninguna historia de amor entre esos dos bandos.
Lonnie asintió, pero de repente pareció recordar algo y se levantó de golpe.
—¡Oh, lo olvidé! Tengo que irme, pero fue lindo hablar contigo. Espero que podamos vernos más tarde.
Dicho esto, salió corriendo como si su vida dependiera de ello. Addison se quedó observándola, contenta por haber hecho una nueva amiga. Y lo mejor: era la hija de su ídola. No tenía tan mala suerte… O al menos eso pensó hasta que vio a Audrey.
No es que le molestara verla, pero las cosas entre ellas estaban un poco incómodas últimamente, y sus sentimientos por Audrey no ayudaban.
La otra chica la vio y se acercó, tomando asiento a su lado.
—Hola, Addy. ¿Qué tal tu día?
—Muy bien, ¿y el tuyo?
—Agradable, aunque me hubiera gustado pasar más tiempo con Ben. Pero ya sabes… cosas de ser el próximo rey.
Addison sintió pena por ella. Entendía que Ben tenía muchas responsabilidades, pero el hecho de que Audrey se sintiera sola por eso la hacía sentir mal.
—Solo falta un poco. Luego tendrá más tiempo.
—O tal vez no. Ser rey es complicado, y lo sabes bien. Solo debo acostumbrarme.
—Tal vez no.
Audrey la miró, confundida.
—¿A qué te refieres?
—Es decir… ¿por qué no terminas con él y conoces a alguien más?
—No es tan simple, Addy. Amo a Ben. Nos conocemos desde que éramos pequeños, y separarnos solo porque tal vez no tenga tiempo para mí… Claro que no. Además, llevo mucho tiempo preparándome para ser reina. Si lo hago, todo ese esfuerzo se iría a la basura.
—¿Y si conoces a alguien… no sé, que también sea heredero a un trono?
—Podría ser, pero no hay muchos a los que conozca. Pero bueno, cambiando de tema, ¿hiciste algún amigo nuevo además de los que ya tienes?
Addison se sintió un poco triste. Ni siquiera era una opción para Audrey, pero decidió responder.
—De hecho, hace rato conocí a Lonnie.
—¿Oh? ¿Y qué tal?
—Parece buena chica. Hablamos poco, pero es buena compañía.
—Me alegra que estés haciendo nuevos amigos.
—A mí también.
—Prométeme que, por más amigos que hagas, siempre estarás conmigo —dijo Audrey.
—Lo prometo.
Aunque Audrey fuera la novia de Ben, eso no quitaba que tuviera una actitud algo arrogante, un poco clasista y tal vez narcisista. A la mayoría no le interesaba hablarle, pero Addison era de las pocas que la soportaba.
—Oí que uno de aquellos villanos está en una de tus clases —soltó de la nada.
—Ah, sí. Evie.
—También oí que es inteligente.
—De hecho, sí. Me sorprendió bastante, pero me alegra que se adapte rápido. ¿Pero quién te contó eso?
Audrey improvisó una respuesta.
—Oí a Chad diciendo que le pediría a Evie que le hiciera la tarea. Supuse que querrías saberlo. Quiero decir, son amigas, ¿no?
Eso molestó a Addison. Sabía que Chad tramaba algo. Ahora entendía a qué se refería Doug cuando decía que Chad solo veía la belleza de Evie, pero ella sabía que Evie era mucho más que eso.
—¿Por qué me lo dices? Creí que Evie te caía mal.
—No lo hago por ella, lo hago por ti. Dijiste que querías que no hiciera nada malo cuando estaba contigo, y te estoy demostrando que puedo cumplir mi palabra. Es decir… somos amigas, ¿no?
Para decir esto último, Audrey se inclinó, acercando su rostro al de Addison, dejando solo unos centímetros de distancia entre ellas.
Addison se puso nerviosa y se levantó de golpe.
—Y-yo… este… tengo que hacer algo. Te veo luego.
Salió corriendo. Audrey sonrió con satisfacción. Sabía que tenía que actuar con amabilidad si quería que Addison estuviera de su lado.
Para Audrey, Addison era fácil de manipular. Si jugaba bien sus cartas, podía hacer que se volviera su aliada en caso de que algo saliera mal. Decía que era su amiga, pero en su mundo, las amistades siempre debían servir para mejorar su propia vida.
En el caso de Addison, su interés no solo era el poder que tenía, sino el hecho de que la podía manipular a su antojo.
Podía tratarla mal, humillarla frente a todo el reino si quería… y Addison siempre se disculparía, aunque no fuera su culpa. Todo porque estaba enamorada de ella. Audrey lo había escuchado de sus propios labios en una conversación con Jane.
Y pensaba usarlo a su favor.

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Entre La Corona Y El Mar
FantasyAddison Rose Maris Montclair, hija de Ariel y Eric, creció protegida tras ser secuestrada por Úrsula. Sus únicos amigos eran Ben, el futuro rey de Auradon, y Jane, hija del Hada Madrina. Pero cuando sus padres deciden enviarla a Auradon para hacer n...