Valentina
"Valentina tiene que irse esta noche"
Si dijera que esas palabras no me afectaron, estaría mintiendo. Porque me han dado un maldito golpe en el estómago.
Él va a despedirme.
Va a hacerlo y yo fui tan estúpida al pensar que podía tomar este trabajo y que nada pasaría. Debí quedarme en el hospital, mi cuenta seguiría en ceros, pero al menos no tendría esta estúpida sensación de que lo he jodido todo.
No tendría la maldita sensación de que fui ingenua una vez más y el mundo me recordó que no importa cuánto intente hacer las cosas bien, al final siempre termino siendo la que sale perdiendo.
El sabor amargo de la decepción se instala en mi garganta mientras fijo la vista en el techo. No debería sorprenderme. No después de todo lo que he vivido. Pero aun así, duele.
Duele porque, aunque me repetí mil veces que esto era solo un trabajo, que no debía involucrarme, terminé bajando la guardia. Terminé creyendo, por un segundo, que esta vez podía ser diferente.
Pero a pesar del malestar, y de la furia contenida que tengo hacia mi misma y hacia el hombre que está escondido en su habitación, una parte de mí repite que esto es lo mejor. Que Dante y yo nunca debimos tener la interacción que hemos cultivado en las últimas semanas.
No cuando nuestras heridas están entrelazadas por las mismas personas. Me repito esa frase mientras vuelvo a mi habitación, sintiéndome ridícula por mi intención de hablar con él y "arreglar" lo que sea que estaba sucediendo.
Me preparo para recibir la llamada de Carina en cualquier momento, es evidente que, si Dante sigue insistiendo en que no me quiere aquí, su hermana va a ceder. Lo que significará que voy a quedarme sin trabajo el día de hoy.
Me rehúso a entrar en pánico, el sueldo que he cobrado las últimas semanas me ha permitido ahorrar unos cientos de dólares, así que puedo estar un par de semanas tranquila en lo que encuentro un nuevo empleo.
O ruego porque me acepten de nuevo en el hospital.
Suelto un suspiro mientras me dejo caer sobre la cama. Me siento agotada aún cuando la hora apenas pasa del medio día. Pero sé bien que no es cansancio físico lo que me está consumiendo, no. Es algo mucho más fuerte.
—¿Por qué tuviste que resultar igual de idiota que todos? —inquiero.
Suelto un suspiro tembloroso y me paso una mano por el rostro, tratando de calmar el ardor en mis ojos. No voy a llorar. No por esto. No por él.
Me rehúso a entrar en pánico. No es la primera vez que pierdo algo, no es la primera vez que tengo que empezar de nuevo. Ahorré algo de dinero. Podré arreglármelas.
Aprieto los párpados mientras me repito una y otra vez que voy a estar bien, me preparo para cuando Carina llame y diga que tengo que marcharme, me preparo para fingir que estoy bien con eso y que no se siente como un golpe que me derrumba en el suelo.
Cuando el teléfono suena, me sobresalto.
Lo tomo con rapidez, con el corazón latiendo a mil por hora esperando ver el nombre de Carina en la pantalla, pero lo que encuentro es una llamada entrante de Eva.
Deslizo la pantalla para responder, y en el segundo en el que coloco el artefacto contra mi oreja, el grito que mi amiga lanza me obliga a apartarlo de nuevo.
—¡Estás en todos lados! —hago una mueca de dolor ante el grito agudo.
—¿Qué?
—¡Revisa el maldito celular! —grita de nuevo y no entiendo que es lo que está diciendo.

ESTÁS LEYENDO
Un desastre llamado amor.(SL#6)
Teen FictionDante Lombardi lo tenía todo: una prometedora carrera, un futuro estable y la mujer con la que planeaba casarse... hasta que la encontró en la cama con su mejor amigo. Atrapado entre el orgullo y la rabia, tiene la certeza de que el amor no es más q...