13.- Otra vez

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Dante Lombardi

Mateo lanza un chiflido, ruedo los ojos convenciéndome de que recurrir a él para sacar el caos que tengo en la mente ahora tal vez no fue del todo buena idea.

—¿Así que estuviste a punto de besarla? —inquiere Tadeo —hermano, realmente vas con todo, ¿no es cierto?

Resoplo con fastidio.

—Si los llamé, fue para que me ayudaran, no para que se convirtieran en un fastidio —mascullo irritado.

Mateo se ríe.

—¿Qué esperabas? Somos tus hermanos mayores, evidentemente vamos a ser un fastidio cuando nos confiesas que casi besas a una chica.

Me apoyo contra el asiento mientras suelto un suspiro derrotado. Luego de pasarme casi toda la maldita noche reprendiéndome a mi mismo por ser tan impulsivo, decidí que no podía pasarme el día en la misma casa que la chica que comienza a desatar el caos en mi interior.

No podía echar a Valentina, así que inventé una excusa para salir de casa, llamé al chofer y ahora estoy refugiado en mi despacho mientras mis hermanos parecen demasiado divertidos con lo que acabo de contarles.

—Si querías un mejor consejo, tal vez debiste visitar a papá —dice Mateo —el siempre tiene la respuesta para estas cosas.

Sí, tal vez la mejor opción es recurrir a mi padre, pero sé bien lo que va a decir. Y aún con eso, sabiendo que es mi mejor opción, no me atrevo a confesarle que casi beso a una chica a poco más de un mes de haber roto mi compromiso.

Me paso una mano por la cara arrepintiéndome al instante cuando el dolor en mi pómulo se presenta, tengo un feo moretón que comienza a expandirse por mi piel, pero me alegra no ser yo quien tiene la nariz rota.

—Por mucho que papá sea el mejor dando consejos, no creo que sea una buena idea hablar con él —confieso.

Tadeo se ríe.

—Me sigue sorprendiendo su habilidad para detectar absolutamente todo —dice mi hermano con una sonrisa —pero evadirlo solo lo hace más evidente.

—Tadeo tiene razón, mamá estuvo preocupada toda la noche y papá no tarda en darse un paseo por tu casa —dice Mateo —así que más vale que, lo que sea que está ocurriendo contigo y Valentina, se aclare.

Cierro los ojos un segundo, los recuerdos acuden a mi memoria con una rapidez que me asusta.

¿Qué esta ocurriendo conmigo y Valentina? No tengo ni puta idea. O tal vez si la tengo, solo que me rehúso a decirlo en voz alta.

No quiero decir en voz alta que, a pesar de todo, a pesar de Sienna, de la traición, de la rabia y del desastre que ha sido mi vida últimamente, hubo un momento en que sentí paz.

Que hubo un instante en el que la risa de Valentina me hizo olvidar lo jodido que estoy. Que cuando tuve su rostro tan cerca del mío, cuando vi la forma en la que me miró, quise besarla más de lo que he querido nada en mucho tiempo.

Y lo peor de todo es que cuando se apartó, cuando la vi huir de ese instante, una parte de mí sintió alivio... y otra sintió la pérdida. Porque si la hubiera besado, si hubiera sentido su boca contra la mía, no estoy seguro de que hubiera sido capaz de detenerme.

Y eso me asusta más que cualquier otra cosa.

Me asusta porque no se supone que deba estar experimentando estas cosas, no después de lo que ocurrió. No después de que una mujer me traicionara luego de entregarle mi estúpido corazón.

Un desastre llamado amor.(SL#6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora