𝗘𝗣. 20

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—  🍂  ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ

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—  🍂 ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ

El bosque se convirtió en un torbellino de sombras y garras.

Paul iba al frente de la manada, con su pelaje grisáceo erizado y los colmillos al descubierto. Su respiración salía en jadeos furiosos, sus patas golpeaban la tierra con una violencia que arrancaba trozos del suelo. El miedo no tenía cabida en su cuerpo, solo la furia y la desesperación.

El rastro de Kalani estaba impregnado en el aire. Su olor estaba manchado con el hedor pútrido de Victoria, mezclado con el cobre de la sangre. Sangre. Su sangre.

Paul gruñó con tanta fuerza que Sam tuvo que enviar un pensamiento de advertencia.

"Cálmate. Si pierdes el control, todo puede salir mal."

Pero Paul no podía calmarse. No cuando su impronta estaba en peligro. No cuando había pasado tres semanas lejos de ella, atormentado por la culpa, y ahora esto.

El rastro los llevó a un claro en el bosque.

Kalani estaba en el suelo.

Paul sintió que el corazón se le detenía.

Sus piernas flaquearon por un instante, su respiración se atoró en su garganta.

Pero entonces la vio moverse. Su pecho subía y bajaba con dificultad. Sus ojos estaban abiertos, aterrorizados, pero vivos.

Y junto a ella, Victoria.

La vampira estaba agachada, con una de sus pálidas manos apoyadas en el torso herido de Kalani. Sus ojos rojos brillaban con diversión mientras deslizaba un dedo por la piel de la chica, recogiendo un rastro de sangre y llevándoselo a los labios.

- Qué aroma tan exquisito - Murmuró con una sonrisa ladina.

Paul vio rojo. Un rugido feroz explotó desde su garganta cuando se lanzó contra la vampira, pero Victoria ya estaba en movimiento. Su velocidad era endemoniada, una ráfaga de cabello rojo y carcajadas burlonas.

Sam fue el siguiente en atacar, rodeándola con movimientos estratégicos, pero Victoria se deslizó entre ellos con una agilidad inquietante.

- Son tan predecibles - Se burló, esquivando por milímetros las fauces de Jared y Embry - Y pensar que esta niña los tiene corriendo como cachorros desesperados.

La ira de la manada se elevó como un rugido colectivo.

Jacob fue el primero en acorralarla, lanzándose con las fauces abiertas para atraparla por el cuello, pero Victoria se agachó en el último segundo y, con una patada brutal, lo lanzó varios metros contra un árbol.

El golpe resonó en todo el bosque. Pero ni siquiera tuvieron tiempo de comprobar si Jacob estaba bien, Victoria ya estaba moviéndose otra vez.

Paul intentó alcanzarla por la derecha, Sam por la izquierda. No podían dejarla escapar. Pero la vampira parecía estar disfrutando el juego, esquivando con gracia, usando su velocidad para mantenerse fuera de su alcance.

𝗣𝗥𝝝𝗧𝗘𝗖𝗧𝗜𝝝𝗡  |  ᴾᴬᵁᴸ  ᴸᴬᴴᴼᵀᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora