Cien Noches | YosoyPlex y Adridobylus

20. Pemba Island II

Capítulo 20
Pemba Island II

—¿Tienes algo en el culo?— ¿Qué dice Borja ahora?—Estoy tratando de averiguar porque Adri lleva veinte minutos mirándotelo descaradamente.

Ah.

¿Qué?

No es que me vaya a quejar de que alguien por fin se digne a adorar mi culo. Pero es el segundo comentario en dos días.

Raro.

—Pues creo que no tengo nada, ¿no?—llevo toda la tarde haciendo snorkel, salvo que me haya sentado en un erizo de mar y lo tenga pinchado en el culo, no debería tener nada.

Y de eso me hubiera dado cuenta.

—Espera que te lo reviso.—usando la escalera de madera me subo a la plataforma de la casa. La madera caliente me hace dar un pequeño brinco.

Como quema.

Los chicos han estado turnándose, un rato descansando, otro saltando y metiéndose unos planchazos que daban susto, y otro editando y revisando el video.

Una tarde de ensueño si me preguntan. En el paraíso, con mis mejores amigos.

Una vez llego a su altura, Borja revisa que no tenga nada fuera de lugar. Me siento como una niña pequeña a la que le miran el culo para comprobar que no se haya hecho sus cosas encima.

Hace años que no uso pañales, gracias.

—¿Se puede saber que estáis haciendo?—No Jopa, no se puede.

—Adri, que le estaba mirando el culo a Ali y queríamos saber si era porque le gusta o porque tenía algo pegado.—dicho así, suena ridículo.

—Illo, sois más raros.—niega con la cabeza el cámara, que está pasándoselo en grande con Kaka y sus lecciones de natación.

Ni que lo jure.

—¿Qué os pasa? Los tres susurrando no puede ser nada bueno.—Plex llega nadando a nuestra altura.

El que faltaba.

Creo que soy capaz de transmitirles a mis dos amigos que no se les puede ocurrir decir nada a Dani. Espero que la mirada urgente que les echo y las ondas telepáticas funcionen.

Porque si no voy a hacerles picadillo y dárselo de comer a los tiburones.

—Revisando el culo de Alicia, que decía que le había picado algo.

No me puedo quejar, viniendo de Borja es un cincuenta por ciento de eficacia. Con lo mal que miente.

—Deja, que tengo un spray que me han dado los locales.—trato de no quedarme embobada viendo los cuadraditos de su abdomen resbalando el agua del mar.

Pero es misión imposible. ¿Habéis visto eso?

Doy gracias al cielo porque Adri este en la parte alta de la casa y no se esté enterando de nada. En el próximo amigo invisible le voy a regalar unas gafas de sol, para que mire culos disimuladamente.

—La que has liado.—se burla el puto Jopa.

—Ha sido Borja, a mí no me eches la culpa.—siseo. No entiendo como acabo siempre en situaciones incomodas como esta.

Dani aparece un minuto después con el bote en la mano, y sin previo aviso me dispara en el cachete.

—¡Esta frio! —me llega su risa como una cancioncilla. Ya sabía yo que lo había hecho aposta.

Esa se la voy a devolver, primer aviso.

Después del incidente, nos vestimos con ropa veraniega pero formal para ir a tierra firme a cenar. Además, es ahí donde vamos a dormir. Jopa y Adri han dicho que se mareaban y Kaka no se siente tan seguro en el agua como para pasar la noche entre olas y pececitos.