Addison no tenía clases porque uno de sus profesores estaba enfermo, así que no tenía nada que hacer. Tampoco es que le gustara mucho estudiar, por lo que decidió empezar a caminar sin rumbo. Pasaron unos minutos hasta que vio a Ben con su prometida y un chico que no conocía. Audrey, al verla, no pudo evitar gritar para llamarla.
—¡Hola, Addy!
Addison sonrió, pero su expresión cambió al recordar las palabras de Carlos. Últimamente, esas palabras sonaban una y otra vez en su cabeza, haciéndola dudar. Trató de dejar esos pensamientos de lado y se acercó al grupo.
—Hola, chicos.
—¿Qué tal va la escuela, Otoño? —preguntó Ben con una sonrisa.
Otoño era un apodo que él le había puesto desde pequeños porque su cabello le recordaba a esa estación.
—Agotadora, pero puedo con esto.
Ben rió, y Addison y Audrey lo acompañaron hasta que alguien tosió para llamar la atención. Era aquel chico rubio, de ojos claros. Se le hacía conocido, pero no sabía de dónde.
—Lo siento, olvidé presentarme. Soy Addison, un placer.
—Bueno, Addison, soy Chad, hijo de Cenicienta. Tengo un reino, ya sabes… pero de vez en cuando quiero compañía —dijo con aire de suficiencia.
Addison lo miró por un par de segundos hasta que Audrey lo golpeó en el brazo.
—Deja esos diálogos molestos para tus conquistas y deja a Addy en paz —dijo con molestia.
Addison sonrió. No sabía mucho sobre relaciones, pero le pareció que aquello era una escena de celos. Para ella, tenía sentido, aunque fueran solo celos de amigas. Aquello la hizo feliz, hasta que la voz en su cabeza volvió a recordarle aquellas palabras que la hacían dudar. Suspiró, llamando la atención del grupo.
—¿Estás bien? —preguntó Audrey, acercándose.
—Sí, lo siento, solo estoy un poco cansada.
—Intenta dormir más —dijo con una sonrisa, y Addison asintió.
—¿Nos acompañas? Vamos hacia los lockers —dijo Ben, señalando el campo.
—Claro.
Los cuatro caminaron juntos. Chad no dejaba de hablar sobre lo superior que era a los villanos en un juego que Addison ni siquiera entendía. Quería decirle que se callara y que seguramente Jay lo dejaría hecho pedazos, pero decidió ignorarlo.
Cuando llegaron, se encontraron con Mal, quien guardaba algunas cosas en su locker. Audrey puso cara de asco, mientras Chad la miraba con desprecio.
—Esos tipos son problemáticos —soltó Chad.
—¿Qué pasa, Chad? No es para tanto —respondió Ben.
Audrey rió y tomó la mano de Ben.
—No te ofendas, Ben, pero eres demasiado crédulo. Oye, sé que tu mamá se enamoró de una enorme bestia que resultó ser un príncipe, pero en mi caso, la Bruja Mala solo era una bruja mala —susurró la última parte—. Y era su madre.
—Creo que se equivocan —fue lo único que Ben respondió.
—Y demasiado —añadió Addison—. Pensé que ya habíamos aclarado todo esto. Sus hijos no tienen la culpa, ¿lo saben, no?
Audrey suspiró, pero Addison y Ben ya no querían seguir con el tema.
—Los veo luego —dijo Addison, despidiéndose y yéndose con Ben.

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Entre La Corona Y El Mar
FantasyAddison Rose Maris Montclair, hija de Ariel y Eric, creció protegida tras ser secuestrada por Úrsula. Sus únicos amigos eran Ben, el futuro rey de Auradon, y Jane, hija del Hada Madrina. Pero cuando sus padres deciden enviarla a Auradon para hacer n...