Ambas chicas se acercaban cada vez más al lugar donde los hijos de los villanos tomaban clases de bondad. Este curso era obligatorio para todos los descendientes de aquellos que alguna vez habían estado involucrados en actos malvados, un intento por parte del reino para darles una segunda oportunidad. Addison notaba cómo el cuerpo de su amiga se tensaba con cada paso que daban, así que decidió hablarle para intentar calmarla un poco.
—Tranquila, Jane, no muerden. No tienes nada de qué preocuparte.
—Lo siento, sabes que soy una miedosa —respondió Jane con una leve sonrisa, aunque la incomodidad seguía siendo evidente en su rostro.
Al escuchar eso, Addison se detuvo en seco y tomó a su amiga por los hombros, mirándola con una expresión de confianza.
—Escúchame bien, no eres una miedosa, solo estás nerviosa porque no sabes cómo convivir en un lugar como este. Pero vas a estar bien, te lo aseguro. Confía en ti misma.
Jane asintió levemente, mirando a su amiga con agradecimiento. Addison siempre sabía cómo darle las palabras adecuadas, las que la hacían sentirse mejor en cualquier situación. A pesar de ser muy diferente en personalidad, ambas compartían una profunda amistad que las había unido desde hace años. Finalmente, ambas llegaron al salón donde los chicos los esperaban, y decidieron entrar. Nadie escuchó sus pasos hasta que, de repente, Jane soltó un chillido al pasar cerca de uno de los chicos. La chica siempre se ponía nerviosa cerca de personas que no fueran su madre o sus amigos más cercanos, pero Addison sabía que Jane no lo hacía con mala intención.
Los cuatro chicos, al oír el grito, dirigieron la mirada hacia Jane y luego hacia Addison, quien les dedicó una sonrisa. A Carlos, le ofreció una sonrisa especial. Él se la devolvió con una mirada cálida, mientras que los otros tres se sintieron algo raros por el gesto. No estaban acostumbrados a ver a Addison tan abierta y relajada con ellos, algo que no dejaba de sorprenderlos.
—Hola, cariño —dijo el Hada madrina, mirando a su hija con una sonrisa cariñosa. Luego, se giró hacia Addison—. Hola, tesoro, ¿cómo estás?
—Hola —dijo Jane en voz baja, apenas audible.
—Hola, tía —respondió Addison con una sonrisa. Ese era el apodo que le había dado desde que era muy pequeña, y a ella le gustaba mucho. Al Hada madrina no le molestaba en absoluto. Era un gesto de cariño que solo compartían ellas dos.
Luego, el Hada madrina miró a Jane, quien sostenía una carpeta de papeles en sus manos, y la miró con atención.
—Necesito que firmes esto para la coronación —dijo en voz baja, sin dejar de sonreír. Su madre había sido una figura importante en el reino, y su coronación era un evento muy esperado.
Su madre tomó los papeles con rapidez, y Addison aprovechó que estaba ocupada para hablar con los chicos, tratando de aligerar el ambiente. Sabía que Jane se sentía incómoda en ese entorno, pero confiaba en que sus amigos no la juzgarían.
—¿Qué tal las clases de bondad? —preguntó Addison con una sonrisa. No sabía muy bien qué esperar de un curso como ese, pero intentó mostrar interés genuino.
—Algo aburridas —respondió Carlos con un suspiro. La clase no había sido lo que él esperaba, aunque era consciente de que era parte de su proceso de redención.
—No están mal, pero si fueran sobre moda, estarían mucho mejor —dijo Evie, perdida en sus pensamientos por un momento. Luego, al darse cuenta de lo que había dicho, se sonrojó ligeramente—. Lo siento, no era mi intención sonar tan superficial.
Addison negó con la cabeza, riendo suavemente.
—No te disculpes, Princesa. Además, se nota que eres experta en moda. Seguro que podrías enseñar a todos aquí algo.
Evie se sonrojó aún más al escuchar el elogio. Addison sabía cómo hacer que todos se sintieran cómodos y, aunque las palabras de la princesa la sorprendieron un poco, le agradaba que se hubiera abierto de esa manera. Luego, Addison miró a la chica,quien estaba cerca de Evie, aparentemente era más tranquila. Decidió acercarse un poco más a uno de los chicos que aún no había hablado mucho.
—Sabes, he escuchado el nombre de todos aquí, menos el tuyo. ¿Puedo tener el honor de conocerlo? —preguntó Addison, mirando a aquella chica que no había dicho mucho hasta ahora.
Mal la miró durante unos segundos, como si estuviera pensando si debía responderle o no. No entendía por qué Addison quería saber su nombre, pero al final, no le dio mucha importancia y respondió de forma indiferente.
—Mal.
—Vaya, lindo nombre. Parece que te queda bien —comentó Addison, sonriendo con simpatía. Estaba acostumbrada a hacer preguntas que a veces parecían triviales, pero la conversación siempre lograba avanzar de alguna manera.
Antes de que Mal pudiera responder algo más, el Hada madrina intervino de repente, con una sonrisa tranquila en su rostro.
—Estoy segura de que todos recuerdan a Addison,¿verdad? —dijo, mirando a los chicos con una leve sonrisa.
—¿Cómo olvidarla? —dijo Evie con una sonrisa cálida. Siempre recordaba el momento en que Addison la defendió de una situación incómoda, y ese recuerdo siempre la hacía sonreír.
—¿Y ella quién es? —preguntó Carlos, señalando a Jane, quien solo les sostuvo la mirada durante unos segundos antes de bajar la vista, nerviosa.
—Oh, ella es mi hija, Jane. Jane, ellos son nuevos —respondió el Hada madrina, mirando a su hija con comprensión. Sabía que Jane no era muy abierta con las personas nuevas, pero confiaba en que se adaptaría con el tiempo.
Jane solo los miró por unos segundos y dijo, con voz baja y un poco temblorosa:
—Hola. Tranquilos, olvídenme, ¿sí? Solo... continúen.
Y, sin esperar respuesta, salió corriendo rápidamente para esperar a Addison afuera, como si no pudiera soportar más la tensión. Addison suspiró con una ligera sonrisa. Sabía lo difícil que podía ser para su amiga estar cerca de personas que no conocía bien.
—Lo siento, ella es tímida con personas que no conoce y se pone muy nerviosa —explicó Addison rápidamente, mirando a los chicos con disculpas.
—No te preocupes, lo entendemos —dijo el Carlos, dando un leve asentimiento. Su actitud tranquila y comprensiva tranquilizó un poco a Addison.
—Bueno, nosotros tenemos que continuar —dijo el Hada madrina, mirando a Addison con una sonrisa.
—Oh, sí, lo siento. Bueno, chicos, espero verlos después. Adiós —dijo Addison con una sonrisa antes de salir del salón. Evie y Carlos le devolvieron el saludo rápidamente. Aquella chica les había caído muy bien.
Al salir, Addison encontró a Jane esperando fuera, un poco fuera de sí, pero evidentemente más tranquila.
—Lo siento, me puse muy nerviosa —se disculpó Jane, mirando a su amiga con ojos preocupados.
—Tranquila, ya les expliqué, y no les molestó en absoluto —respondió Addison con una sonrisa comprensiva.
—Gracias a Dios. Bueno, lamento tener que dejarte, pero tengo que hacer algunas cosas. ¿Te veo después? —preguntó Jane, aunque su voz estaba un poco más relajada.
—Claro —respondió Addison, asintiendo con una sonrisa.
Jane se fue rápidamente, dejando a Addison sola en el pasillo. El sonido de sus pasos se desvaneció en la distancia, pero Addison sabía que su amiga estaría bien. Era solo cuestión de tiempo para que Jane se sintiera más cómoda en ese entorno.

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Entre La Corona Y El Mar
FantasyAddison Rose Maris Montclair, hija de Ariel y Eric, creció protegida tras ser secuestrada por Úrsula. Sus únicos amigos eran Ben, el futuro rey de Auradon, y Jane, hija del Hada Madrina. Pero cuando sus padres deciden enviarla a Auradon para hacer n...