Prólogo

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Los gritos de la multitud eran ensordecedores. El recinto, teñido de color rojo debido a las luces de neón, mantenía mi mente aturdida.


Pero, aún así, mis ojos fijos únicamente en él, aquél chico rubio, con su piel pálida y su mirada enigmática eran lo único capaz de apoderarse de mí atención hasta hacerme creer que no existía nada más a mí alrededor.


Desde la primera vez que lo ví supe que no era un hombre común, no sabía que tenía exactamente que lo hacía tan diferente a los demás.


No era sólo su voz, profunda y arrastrada, con una tonalidad grave, que parecía filtrarse debajo de mi piel, provocando un estremecimiento en mi interior de tan sólo oírla a la distancia.


Tampoco lo era su presencia en el escenario, tan protagonista, dominando las masas sin ningún tipo de esfuerzo, haciendo que fuese imposible dejar de verlo.


Había algo más, algo en la forma en que su mirada vagaba alrededor del público, como si buscara a alguien, cómo si en cada fecha, en algún punto, encontrara exactamente lo que quería.


Había visto a la banda las suficientes veces en vivo como para notar el patrón. Había una canción en específico dónde todo el ambiente se teñía de un tinte sombrío, peligroso, y a la vez...excitante.


Cuándo los primeros acordes de bajos instintos se hacían presentes, el personaje principal de mis más oscuras fantasías se transformaba por completo en un ser mucho más atrayente, comenzaba a ojear entre la multitud hasta que finalmente su mirada se encontraba con alguien en especial.


Y ésta noche, fué a mí a quién encontró.


Fué tan sólo un instante, una fracción de segundo en la que su mirada recorrió mi lugar en la valla de aquél estadio, hasta llegar a conectar su mirada con la mía.


Se quedó fija en ella por apenas unos momentos, pero bastó. Aquel detalle fué suficiente para que un escalofrío me recorriera la espalda, y un cosquilleo electrifique mi piel hasta erizarla por completo.


¿Cómo era posible que un gesto tan mínimo provocara tantas sensaciones en mi organismo?


No era sólo la sensación de estar ahí, de verlo frente a frente, de mi energía mezclándose con la del público logrando potenciarla, no era la sensación de un concierto normal. Era otra cosa, algo más primitivo, algo más allá de simple adrenalina.


Y entonces, sucedió.


—La noche es eterna para algunos...—Comentó el vocalista con un tono profundo, eclipsante. Y entonces, su mirada volvió a encontrarse con la mía, dedicándome una sonrisa leve. Fué un gesto sutil, casi imperceptible, pero logró eliminar todo el aire que resguardaba en mis pulmones. —pero ustedes sólo tienen ésta.


Las palabras flotaron en el aire, deslizándose entre las últimas notas de la canción.


El concierto siguió su curso, pero yo me quedé en ese momento. Miraba todo lo que sucedía completamente desde afuera, me encontraba ida, únicamente repitiendo aquellas simples palabras en mi mente, algo en mí interior me decía que aquello era un mensaje para mí, por más descabellado que pudiera oírse.


La última canción se hizo presente, y la multitud a mi alrededor gritaba, en la cúspide del éxtasis. Pero no era lo que yo sentía en lo absoluto. Un peso en el pecho no me dejaba disfrutar el momento, una certeza irracional se había apoderado por completo de mi mente.


Él me había visto, y yo jamás iba a poder escapar de su mirada.


Era como si una droga hubiese ingresado en mi sistema en ese instante, yo necesitaba mucho más, pero sabía que probablemente era aquél recuerdo de ese breve momento compartido lo único que iba a poder atesorar para siempre.


No podía hacerme a la idea, tenía que buscar una forma de que aquello volviera a suceder.


—Vos...la de campera negra —Una voz grave se hizo presente frente a mí, era alguien del staff que me sacó de mis pensamientos, mientras me señalaba con el dedo, haciéndome fruncir el ceño con confusión. —. Guido Sardelli quiere verte en el backstage. Seguime.


No fué una pregunta, aquello fué una orden clara, lo cual me dejó aún más confundida. Pero no hice preguntas.


Con mi corazón latiendo a gran velocidad y mis piernas temblando tanto que sentía que en cualquier momento iban a flaquear, me dispuse a seguir al guardia sin oponer resistencia.


Caminamos por pasillos desolados de aquel estadio, que contrarrestaban por completo con la euforia que se vivía en el campo.


Hasta finalmente llegar a una puerta, una en la cual podía leerse el nombre de la persona que había admirado por tanto tiempo, mientras soñaba con que éste momento llegara un día.


El guardia se quedó parado a mí lado, invitándome a ingresar sin necesidad de las palabras. La puerta estaba entreabierta, un destello de luz iluminaba los rostros de Guido y Patricio, su hermano, quienes no parecían haber notado aún mi presencia.


—¿Cuántas son ésta vez? —Patricio cuestionó, frunciendo el ceño levemente, mientras Guido le dedicaba una sonrisa ladina que logró helarme la sangre sin motivo aparente. —La última vez nos quedamos cortos.


—Te juro que ésta vez son más que suficientes.


¿A qué se referían exactamente? 




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Buenas a todas! 

Bienvenidas a mi nueva historia. Para quienes no me conocen yo soy Mila, y ésta es una historia que vive en mi mente hace demasiado tiempo, pero que nunca me había animado a empezar.

Espero que les guste muchísimo, porque a mi me está emocionando mucho escribirla.

Quiero leer que les pareció el prólogo, siempre leo todos los comentarios, me hace re feliz saber su opinión, incluso si es una crítica, soy relativamente nueva en ésto y me ayuda mucho a mejorar.

Recuerden que tengo otras historias, Verte de cerca, que esta terminada, Paparazzi que también está empezando y el spin off de Guido de verte de cerca, que se llama Volver a casa, el primer capítulo sale el primero de abril.

Creo que eso es todo, las amo mucho, gracias por bancarme siempre en todos mis proyectos.

Nos leemos en twitter.

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ESTADO SALVAJE - GUIDO SARDELLI | AIRBAGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora