El silencio en la base militar se rompió con el sonido de unas botas firmes golpeando el suelo. Todos los soldados que estaban en la zona se pusieron en posición de firmes al ver pasar a la figura vestida con uniforme negro, condecoraciones en el pecho y un aura imponente que helaba la sangre.
—General Manobal—saludó un teniente, cuadrándose ante ella.
Lisa no respondió de inmediato. Solo asintió con la cabeza y continuó su camino hasta la oficina del alto mando. Su rostro mostraba la misma expresión seria de siempre, pero los que la conocían sabían que su mente trabajaba a mil por hora.
Al llegar, un general mayor la esperaba detrás de su escritorio. Su semblante era tenso.
—Siéntate, Manobal —ordenó con voz firme.
Lisa tomó asiento sin titubear.
—¿De qué se trata esto, señor?
El general tomó un respiro antes de responder.
—Es una misión de protección, pero no cualquiera. Se trata de Jennie Kim, la hija del exgeneral Kim Jiyoung.
Lisa enarcó una ceja. Conocía ese nombre. Un hombre influyente, poderoso y, sobre todo, alguien que no confiaba en cualquiera.
—¿Protección? —repitió Lisa, cruzándose de brazos—. ¿Es una diplomática, una oficial...?
—No. Solo una civil —el general la miró fijamente—. Pero su vida está en peligro.
Lisa se mantuvo en silencio. No era el tipo de misión que solía aceptar. Ella lideraba batallones, organizaba ataques estratégicos, no se encargaba de ser "niñera".
—El exgeneral Kim ha pedido específicamente a nuestro mejor soldado para esta misión. Y ese soldado eres tú.
Lisa apretó la mandíbula.
—¿Quién la amenaza?
—No podemos dar detalles aún, pero sabemos que la buscan para hacer daño a su padre. Han intentado atacarla dos veces. Necesitamos que esté bajo tu protección hasta que eliminemos la amenaza.
Lisa exhaló lentamente.
—¿Dónde está ella ahora?
El general deslizó un expediente por el escritorio.
—En su residencia. Y, como te imaginarás, no está muy contenta con la idea de tener a alguien protegiéndola.
Lisa tomó el expediente y le echó un vistazo a la foto. Jennie Kim. Hermosa, de mirada desafiante y labios fruncidos en lo que parecía ser una mueca de fastidio.
—Entendido, señor —dijo Lisa, cerrando el archivo—. Me haré cargo.
El general asintió con aprobación.
—Buena suerte, General Manobal. La necesitarás.
...
—¡No puede estar hablando en serio, papá! —La voz de Jennie retumbó en el despacho de su padre mientras ella lo miraba con incredulidad y furia.
Kim Jiyoung, imperturbable, entrelazó los dedos sobre su escritorio y la observó con paciencia.
—Es por tu seguridad, Jennie.
—¡No necesito una niñera con uniforme! —espetó ella, cruzándose de brazos con indignación.
Su padre suspiró, como si hubiera esperado exactamente esa reacción.
—Esto no es opcional. Han intentado atacarte dos veces. No voy a arriesgarme a que la tercera vez tengan éxito.
Jennie bufó, apartando la mirada. No podía creerlo. ¿Ella? ¿Con un guardaespaldas personal? ¿Y encima uno del ejército? Era ridículo.
—¿Y quién es este "super guardaespaldas"? ¿Un gorila enorme con cara de pocos amigos?
Antes de que su padre pudiera responder, la puerta del despacho se abrió con un golpe firme.
Las protestas de Jennie murieron en su garganta cuando la vio.
Lisa Manobal.
Alta, con el uniforme negro impecable, las condecoraciones brillando en su pecho y su expresión pétrea. Sus ojos oscuros la escanearon de arriba abajo sin emoción alguna antes de cuadrarse ante Kim Jiyoung.
—General Manobal, a sus órdenes —dijo con voz grave y controlada.
Jennie tardó un segundo en reaccionar. Luego, su furia volvió con más fuerza.
—¿Una mujer? —soltó, sin poder ocultar su sorpresa y escepticismo—. ¿Tú vas a protegerme?
Lisa arqueó apenas una ceja.
—Sí. ¿Algún problema con eso?
—Muchos. —Jennie cruzó los brazos con altivez—. Para empezar, no necesito protección. Y si la necesitara, preferiría a alguien menos...
Se quedó en silencio un segundo, mirándola con el ceño fruncido. Lisa esperaba la palabra "débil", "delicada" o cualquier comentario condescendiente.
—...menos amargada.
Lisa dejó escapar un suspiro inaudible. Había tratado con todo tipo de personas, pero pocas la irritaban tan rápido.
Kim Jiyoung decidió intervenir antes de que la situación escalara.
—Jennie, Lisa es la mejor en lo que hace. No quiero discusiones.
Jennie resopló con indignación y miró a Lisa con descaro.
—Muy bien, Mr. General, espero que sepas lo que estás haciendo.
Lisa entornó los ojos.
—Lo sé perfectamente, señorita Kim. Lo que no sé es si tú entiendes en qué peligro estás.
Jennie se acercó con una sonrisa desafiante.
—Oh, lo entiendo. Lo que no entiendo es por qué tengo que aguantar esto.
Lisa mantuvo su postura firme.
—Porque estaré pegada a ti las veinticuatro horas del día, te guste o no.
Jennie entrecerró los ojos.
—Veremos cuánto duras, Mr. General.
Lisa sonrió por primera vez, una sonrisa que no auguraba nada bueno.
—Veremos quién se rinde primero, señorita Kim.

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Mr. General | JenLisa
FanfictionJennie, una joven egocéntrica y rica, se ve obligada a compartir su vida con Lisa, la implacable y fría militar y ahora su guardaespaldas asignada por sus padres. A medida que la protección se convierte en un juego peligroso de atracción y deseo, a...