Narrativa
Alondra se encontraba en la sala con los invitados de su padre. Una chica de cabello negro y la otra una mujer un poco mayor.
La menor no quería entablar una conversación con la chica, Rainelis se lo tenía estrictamente prohibido y si la ve, no dudaría en golpearla hasta cansarse.
Podía sentir la mirada clavada en ella. Alondra solo estaba sentada en el cómodo sofá, sin siquiera mirarla.
Hasta que la peli negra habló.
- Hola. - dijo tímidamente.
Alondra se tensó, no sabía si responder o no. Sentía la mirada de Rainelis más pesada que anteriormente.
Dudo un poco, pero al fin respondió.
- Hola. - contestó fríamente.
Rainelis las miraba de reojo. La furia recorría su sangre y por su cabeza solo pasaban insultos y golpes para Alondra.
Las chicas no volvieron hablar hasta que se terminó la reunión. Su padre fue al bar con su socio a celebrar lo bien que le iba a su empresa y por ende, Rainelis y Alondra se quedaron solas en casa.
Comenzó el infierno para la pelirrubia.
El miedo la recorría cuando sintió un tirón fuerte de cabello. La sangre se le heló y trató de detenerla pero ya era muy tarde.
- ¿Qué hacías con esa perra? - con su mano libre tomó la mandíbula de Alondra, provocándole un fuerte dolor.
- S-Solo le dije "Hola." lo juro. - lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.
- Si, se supone que debo creerte, estúpida. - la aventó contra la pared, junto su cuerpo con el de ella y le lamió la oreja.
- Entiende que nadie puede tenerte, ¿tan difícil es eso? - apretó más sus manos en la cintura de alondra, su agarre era desgarrador.
- ¡Lo siento no volverá a pasar! es mejor que conversemos.. - tenía miedo, si, miedo de haber herido sus sentimientos. Al carajo con el dolor físico y mental, a ella solo le importaba su madrastra.
- ¿Conversar? - rió con amargura - No conversaremos.
Azoto la cabeza de su hijastra contra la pared, un dolor recorrió todo su rostro. De nuevo lo hizo y aún más fuerte.
- P-Para o terminarás matándome.. - jadeo apenas audible.
Con sus dos manos la tomó de la nuca la estrelló de nuevo pero con demasiada fuerza al punto de dejar la pared agrietada y con sangre.
- Esto es lo que te mereces, maldita zorra. -
fueron las últimas palabras que escucho antes de desmayarse por completo.Horas después..
Abrió lentamente los ojos. Estaba postrada en su cama, sentía un dolor intenso en el ojo derecho, su brazo izquierdo le dolía como nunca, el labio lo tenía muy reventado y sentía rasguños y moretones por toda su cara y cuerpo.
desvió la mirada a un derecha para ver a su madrastra sentada a su lado, observándola con frialdad.
Se levantó de la silla y quiso tocar su rostro, pero Alondra giró la cabeza antes de tocarla. No quería hablar con ella, no después de casi matarla.
- ¿Qué te pasa? - preguntó tranquila, como si hace algunas horas atrás no la hubiera golpeado como nunca antes lo había echo.
No respondió. Le dolía bastante la cara y se le hacía difícil respirar, ninguna palabra salía de su boca.
- Siento que m-moriré. No quiero hablar. - dijo por fin.
Le dolía decirle esas palabras tan frías, le dolía hablarle así cuando lo único que quería era perdonarla y ya, pero sabía que aún no podía hacer eso, tenía que resistir.
- ¿Enserio? - dijo con ira.
- No quiero hablar.
- De acuerdo, me voy.
Pero cuando estaba apunto de salir, Alondra comenzó a sollozar. No sabía porque, solo sabía que sufría cada vez que su madrastra se iba.
- Solo quiero que me ames, ¿tan difícil es demostrarme tu amor sin golpearme o utilizarme? - dijo sin rodeos. Rainelis se tensó.
- Solo eres una amante como todas la cual puedo utilizar y siempre vendrá a mí como la mascota que es.
- ¿Entonces por qué me golpeas?
- Porque nadie toca lo que me pertenece.
- Estás diciendo que soy de tu propiedad, pero solo soy una amante que puedes manejar a tu antojo?
- Si, una amante.
- Maldigo el día en que me enamoré de ti, eres una horrible persona con un corazón de mierda, no mereces mi amor. Lárgate de aquí.
- Bien, pero sé que regresarás a mí como la arrastrada que eres. - finalizó azotando la puerta.
Y Alondra se quebró, desde cuando el amor duele tanto, ya ni le importaba si estado físico, solo quería un romance común y corriente, con besos tiernos, abrazos, pasar tiempo juntos.
¿Pero como lo haría si la persona que ama con su vida solo la ve como una "cosa"?
Ama a Rainelis Rosario, pero ella no la ama.
Solo la utiliza, la golpea y la destruye.
Ojalá dejarla fuera tan fácil como ella lee en internet.
"Si la persona no te valora simplemente aléjate de ella, ¿qué más daño te puede hacer? Solo no te ama y ya."
Si no existiera la dependencia emocional, todo sería más fácil.
"Estoy comenzando a sospechar que me
hizo un tipo de ritual satanico." pensó en su mente.

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ULTRAVIOLENCE
FanfictionSiempre juzgaba a las personas que se dejaban maltratar por amor, decía que era absurdo y que no tenían amor propio. Hasta que lo viví con mi madrastra, una mujer de aspecto "encantador" sin saber como realmente era. "Dame toda esa ultraviolencia."