Pasaron dos años desde aquella noche en la que Isagi y Anri confesaron sus sentimientos. Ahora, la vida de Isagi había cambiado por completo.
Era una de las máximas estrellas del fútbol japonés, reconocido mundialmente junto con Rin, Chigiri, Nagi y los demás jugadores de Blue Lock. Pero, más allá de su éxito en el fútbol, lo que más amaba en su vida era su familia.
En la sala de su casa, un niño de cuatro años corría con una pelota en los pies.
Era su hijo, Tatsumi Isagi.
Tenía el cabello negro como su padre, pero los ojos reflejaban la misma determinación que veía en Anri.
Isagi, sentado en el sofá, lo miraba con orgullo mientras su esposa preparaba el desayuno en la cocina.
Anri: Tatsumi, no corras dentro de la casa.
Tatsumi: ¡Pero quiero jugar como papá!
Isagi: Cuando termines de desayunar, te llevo al parque para jugar.
Tatsumi: ¡Sí!
Anri sonrió mientras servía el café para Isagi. Todo se sentía tan perfecto, tan completo.
De repente, alguien tocó la puerta.
Isagi se levantó para abrir y se encontró con dos caras muy familiares.
Rin y Bachira estaban parados en la entrada.
Bachira: ¡Yoichi!
Rin: ...Hola.
Isagi se sorprendió, pero les hizo pasar.
Bachira miró alrededor y silbó.
Bachira: Vaya, qué vida de casado, eh. Nunca pensé que nuestro Isagi terminaría tan rápido con familia y todo.
Rin se cruzó de brazos, pero tenía una ligera sonrisa en el rostro.
Rin: No puedo decir que me sorprende. Siempre fuiste alguien especial, Isagi.
Isagi sonrió con nostalgia.
Isagi: ¿Y ustedes? ¿Qué los trae aquí?
Rin suspiró y miró a Bachira, quien le hizo un gesto para que hablara.
Rin: Hemos estado recordando todo lo que pasó en Blue Lock. Todo lo que vivimos, cada partido, cada rival al que enfrentamos...
Bachira: Y nos dimos cuenta de que esos fueron los mejores momentos de nuestras vidas.
Isagi sintió algo en su pecho. Miró a Rin, luego a Bachira, y luego recordó todo lo que había pasado desde que entraron a Blue Lock.
Rin: Nada se compara con esos días.
Bachira: Pero al final, terminamos aquí, logramos todo lo que soñamos.
Isagi miró a su hijo, que observaba curioso la conversación, y luego a Anri, que sonreía con ternura desde la cocina.
Isagi: Sí... lo logramos.
Se hizo un momento de silencio. Luego, Bachira sonrió con emoción.
Bachira: ¡Bueno, suficiente nostalgia! ¿Vamos a jugar un partido como en los viejos tiempos?
Isagi rió.
Isagi: Tatsumi, ¿quieres ver cómo jugamos los mejores jugadores de Japón?
Tatsumi: ¡Sí!
Rin sonrió de lado.
Rin: Vamos a ver si aún tienes lo necesario, Isagi.
Isagi: Nunca he estado mejor.
Tomaron el balón y salieron juntos al parque, listos para revivir su pasión, para recordar quiénes eran.
El fútbol los había unido una vez.
Y el fútbol los mantendría unidos para siempre.
FIN
LA CONTINUACIÓN ESTA EN MI PERFIL
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