La Llegada de los VKs

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Addison despertó temprano. Su mejor amigo quería que estuviera allí para la bienvenida de los VKs, y aunque eso la emocionaba, aún se preguntaba si debía ir. ¿Y si solo estorbaba? Sin darle más vueltas, se levantó y comenzó a arreglarse. Quería causar una buena primera impresión en los hijos de los villanos.

Jane seguía dormida, su alarma aún no había sonado. Pero Addison necesitaba apoyo. Sin pensarlo demasiado, se acercó a su cama y la sacudió suavemente.

—¡Me quedé dormida! —gritó Jane, incorporándose de golpe.

Miró el reloj y frunció el ceño.

—Addison, son las siete de la mañana.

Addison soltó una risa nerviosa justo antes de recibir un almohadazo en la cara.

—¿Sabes que mi alarma suena a las ocho y media, verdad?

—Sí, lo sé…

—¿Entonces por qué me despiertas una hora y media antes?

—Porque… quería hablar contigo de algo que me preocupa.

Jane suspiró. Aunque le molestaba haber sido despertada tan temprano, si se trataba de Addison, podía pasarlo por alto. Se acomodó en la cama, lista para escuchar.

—¿Qué sucede?

—Hoy llegan los hijos de los villanos.

Jane asintió.

—Sí, pero eso es hasta las nueve, ¿no?

—Sí, pero quería arreglarme con tiempo. Quiero causar una buena impresión.

—Ya veo. Sigue.

—Bueno, Ben me invitó, pero… ¿y si solo estorbo? Se supone que la familia real de Auradon tiene que recibirlos, y yo no soy parte de la familia. Además…

Antes de que pudiera seguir, Jane le tapó la boca con la mano y la miró con dulzura.

—Escucha, nunca vuelvas a decir algo así. La familia real te quiere allí, no solo Ben. Para los reyes eres como su sobrina, eres parte de su familia. Ben te quiere como una hermana, y yo también. No estorbas. Ellos te invitaron por una razón, porque te quieren ahí.

Las palabras de Jane hicieron que Addison se sintiera mejor. Saber que la consideraban parte de la familia la hacía sentir querida.

—Además —continuó Jane—, Audrey también quiere que vayas.

Addison sintió que su pecho se llenaba de calor. ¿Audrey también la quería ahí? Sonrió, incapaz de evitarlo.

—Tienes razón. Si me invitaron, es porque soy especial para ellos. Gracias, Jane.

Sin pensarlo, la abrazó. Jane le devolvió el abrazo con gusto.

—Bueno, iré a cambiarme.

—¿No volverás a dormir?

Jane negó.

—Una vez que despierto, ya no hay vuelta atrás. Mejor aprovecharé el tiempo.

Addison bajó la mirada, sintiéndose un poco culpable.

—Lo siento, no lo volveré a hacer.

Jane sonrió.

—Si te sientes mal o necesitas consejo, puedes despertarme a la hora que sea.

Dicho esto, se metió al baño para comenzar su día.

El momento esperado llegó. Faltaban solo minutos para la llegada de los chicos de la Isla. Addison salió de su habitación y se dirigió a la entrada de la escuela, donde la esperaban el Hada Madrina, Ben y Audrey.

—Perdón por la tardanza, y gracias por dejarme estar aquí —dijo, un poco insegura.

—Tranquila, nosotros también acabamos de llegar. No es ninguna molestia que estés aquí —respondió Ben con una sonrisa.

Audrey la miró de arriba a abajo y sonrió.

—El lila te queda bien.

Addison bajó la mirada, sintiendo sus mejillas arder.

—Gracias… A ti te queda muy bien el rosa.

Audrey soltó una pequeña risa. Su voz era tan dulce que hizo que Addison sonriera sin darse cuenta.

—Bueno, el rosa y el lila se complementan muy bien.

Addison sintió un cosquilleo en el estómago.

Todos se colocaron cerca de la fuente, listos para la llegada de los VKs. Addison estaba junto a Audrey, quien sostenía a Ben del brazo. A su lado estaba el Hada Madrina.

Las trompetas sonaron con una melodía elegante. Addison tragó saliva cuando vio acercarse la limusina. Su estómago se encogió de los nervios.

Audrey, notando su inquietud, tomó su mano con suavidad y le dio un leve apretón. Addison se giró para mirarla. Audrey le sonrió, transmitiéndole calma.

La limusina se detuvo. Hubo un breve silencio antes de que la puerta se abriera.

La primera en salir fue una chica de cabello morado. Su vestimenta era completamente de ese color, con detalles verdes. Su expresión era tranquila, aunque sus ojos lo analizaban todo con cautela.

Luego salió una chica vestida de azul, con movimientos elegantes y una actitud segura.

Después, dos chicos bajaron peleando por lo que parecía una bufanda. Uno vestía de blanco y negro, como un dálmata. El otro llevaba prendas rojas y un gorro que resaltaba su cabello oscuro y rebelde.

Addison dejó escapar una risa ante la escena. Los dos chicos se giraron hacia ella, pero antes de que pudieran decir algo, la chica de cabello morado habló con tono autoritario:

—Chicos, basta. La gente mira.

Los cuatro se formaron, intentando mostrarse más organizados. Addison los observó con curiosidad. Se veían como buenas personas, aunque parecía que no todos pensaban lo mismo.

El chico del gorro dio un paso adelante con una sonrisa encantadora.

—Hola, chicas. Soy Jay, hijo de Jafar. ¿Qué tal?

Addison y Audrey intercambiaron una mirada y rieron, algo nerviosas.

El Hada Madrina tomó la palabra.

—Bienvenidos a la preparatoria. Soy el Hada Madrina, la directora.

La chica de cabello morado arqueó una ceja.

—¿El Hada Madrina? ¿La del "Bibbidi Bobbidi Boo"?

—"Bibbidi, Bobbidi, Boo" —repitió la mujer con una sonrisa.

—Siempre tuve curiosidad. ¿Qué habrá pensado Cenicienta cuando apareciste de la nada con esa varita brillante y esa sonrisa misteriosa?

El Hada Madrina sonrió con orgullo, pero Addison no pudo evitar sentir una ligera incomodidad, algo en su tono le resultó intrigante.

Ben dio un paso adelante.

—Es un gusto conocerlos. Soy Ben…

Audrey lo interrumpió con emoción.

—Príncipe Benjamin. Será nuestro próximo rey.

La chica de azul sonrió con entusiasmo.

—¡Adoro a los príncipes! Mi mamá es una reina, así que técnicamente, eso me hace princesa.

Audrey chasqueó la lengua y respondió con una sonrisa forzada:

—La Reina Malvada no tiene ningún título aquí. Igual que tú.

El ambiente se tensó por un momento. La chica de azul dejó de sonreír. Antes de que la situación se volviera incómoda, Addison intervino.

—Bueno, que yo sepa, la Reina Malvada sí era una reina. Se casó con el padre de Blancanieves, ¿no? Eso la convirtió en reina legítima. Y aunque su título tenga "malvada" al final, sigue siendo un título real.

Los VKs la miraron sorprendidos.

Defendía a la hija de la Reina Malvada. Pero ¿por qué?

Entre La Corona Y El Mar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora