La Adolescente y el Vagabundo (Parte 2)

12.6K 52 0
                                    


CAPÍTULO 9

Como hacía ya varias noches, Lorena no durmió bien. Se desvelaba continuamente y, cuando lo hacía, se quedaba recordando lo sucedido: se había dejado manosear las tetas por un sucio vagabundo y, no solo eso, sino que le había chupado la polla... Provocando un resultado final que consistió en recibir una espesa y contundente corrida en la cara.

Al recordarlo se llevaba las manos a su preciosa cara, pasándose los dedos por su fina piel... recordando como potentes chorrazos caían por ella, formando hasta coágulos, pringándole el pelo.

No podía entender como había hecho algo así... De hecho, daba vueltas y vueltas en la cama sin llegar a darse ninguna respuesta clara. Simplemente había pasado, aunque tras varias noches había llegado quizás a una conclusión: aquel vagabundo era como una puerta a todo lo prohibido, era todo lo contrario para lo que le habían educado sus padres. Se sentía sucia, como que no podía caer más bajo... Y eso la ponía muy cachonda. Además no ayudaba que entre esas flacuchas y sucias piernas colgaba una enorme y gruesa polla. Al recordarla, no podía evitar relamerse los pequeños aunque gruesos labios. Recordaba ese rancio sabor, esa enorme polla llenándole por completo y atragantándola de mala manera mientras él gemía como un cerdo...

La piel se le ponía de gallina y rápidamente una calentura recorría todo su cuerpo. Sus manos iban directas a sus crecidas y voluminosas tetas, estrujándoselas mientras se estiraba del todo en la cama. Pero llegado cierto punto, una especie de compostura y de conciencia hacía aparición y se detenía, intentando dormirse de nuevo mientras negaba con la cabeza.

Sonó la alarma. De nuevo no había pegado ojo. Se puso en pie, resoplando de mala gana, con su cabeza todavía dando vueltas... y los pezones duros.

CAPÍTULO 10

Lorena ya no esperaba a su amiga en el banco sino que ahora lo hacía en el mismo portal aunque tuviera que esperar de pie. Su mirada se iba continuamente hacia el callejón...

-¿Ya no te resulta cómodo el banco?

Se sobresaltó de mala manera, provocando que sus tetas bajo la blusa pegaran un buen bote. Se giró y vio al vagabundo tal y como lo recordaba, quizás con el pelo más sucio pero igual de sonriente, mostrando sus marrones dientes.

-Yo... Esto... No tengo que hablar nada contigo-replico tras varios segundos de duda, titubeando.

-Oye, lo que paso paso y ya está... ¿Lo pasamos bien no? Yo desde luego si...-instintivamente se llevó una mano a su entrepierna.

-Pues yo no.. No sé cómo pude.. Fue una locura.- Lorena miraba hacia todos los lados, mirando con nerviosismo el portal.

-¿Seguro?-cerro la mano sobre su entrepierna, provocando que en el raído y sucio pantalón se marcase un alargado y grueso bulto.

Lorena no pudo evitar mirar como aquella enorme polla se definía y remarcaba de mala manera. Trago saliva.

-¿Se marca eh?-dijo riendo-Aunque no tanto como tus melones... Madre mía hija de mi vida...-Su sucia mirada se perdió en las tetas de Lorena, que marcaban una redondez y volumen considerables bajo la blusa.

El vagabundo se acercó más. Lorena se apartó rápidamente y una enorme sensación de peligro... y calentura la domino.

-¡Vete! Déjame en paz o chillaré, lárgate!-dijo perdiendo el control... Aunque con un tono muy poco convincente que provoco que el vagabundo sonriera por unos segundos compasivo.

Relatos eróticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora