15. Marrakech con M de mal de ojo

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Capítulo 15

Marrakech con M de mal de ojo

El silencio es sepulcral. Tanto que se escuchan los maullidos de un gato en el exterior de la casa de adobe naranja y azul. Son las cuatro de la mañana hora local, y con todo el ajetreo del vuelo, estoy cansada.

Delirantemente cansada. Tanto que si de pronto viera un elefante bailando en el salon no me resultaría extraño.

No estoy drogada lo prometo.

Adri y yo llevamos horas editando. La falta de práctica y el acuerdo táctico de no dirigirnos la palabra, ralentizando el proceso. Trabajar sin comunicarte es una auténtica tortura, pero si es lo que el quiere, es lo que hay.

Un asentimiento de cabeza y un gesto con las manos son todo lo que he conseguido de su parte. El buen humor que ha tenido durante todo el día, se ha ido esfumando poco a poco según se iban yendo a dormir el resto. Ha sido quedarnos solos y fruncir el ceño como si oliera a pedo.

Y no huele a pedo, lo prometo.

Me quiero pegar un tiro en la sien.

Aunque teniendo en cuenta como están siendo las cosas, capaz soy de ni siquiera acertar.

Es en esa posición, callados, cada uno en un ordenador, como nos encuentra Dani a las seis de la mañana. Dos horas en las que salvo el gato del vecindario y una moto en la lejanía, no he escuchado nada.

Mi culo se ha fusionado con la tela rojiza del sofá, y Adri lleva un rato cambiando de posición tratando de no quedarse dormido. Estamos agotados los dos.

De cuando en cuando le he visto mandar mensajes por teléfono. Pero ni quiero saber ni es de mi incumbencia a quien iban dirigidos. Eso es lo que él ha querido.

Podria no respetarlo, total, ya no me habla, ¿qué es lo peor que puede pasar?

—Iros a dormir.—la burbuja de somnolencia se rompe. Un bostezo se escapa de la boca del editor.—Es una orden, de hecho.

Cruzo miradas con el Youtuber. Los ojos oscuros, escanean mi rostro. No sé si está enfadado por lo mucho que hemos tardado en editar, porque sus mejores amigos no se hablen, o si sencillamente se siente culpable por toda la situación. De todas formas, no me da tiempo a averiguarlo.

El chico me quita el portátil de las rodillas y tirando suavemente de mis brazos, me pone de pie. Cuando su contacto sobre la piel al descubierto de mi pijama hace que una ola de calor me recorra, decido pirarme a dormir.

Estoy teniendo pensamientos indecentes de nuevo.

Los ronquidos de Jopa me acompañan hasta que me quedo dormida. Aunque hasta en el jardín del Edén me persigue el drama de Adri y Plex. Me paso toda la noche soñando con los dos, con reconciliarnos y con los distintos escenarios en los que podríamos ser felices los tres.

Solo el poliamor me encaja.

Que puedo decir, I'm just a girl.

El editor y yo no volvemos a coincidir hasta bien entrada la tarde. Con los ojos legañosos y un café en la mano, Adri ni siquiera pestañea al verme.

Dios que ganas de meterle una patada y ver si se queja.

Ojalá pudiera usar la violencia como solución a los problemas. Plex será pacifista y dirá que eso no lleva a nada. Pero lo a gusto que me quedaría, eso no me lo quita nadie.

Los chicos han escrito por el grupo que están en el casco histórico, y que si queremos unirnos a ellos el guardaespaldas que hace las veces de chófer viene a por nosotros.

Cien Noches | YosoyPlex y AdridobylusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora