Capitulo 7

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Capítulo 7: La máscara perfecta

La mañana llegó demasiado rápido.

Jae-ji se despertó con una sensación extraña en el pecho.

Todavía no podía procesar todo lo que había sucedido la noche anterior.

Seulgi. Su trato. Sus reglas.

El control absoluto que tenía sobre ella.

La Alfa pasó una mano por su rostro y se incorporó en la cama.

Seulgi seguía dormida, su respiración era tranquila, su expresión serena.

Era difícil creer que esa misma chica, que se veía tan dulce e inofensiva en ese momento, era la misma que la había hecho arrodillarse la noche anterior.

Jae-ji se quedó viéndola unos segundos más antes de levantarse en silencio y dirigirse al baño.

Cuando salió, Seulgi ya estaba despierta, sentada en la cama con una mirada soñolienta pero astuta.

—Buenos días, Alfa —dijo con una sonrisa suave.

Jae-ji sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—Buenos días.

Seulgi estiró los brazos con pereza antes de levantarse.

—Hoy será un día interesante.

Jae-ji la observó con cautela.

—¿Por qué lo dices?

Seulgi la miró de reojo, con una sonrisa juguetona en los labios.

—Porque hoy veremos si puedes actuar como una Alfa dominante después de todo lo que pasó anoche.

Jae-ji sintió su mandíbula tensarse.

—No necesito actuar —respondió con firmeza—. Yo soy una Alfa dominante.

Seulgi soltó una risa suave.

—¿Ah, sí?

Se acercó lentamente hasta quedar justo frente a Jae-ji.

—Entonces dime —susurró, inclinándose apenas lo suficiente para que la Alfa sintiera su aliento contra la piel—, ¿realmente sigues creyendo que eres la que manda aquí?

Jae-ji no respondió.

Porque la verdad era demasiado peligrosa para admitirla.

Seulgi sonrió, como si ya supiera exactamente lo que estaba pasando por su cabeza.

—No te preocupes, mi Alfa —susurró—. Afuera, todos seguirán creyendo que eres la gran Jae-ji.

Jae-ji tragó saliva.

—Pero yo sabré la verdad.

Seulgi se alejó con una expresión satisfecha.

—Vamos. No quiero que lleguemos tarde.

Jae-ji cerró los ojos un segundo antes de tomar aire y seguirla.

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El ambiente en la escuela cambió en cuanto entraron por la puerta principal.

Como siempre, todos apartaban la mirada cuando Jae-ji pasaba.

Los estudiantes se hacían a un lado en los pasillos, demasiado intimidados por su presencia.

Era exactamente como siempre.

Y, sin embargo, algo dentro de Jae-ji se sentía diferente.

Porque, a pesar de que todos la veían como la Alfa poderosa e inquebrantable…

Ella sabía que no lo era.

Que había alguien más fuerte que ella.

Alguien que la controlaba sin que nadie lo notara.

Y ese alguien caminaba justo a su lado, con una sonrisa dulce y una expresión completamente inocente.

Seulgi.

—Jae-ji.

La voz de Yujin la sacó de sus pensamientos.

Su mejor amiga se acercó con una expresión confundida.

—¿Por qué vienes con ella?

Seulgi la miró con una sonrisa tierna.

—¿Pasa algo malo?

Yujin frunció el ceño.

—Es solo… extraño.

Jae-ji sintió una punzada de irritación.

—¿Por qué sería extraño?

Yujin la miró como si fuera obvio.

—Porque nunca te he visto interesada en nadie. Y menos en una Omega.

Seulgi bajó un poco la cabeza, fingiendo timidez.

—Lo siento si te incomoda, Yujin.

La Beta se quedó en silencio un momento, confundida por su actitud.

Pero entonces, Seulgi se acercó a Jae-ji y tomó su brazo con delicadeza.

—Solo quiero estar con mi Alfa. ¿Eso está mal?

Jae-ji sintió un escalofrío recorrer su espalda.

La forma en la que Seulgi usó esas palabras fue perfecta.

A los ojos de los demás, parecía una Omega tierna y devota.

Pero Jae-ji sabía la verdad.

Sabía que, en realidad, Seulgi no era la que pertenecía a ella.

Era ella la que pertenecía a Seulgi.

Yujin suspiró, rindiéndose.

—Hagan lo que quieran.

Se fue, pero Jae-ji pudo notar la confusión en su rostro.

Seulgi esperó a que estuviera lejos antes de inclinarse hacia ella.

—¿Ves? —susurró con una sonrisa—. Nadie sospecha nada.

Jae-ji la miró de reojo.

—Eres manipuladora.

Seulgi soltó una risita.

—Lo sé.

La Alfa frunció el ceño.

—No me gusta sentir que estoy perdiendo el control.

Seulgi ladeó la cabeza.

—¿Lo estás perdiendo?

Jae-ji abrió la boca para responder, pero se quedó en silencio.

Porque la verdad era que sí.

Lo estaba perdiendo.

Seulgi le sonrió con dulzura antes de acariciar su brazo con suavidad.

—No pienses demasiado, mi Alfa. Solo disfruta el papel que debes interpretar.

Jae-ji suspiró, sabiendo que no tenía escapatoria.

No mientras Seulgi estuviera a su lado.

No mientras ella siguiera teniendo el control absoluto de su mundo.

Fin del capítulo 7.

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