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— 🍂 ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ
Al día siguiente de la cena navideña, Sam la había ido a dejar a la casa mientras él se iría a hacer quien sabe qué cosa.
Eran al rededor de las once de la mañana cuando Kalani recordé el mensaje que Paul le había dejado la noche anterior, así que sacó su teléfono para contestar.
Ya se fue, llegará hasta la tarde.
Se rio un poco sintiendo que ambos actuaban como si Sam fuera un gran peligro del que tenían que ocultarse, y ni si quiera sabía por qué.
Es decir, sabía que a Sam no le gustaba que se juntara con Paul ya que él podía ser una mala influencia. Pero al mismo tiempo sentía que a veces exageraban en ocultar su amistad de Sam.
Al rededor de media hora había pasado cuando Kalani escuchó el motor de la motocicleta de Paul, así que abrió la puerta viéndolo bajar con su casco en mano y una sonrisa ladina.
- ¡Kal! Se nota que me esperabas - Se burló mientras entraba a la casa.
- Tu eres el que me acosa desde antier, sé que te morías por verme - Le dijo ella, cerrando la puerta y yendo a la sala, donde él ya se había sentado - ¿Dónde está mi regalo? - Preguntó ella emocionada.
- Ah, ya vi por qué me esperabas, siempre tan material - Dijo Paul mientras sacaba de uno de los cierres de su chamarra, una pequeña caja blanca - Espero que te guste - Le dijo, esta vez más genuino mientras le extendía la caja.
La chica no espero mucho y, con una última mirada a Paul, abrió la cajita. Era una pulsera de tobillo de un tono metálico, con un pequeño dije en forma de motocicleta. La pequeña joya brillaba en la luz del sol, y la chica no pudo evitar sonreír al ver el detalle.
Pero le llamó mucho la atención la tarjeta debajo de la joyería "Tienes tu mini motocicleta, ya no me pidas aventón".
- Eres un tonto - Le dijo ella mientras se sentaba a su lado, empujándolo con el hombro y agachándose para ponerse la pulsera en el tobillo.
- Te encantó, lo sé niña - Kalani rodó los ojos una vez más, levantándose para ir a la cocina, esperando que se quitara esa extraña sensación cada vez que Paul la llamaba niña.
- No soy una niña - Dijo, regresando con una cajita que contenía dos roles de canela - Toma.
- ¿Quién lo diría? Kalani Uley, regalándome algo a mi - Dijo, y sonrió aún más grande cuando vio el contenido de la caja - ¡Me fascinan los roles! Muchas gracias Kal.
- Ya, cállate - Dijo la chica, un poco sonrojada.
- A ver cállame - Le dijo Paul, y Kalani solo le estrelló un cojín en el rostro entre risas.
El ambiente en la casa era ligero, lleno de esa comodidad que Kalani empezaba a asociar con Paul. A pesar de todas las advertencias de Sam y las miradas reprobatorias que sabía que recibiría si la descubría con él, estar con Paul era fácil. Divertido. Como si siempre hubieran sido así, intercambiando bromas y lanzándose cojines, sin el peso de las expectativas o de la complicada historia entre ellos.