Guardián

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Vampire Week #6: Post apocalíptico


"Guardián"

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Cuando el mundo se terminó, Kwon Jiyong estaba tan preparado para sobrevivir como el resto del mundo: Nada. Cuando un virus letal atacó a la mayor parte de la población, ya era muy tarde para hacer cualquier cosa y, así como la familia de Jiyong partió, la mayor parte de las personas por todo el mundo también se fueron.

Pensar en que sólo bastaron un par de meses para que el mundo se fuera a la ruina todavía resultaba extraño. En cuestión de semanas la moralidad y el respeto habían pasado a lo más bajo de las cualidades humanas, incluyendo a Jiyong. Había cometido actos atroces y cosas en las que no le gustaba pensar, aunque por las noches le acosaba, cuando intentaba conciliar el sueño, sin mucho éxito, debido a eso es que tomaba las guardias más largas durante la noche para así vigilar el sueño de los demás.

Su grupo de sobrevivientes era pequeño, apenas cinco personas de las que ni siquiera sabía su nombre, porque no era necesario, pero que ahora eran como familia, ya que se cuidaban la espalda los unos a los otros. Todos pensarían que, cuando el virus había dejado de mutar y de matar personas, las cosas regresarían a la normalidad, sin embargo, la normalidad no era algo que pudiera regresar de la nada. El virus ya no era lo que aterrorizaba a las personas, sino las personas en sí. Sin hogar, comida y medicamentos básicos, los humanos se reducían a simples bestias que buscaban sobrevivir en la nueva realidad, por lo que atacarse entre grupos era el verdadero problema.

Dos semanas atrás, su grupo se había topado con uno mucho más grande, quienes les quitaron los pocos alimentos que habían conseguido en largas búsquedas, la frustración y la ansiedad no habían pasado desde entonces.

Jiyong miró con pena su escasa porción de alimento, era apenas un par de cucharadas de algún alimento enlatado que, con suerte, no estaría caducado, a su lado, una de sus compañeras de grupo notablemente embarazada, comía en silencio, bocado tras bocado, intentando hacer que durara. Su corazón se apretó ante la imagen y no pudo tomar ni un solo bocado, poniéndolo junto a la embarazada. La joven le miró con sorpresa y él sólo le sonrió, preguntándose porque estaba siendo tan estupido, él también necesitaba esa comida.

Se puso de pie, llamando la atención del resto. —Iré a echar un vistazo, solo por si acaso.

Nadie dijo nada, demasiado exhaustos de la caminata de más de ocho horas que tuvieron que hacer para dar con un lugar seguro para refugiarse. Era un viejo templo, pero por las largas paredes llenas de criptas, parecía más un cementerio que un lugar para rezar.

Jiyong nunca había sido devoto, pero la arquitectura había sido de sus grandes pasiones cuando el mundo no se había ido al carajo, por lo que disfrutó de la última luz del atardecer que se filtraba por los viejos cristales. La estructura era hermosa y se podía notar su antigüedad sin tener que comprobarlo debido al estilo gótico y los altos techos bellamente pintados.

Vagó durante el resto del atardecer, husmeando aquí y allá, sus pasos siendo sus únicos acompañantes constantes, para cuando anocheció, se encontraba en un pequeño cuarto anexo a la capilla principal, había encontrado el arsenal del vino de consagrar y, aunque no hace mucho había adquirido la mayoría de edad permitida para beber, decidió que le importaba un carajo, igual que al resto de sobrevivientes. Bebió un largo trago amargo, que no le gustó, pero se obligó a tragar. También había algunos galones que parecían agua potable, pero él no era muy bueno distinguiendo eso, así que simplemente los llevaría al grupo para que decidiera qué hacer con ello, mientras se bebería en secreto el resto del alcohol.

Gotas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora