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— 🍂 ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ
Era Noviembre del 2005 cuando Kalani tomó un vuelo de Los Ángeles a Seattle, después un viaje de cuatro horas en camión para llegar a Forks, y al final un camino de una hora en taxi para llegar a la reserva.
En el camino todo lucía igual, como si el lugar se hubiera congelado en el tiempo, como si ella jamás se hubiera ido.
Las personas del centro de Forks la veían con curiosidad, no la reconocían, y era comprensible. Kalani ya no era la pequeña niña de cabellos ondulados y revueltos que iba al centro del pueblo los fines de semana. Su piel estaba un poco mas bronceada, y su cuerpo definitivamente había cambiado.
Cuando su taxi llegó a su antigua casa, ella vio por fin a su querido hermano. Él estaba en shorts y sin camisa, esperándola en los escalones de la entrada. El vecindario se veía más solitario, seguramente los vecinos se habían mudado, Sam ya le había dicho que la zona de casas en la reserva se había expandido.
De un momento a otro, el chico se volteó y vio a la que solía ser su pequeña hermana. Sam la miró por un largo momento, sin saber si sus ojos lo estaban engañando o si, por fin, su hermana se había convertido en una versión más adulta de la niña que recordaba. Kalani no era la misma de antes. Aunque su estatura seguía siendo baja, había algo más en su presencia.
Lo que más le sorprendió fueron sus ojos. Aquellos ojos que siempre habían sido grandes, expresivos, ahora tenían una luz diferente, una mezcla de madurez y algo más. Se veía diferente, pero al mismo tiempo era igual.
La misma Kalani de siempre, pero en un envoltorio nuevo. La misma hermana que había dejado atrás, pero también alguien que había crecido en maneras que él nunca imaginó.
El chico se acercó corriendo a ella y Kalani hizo lo mismo. Cuando se encontraron, el mayor la cargó con felicidad y la abrazó con fuerza.
- Kal - Decía el, como si no pudiera creer que por fin se reencontraban.
- ¡Sam! - Decía ella como una niña pequeña.
El chico la ayudó a bajar todas sus maletas y las subió con facilidad a su antiguo cuarto - Bueno, además de cambia formas podrías ser campeón levantando peso - Bromeaba ella.
- Es parte de mi nueva naturaleza - Dijo el, girándose en la cama de su hermana después de haber dejado las maletas en el suelo.
Tal vez llevaban muchos años sin verse, pero eran hermanos, y su relación parecía no haber cambiado ni un poco.
Mientras ella acomodaba sus cosas en su ahora vacío clóset, él le contaba cómo habían sido las cosas esos años.
Su relación y ruptura con Leah, su nueva condición, la ayuda del consejo, su imprimación con Emily, como ya no hablaba con Lahote o cualquiera de sus antiguos amigos. Todo era extraño ahora.