Ciclo

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Vampire Week #4: Idol/Celebridad.

"Ciclo"

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La idea de la existencia de los vampiros era tan antigua y plagada de mitos, que la mayoría de la gente común solía pensar que eran sólo un cuento para asustar a los niños, pero ese no era el caso de la familia Choi, quienes descendían de una larga línea de cazavampiros, desde la antigüedad cuando, se decía, uno de sus ancestros fue seducido por un vampiro, llevándole a la ruina, pues había sido un honorable sacerdote hasta que se cruzó con dicho ser.

Choi Seunghyun había sido criado para detectar vampiros como si de respirar se tratara, era capaz de olerlos, de identificar sus extrañas conductas y, mejor aún, de aniquilarlos en dos o tres movimientos. Cuando se le dejó a cargo del exterminio de un vampiro dentro del país, se preparó de antemano, siguiendo la pista del monstruo, hasta conocer sus rutinas y lugares donde se movía regularmente. La sorpresa fue que dicho vampiro no iba por la vida fingiendo ser común, sino que era el Idol de K-pop más popular de toda la jodida industria.

Ciertamente, la mayoría de la población consideraba a G-Dragon un hombre excéntrico, pero sólo los Choi podían reconocer ese encanto antinatural y la belleza inhumana que cubrían la letalidad de su naturaleza, sin mencionar el parecido preocupante con los relatos de sus ancestros de siglos atrás. Debía ser tan viejo como todas aquellas historias, un ser tramposo que había logrado burlar a la muerte en más de una ocasión.

Había cazado bastantes vampiros para ser considerado un experto, pero ésta era la primera vez que tendría que deshacerse de uno que era una figura pública, sin mencionar lo letal que debía de ser para seguir vivo después de siglos y generaciones Choi, todo teniendo que pasar a mitad de una fiesta. Era todo un reto, y estaba emocionado.

Colarse al afterparty de su último concierto fue ridículamente fácil cuando Seunghyun usó el apellido de su familia como ficha de cambio, venía de una familia de renombre en los negocios, fachada para ocultar su verdadero negocio de exterminadores de vampiros, y cualquiera con el mínimo grado de inteligencia los conocía. Con la cantidad de dinero suficiente, un buen traje y la apariencia de querer divertirse, le dieron acceso directo al club nocturno donde se desarrollaba la fiesta sin problema alguno.

No tardó mucho en identificar al vampiro, quien se pavoneaba en lo alto de un área privada, mientras reía y fumaba con sus amigos, sus canciones eran reproducidas a todo volumen, siendo bailadas por el resto de los asistentes. Más que una fiesta, parecía una alabanza a ese ser inmortal que era el centro de atención.

Tomó asiento en una de las pequeñas mesas que le daban vista directa al artista, ordenando una botella innecesariamente costosa por simple fachada en lo que creaba un plan para acercarse, dejó que un par de chicas se sentaran y bebieran con él, usando su entusiasmo fingido. Lo más probable era que aquella noche no consiguiera mucho, había demasiadas personas que podían salir lastimadas, cámaras, reporteros y el vampiro parecía tan inalcanzable como un dios, por lo que se centró en observar. Cualquier información extra a su archivo podría ser la clave para vencerlo.

Tuvo que bailar un poco y brindar para no desentonar, lo que menos quería era llamar la atención de los guardias de seguridad, le ayudaba que el resto de los invitados miraban embelesados a GD tanto como él. Donde ellos veían belleza y talento, él veía falta de humanidad y peligro. Para un Choi, la belleza de un vampiro no era más que una máscara que escondía las atrocidades de su naturaleza.

El vampiro era bien parecido, completamente acoplado a la época, luciendo la moda del momento, era evidente que aquel era su lugar, demasiado acostumbrado a su estilo de vida. Seunghyun sabía que podría sacar ventaja de ello, no parecía listo para un enfrentamiento, quizás se había envuelto en su fantasía de cantante.

Gotas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora