La mascota del rey

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Vampire Week #1: Realeza

"La mascota del rey"

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Aquella mañana, cuando el reino de Seúl despertó con el sonido de una gran fiesta, a nadie le sorprendió mucho, no desde que su rey era Kwon Jiyong, un hombre caprichoso que disfrutaba de dar largos y vastos banquetes sin razón alguna. Nadie podía quejarse, el rey era generoso con su pueblo, siempre procurando su bienestar, si él quería derrochar un poco, bueno, que así sea.

Además, había una buena razón para que el pueblo entero estuviera de acuerdo con cada disparate que se le ocurría a su rey, esa razón tenía nombre y apellido, y había llegado al reino de una forma extraña e inesperada:

Choi Seunghyun.

Nadie sabía de dónde había salido aquel apuesto y fuerte general, quién solía reposar a un costado del trono del rey, como un fiel guardián. Algunos aldeanos bromeaban sobre el hecho de que el general Choi parecía ser la mascota favorita del rey, siempre a sus pies, como un perro fiel, sin embargo, nadie se atrevía a decirlo demasiado fuerte. Su rey era amable, pero no muy tolerante ante cualquier comentario fuera de lugar sobre el general Choi Seunghyun.

Para Seunghyun, todo aquello era otra historia. Vivir en aquel reino, sirviendo al Rey Kwon, era el inicio de su nueva vida, una segunda oportunidad para hacer las cosas bien, quizás una brecha que Dios había decidido otorgarle, buscando saber si su alma era digna de llegar al paraíso algún día. Dudaba que así fuera, un monstruo como él no tenía salvación alguna.

Sentado ahí, justo a la derecha de un gran rey, él se preguntaba porque el Rey Kwon le había dado una oportunidad, una forma de expiar sus pecados y de tener una razón para vivir -si es que aquello se podía llamar vida, a su estancamiento entre la vida y la muerte-.

El rey a su lado era hermoso, bondadoso y amable. Todavía recordaba el toque de su cálida mano aquella noche cuando, sin comprender por qué, había atacado la carroza que transportaba al rey, y había drenado la sangre de cada uno de sus guardias. Estaba asustado, tan asustado, pero la sed en su interior era más fuerte que los atisbos débiles de su humanidad perdida.

Kwon Jiyong había descendido de su carroza, vestido en preciosas telas y adornado con hermosas joyas, espada en mano. Él, apenas procesando que había matado a diez hombres y había bebido su sangre, horrorizado se arrodilló ante el rey, pidiéndole que acabara con su vida, rogándole que detuviera el dolor y la sed maldita. Pero el rey se había hincado a su altura, sin importarle manchar de lodo su bella vestimenta, el brillo de sus ojos había sido tan cálido y reconfortante que Seunghyun había comenzado a llorar, gritando por perdón, a un dios que hacía mucho no le escuchaba.

Su mentón fue retenido suavemente por los cálidos dedos del rey, mientras le examinaba el rostro sucio y manchado, prestando especial atención al par de colmillos que Seunghyun no podía ocultar y que picaban ansiosos.

─ ¿Qué eres? ─le preguntó, con tanta gentileza que Seunghyun sintió su corazón romperse, pero en su pecho ya no latía ningún corazón.

─No lo sé ─había dicho él, mientras le relataba desesperadamente lo último que recordaba.

Había despertado a mitad del bosque, desnudo y sucio, apenas recordando su nombre, pero nada más. Vagó durante unos días, ansioso, buscando, sin saber exactamente qué, hasta que el rey y sus guardias se habían cruzado en su camino y entonces lo supo. Tenía hambre, tanta, tanta hambre, que atacó y vació a los diez guardias en un instante. Sólo después proceso con horror lo que había hecho y lo que era ahora.

Gotas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora