5.- El menor de los problemas

5.2K 522 81
                                        


Valentina de Luca.

No puedo seguir así.

Reviso mi cuenta bancaria por quinta vez en el día, esperando un milagro que no llega.

Suelto un suspiro, dejando caer mi cabeza hacia el frente mientras aparto el celular con brusquedad.

Lo poco que quedaba de mis ahorros se ha reducido a una cantidad de tres cifras y necesito encontrar algo pronto antes que quedarme oficialmente en bancarrota.

El hospital ha reducido las horas extra, con las que conseguí cobrar esta semana apenas y alcanzo para cubrir la renta del mes, y no he considerado todo el resto de los gastos que tengo que cargar a una tarjeta que está a nada de alcanzar el límite.

Necesito encontrar algo pronto, pero es prácticamente imposible con los horarios del hospital. Todo sería muchísimo más fácil si el salario en la clínica fuese lo suficientemente bueno, pero tenemos que conformarnos con un pago que es apenas lo considerable.

—Luces horrible —elevo la mirada en cuanto escucho la voz de Eva.

—Gracias por el cumplido, tu luces fantástica como siempre —le dedico una sonrisa fingida.

Eva ríe, se desliza frente a mí y entrecierra los ojos.

—¿Estás bien?

Me tomo un momento para considerar si una mentira puede librarme de sus cuestionamientos, pero el hecho de que sea una de mis mejores amigas, complica el asunto. Así que opto por decirle la verdad.

—Estoy en bancarrota —me quejo —necesito encontrar un trabajo extra...

—Val...

—Sé lo que vas a decir, pero...—un suspiro pesado brota de mis labios —todos mis ahorros se fueron con el pago del depósito para la renta del departamento, no estaba preparada para irme así de repente —sacudo la cabeza y comienzo a sentir la frustración abriéndose paso en mi sistema.

—¿Otro empleo? Val, apenas y puedes sobrevivir a dos. ¿Cómo planeas manejar los horarios? Puedes mudarte al departamento, lo sabes.

Sacudo la cabeza de nuevo.

—Sé que intentas ayudar, pero no quiero ser una molestia para Nico y para ti, odiaría ser una carga...

—No seas tonta, nunca serías una carga. Tenemos una habitación libre que puedes ocupar. Te ahorrarías muchísimo dinero y puedes respirar, aunque sea un poco, que falta te hace.

El nudo en mi garganta aprieta un poco.

—Nada de esto tendría que ser así —aprieto los párpados —odio a ese hijo de puta.

Mi voz tiembla y por un segundo, creo que voy a romperme en medio de mi jornada laboral, pero me contengo, tomo un par de respiraciones mientras obligo a mi sistema nervioso a tranquilizarse.

—Escucha...

El movimiento en una de las habitaciones la hace maldecir. Se incorpora con prisa cuando la alarma de un código azul resuena por los pasillos y me lanza una mirada que me deja en claro que nuestra conversación no ha terminado.

La veo desaparecer por el pasillo, y en cuanto la adrenalina se instala en mi cuerpo, me doy la vuelta para seguir con mis rondas.

Una hora más tarde, todavía tengo la mente dispersa. No importa cuánto intente concentrarme en mi turno, la conversación con Eva sigue martillando mi cabeza.

Cuando finalmente tengo un respiro, me escabullo hasta la terraza del hospital. Es mi escondite favorito, el único lugar donde puedo estar sola sin el sonido incesante de monitores y voces llamándome a cada segundo.

Un desastre llamado amor.(SL#6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora