Capítulo 45

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"Lo primero que pasa cuando nos enamoramos es que todo cobra un significado especial. De hecho, todo en esa persona se ve distinto: su coche es diferente al de los demás cuando está en un estacionamiento, la calle en la que vive y la música que escucha también nos resultan únicas. De repente todo sobre esa persona se vuelve especial".

Fisher.

Jake.

Todo perdió sentido.

Mi vida se fue al caño.

No podía respirar.

Mi corazón no latía.

<Minutos antes>

El semáforo se pone en rojo por quinta vez en la noche, estoy comenzando a enloquecer de una manera sobrenatural, necesitaba verla, saber que está bien, aunque no pueda estar con ella porque se lo prohibieron, necesito verla aunque sea de lejos, quiero ver aquellas dos estrellas que tenía como ojos, aquellas pecas que adornaban su hermoso rostro, necesitaba ver su sonrisa, y saber que está bien, aunque eso signifique que puede estar bien sin mi.

Me estrello una y otra vez contra el volante ocasionando que el clapson suene y los demás autos suenen el suyo haciéndome saber que les molesta. Me detengo mientras espero a que el semáforo cambien, la frustración me está ganando, por eso golpeo la ventana con el puño sin darme cuenta. Hace mucho tiempo que no golpeaba nada.

Dirijo mi mirada hasta la ventana y noto una presencia familiar, a lo lejos distingo aquella figura que me cautiva. Cuando me doy cuenta estoy caminando hasta ella, ella comienza a correr hacia a mi, la lluvia acunaba su hermoso cabello rizado mientras las gotas comenzaban a resbalar por sus mejillas, mi paso se detuvo cuando su me sonríe, su sonrisa llena de sangre me hace saber que algo no anda bien, mis ojos la chequean de arriba hacia abajo de prisa, su sonrisa apenas notoria se transforma en una mueca cuando se detiene, parecía como si estuviera pensando. De la nada el recuerdo de la primera vez que la vi pasa por mi mente.

~Hace 11 años~

¿La primera vez que la vi, o la vez en la que supe que algo iba a cambiar en mi vida?

¿Lluvia?, detesto la lluvia.

Las gotas desagradables que caían del cielo me ponían de peor humor. Caminaba por las calles oscuras a altas horas de la noche, me encanta hacerlo porque a esta hora no hay absolutamente nadie que esté jodiéndome la maldita existencia.

«Si me pagaran por odiar la compañía de otro ser humano, sería el puto Bill Gates»

Estar en casa es lo que menos me apetecía ahora, tener a mi madre gritándome palabras de desprecio porque el imbécil de mi padre se fue ya que ella lo echó por ser un alcohólico de mierda y que me odie a mi por parecerme a él, no es mi idea de plan perfecto para hacer toda la noche; así que salí a caminar, a despejar mi mente para estar solo y no pensar, me gusta estar solo, siempre lo he estado, y que ahora quieran estar en mi vida no me interesa. Se la quiere dar de "buena madre", cuando ha estado ausente la mayor parte de mi vida.

Sin darme cuenta tenia los puños apretados, estaba cabreado, y eso que solo lo estaba pensando. Tan solo pensarlo me jode.

Caminaba mientras golpeaba una piedra, caminaba hasta mi árbol, mi lugar secreto, aquél árbol que creció sin el consentimiento de sus dueños, yacía encima de un asiento rustico construido por una roca que un día simplemente se desprendió de la casa, la cuál era una enorme piedra, que hoy ya es una casa, ¿me entienden?, da igual, soy una pendejada explicando.

Una Ilusión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora