Neville lo miró fijamente.
—¿Crees que he sido capaz de pensar en otra cosa estos últimos días?
Él probó otra táctica:
¿Importa verdaderamente que la gente sepa que tú eras lady
Whistledown? Tú sabes que has sido listo y nos has engañado a todos. ¿No
basta eso?—¡No me has escuchado! —exclamó Neville. Y continuó con la boca abierta en un óvalo de incredulidad, como si no pudiera creer que él no le hubiera entendido—. No necesito que la gente sepa que era yo. Sólo necesito que sepan que no era ella.
—Pero en realidad no te importa que la gente crea que era otra persona
—insistió él—. Después de todo, llevas semanas acusando a lady Danbury.—Tenía que acusar a alguien. Lady Danbury me preguntó a bocajarro
quién creía yo que era, y lógicamente no podía decirle que era yo. Además, no sería tan terrible si la gente pensara que era lady Danbury. Por lo menos ella me cae bien.—Neville…
—¿Cómo te sentirías si publicaran tus diarios poniendo a Nigel Berbrooke
como su autor?—Nigel Berbrooke escasamente sabe unir dos oraciones —bufó él,
despectivo—. Me imagino que nadie creería que pudiera haber escrito mis
diarios.Tardíamente le hizo un leve gesto disculpas, puesto que Berbrooke,
después de todo, estaba casado con un familiar soyu.—Trata de imaginártelo —dijo Neville entre dientes—. O reemplázalo por
cualquiera que consideres similar a Daphne.—Neville —suspiró él—. Yo no soy tú. No puedes compararnos.
Además, si yo publicara mis diarios, no me deshonrarían a los ojos de la
sociedad.Neville se hundió en el asiento exhalando un fuerte suspiro, y él comprendió que su argumento había dado en el clavo.
—Muy bien —declaró—, está decidido entonces. Romperemos esto… —
alargó la mano para coger el papel.—¡No! —exclamó Neville,casi levantándose de un salto—. ¡No!
—Pero si acabas de decir…
—¡No he dicho nada! Lo único que hice fue suspirar.
—Vamos, Neville, por el amor de Dios —dijo él, irritado—. Claramente
estuviste de acuerdo…Neville lo miró boquiabierto por esa audacia.
—¿Cuándo te he dado permiso para interpretar mis suspiros?
Él miró el papel incriminador, todavía en sus manos, pensando qué
demonios debía hacer con él en ese momento.—Y en todo caso —continuó Neville, sus ojos relampagueantes de furia y
fuego, que la hacían casi hermoso—, no creerás que no tengo memorizada
hasta la última palabra. Puedes destruir ese papel, pero no puedes destruirme a mí.—Me gustaría —masculló él.
—¿Qué has dicho?
—A Whistledown —dijo él entre dientes—. Me gustaría destruir a la
Whistledown. A ti, me encantará dejarte como estás.—Pero es que yo soy la Whistledown.
—Dios nos asista a todos.
Entonces algo se quebró dentro de Neville. Se le soltó toda la rabia, toda la frustración, todos y cada uno de los sentimientos negativos que había tenido reprimidos a lo largo de los años, todo dirigido a Theo, que, de todos los miembros de la alta sociedad, era tal vez el que menos se lo merecía.

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Seduciendo a Mr. Theodore Nott
FanfictionAbril está casi sobre nosotros, y con ello una nueva temporada social aquí en Londres. Las Madres Ambiciosas pueden ser encontradas en tiendas de vestido, todos a través de la ciudad con sus queridas Debutantes, impacientes por comprar aquel el vest...