Capítulo 44

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Sam.

-Mamá, ya... -susurré agotada, llevaba horas echada en el piso, la sangre en mi boca ya se había secado, estaba agotada, pero mamá no, ella seguía golpeando mi abdomen una y otra vez. Podría hacerlo todo el día, y aún así no tendría suficiente.

Ella golpeaba mi cabeza contra el piso una y otra vez, sin importarle que ya no tuviera fuerzas ni siquiera para levantarla.

-¡Seguramente te revolcaste con ese muchacho!, ¡Asquerosa! -otra patada -¡Mujersuela! -otra -¡Sucia! -otra y otra. Llorar ya no servia para nada, y mucho menos rogar e implorar, ya me había rendido, desde que Jake había subido a esa patrulla el mundo se me había venido abajo, ella no me iba a dejar verlo. Y yo sabía que no lo vería más -Me avergüenza ser tu madre -un escupitajo salió de su boca, tomó mi cabello para jalarlo, me empujó nuevamente al piso y se levantó del suelo para salir de la sala e irse a su habitación.

No tengo fuerzas, ni ánimos, y mucho menos ganas de levantarme. Solamente me quedé echada en el suelo lamentando mi vida, era lo único que podía hacer. Me hice bolita como pude en el piso y dejé que el vacío me consumiera.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que mi mamá salió de la habitación y me dio una mirada lastimera, antes de salir de la casa y dejarme tirada.

A rastras me levanté del suelo, apoyada a la pared comencé a caminar hasta la puerta, mientras ahogaba gritos de dolor. Cuando llegué hasta ella, como pude logré girar el pomo pero como esperaba, estaba cerrado. Mierda.

¿Dónde estás Jake?, te necesito, te necesito conmigo, por favor, no puedo más.

Entre susurros pedí, me dejé resbalar contra la puerta y me hundí en llanto como si eso fuera a ayudarme.

Jake.

El pecho se me contrajo, Sam.

Me giré para comenzar a correr en dirección a la salida, pero la mano de mi padre me detuvo.

-¿Qué pasa?

-Necesito verla, debo ver a Sam.

-Jake, no puedes, tú...

-Necesito saber que está bien, tengo que. Necesito verla, sentirla cerca de mí, olerla, la quiero a mi lado, ahora.

Sin pensarlo dos veces comencé a correr por el pasillo del hospital, a lo lejos escuché como mi padre gritaba mi nombre, no le presté atención simplemente seguía corriendo hasta llegar a la salida del hospital. Ya eran casi las 7 de la noche, la noche estaba siendo adornada por una torrencial lluvia, había pasado todo el día con Mike ya que había despertado. Pero justo ahora mi subconsciente me pide a gritos que la busque, y eso es lo que hago. Comienzo a conducir desesperadamente hasta su casa mientras el corazón me latía aceleradamente, ¿qué estaba pasando?

Sam.

Me levanté sacando fuerzas de quién sabe dónde, llegué hasta la cocina tambaleándome, tomé un cuchillo y volví nuevamente a la puerta, lo inserté en el borde y comencé a jugar con el seguro, el cuál lentamente comenzaba a ceder. Seguí uno minutos hasta que se abrió, necesitaba buscarlo, verlo, sentirlo. Lo quiero conmigo.

Comencé a caminar como pude, la calle estaba desierta como de costumbre así que me sentía tranquila, la lluvia me cubrió por completo en un dos por tres. El frío caló mis huesos y me hizo estremecer, pero no me importó, mi cuerpo me exigía seguir. Así que avancé hasta la carretera principal, seguí caminando vagamente porque no sabía a donde ir, este es un de los momentos en donde maldecía no salir. Las grandes luces de una carretera aún más grande comenzaba a alumbrarme, ¿en dónde estaba?. El sonido de los autos comenzaba a aturdirme, las luces me cegaban por completo.

-Mierda -murmuré cuando logré ver mi mano llena de sangre, apenas y podía respirar, la sangre había caído de mi boca, la vista nublar. A lo lejos logro reconocer al señor de la noche. Era Jake. Mi Jake. Sonreí débilmente al verlo al otro lado de la calle, él me observaba con una mirada que no pude distinguir, no pensé en nada, simplemente comencé a correr hacia él, la lluvia lo abrazaba divinamente. Vagamente el recuerdo de la primera vez que nos vimos bajo la lluvia se me cruza por la mente.

De golpe todos los recuerdos de él pasaban por mi mente como un recuerdo fugaz, era como si fueran un recuerdo, un video resumido de todos nuestros momentos, hasta parecía que fuera uno de esos momentos que tanto dicen que pasa cuando estás muriendo, es como si tu subconsciente lo programara para hacerte ver que estabas muriendo. ¿Qué me estaba pasando?

-¡Sam! -un grito sordo llama mi atención, cuando levanto la vista lo veo a él, y de un momento a otro me había quedado estática, pero Jake corría como si no hubiera un mañana, sonreí al verlo correr hasta a mí, intenté hacer lo mismo pero mi cuerpo no respondía, simplemente estaba paralizada -¡Quítate de ahí! -el grito más desgarrador que había oído en la vida salió de su garganta, me sentí extraña y confundida, mientras analizaba aquello algo me tumbó al suelo. ¿Qué diablos... -¡No!

El rostro de Jake apareció en mi campo de visión en cuestión de segundos, mi cuerpo al igual que mis ojos comenzaron a pesar, no sentía mi cuerpo, no me dolía, nada me dolía. Sonreí ante ello cuando Jake me tomó en sus brazos suavemente, las lágrimas lo inundaron, mi vista comenzó a verse borrosa y logré ver como la gente comenzaba a rodearnos, ¿qué pasaba?

-Mi amor... -las lágrimas de Jake se volvían cada vez más grandes, caían por mi rostro haciéndome reír.

-¿Qué pasa, cielo? -susurré mientras sobaba su mejilla, cuando tocó mi mano logré ver la suya llena de sangre. -Tranquilo, estoy bien, no me duele -intenté sonreír mientras comenzaba a pasar mis dedos por su mejilla -no me duele -repetí -no mientras estés conmigo, promete que no volverás a dejarme -le dije, aquellas palabras causaron el efecto contrario al que quería, su llanto se intensificó.

-Promete que no vas a dejarme tú -murmuró mientras besaba mi mano.

-No llores, mi cielo, me gusta más cuando sonríes, ¿podrías hacerlo? -pregunté mientras tosía -mierda, que vergüenza -reí, él volvió a besar mi palma y al fin pude ver una sonrisa de su parte -me gusta más así.

-Te amo -susurró.

-Yo también te amo -le dije, él besó mis labios suavemente.

-Promete que no vas a dejarme, no sé qué haría sin ti, no puedo vivir sin ti, Sam, por lo que más quieras, no me dejes -la sonrisa que me había dado desapareció, en cambio ahora su rostro era adornado por una mirada llena de dolor y melancolía, sus labios temblaban, y besaba mi palma como si fuera a irme.

-¿Qué dices?, no voy a irme, solo estoy cansada, pero te prometo que no me duele -repetí -solo tengo sueño, estaré aquí, solamente quiero dormir, ¿si?

-No te duermas -las lágrimas decendian como cascada de sus ojos.

-Solo serán cinco minutos, lo prometo -susurré débilmente, poco a poco mis ojos se fueron cerrando, a lo lejos comenzaba a escuchar como Jake gritaba mi nombre, pero mi cuerpo no reaccionaba, solamente quería dormir y él no me dejaba, ¿qué tenía de malo?, ya no me dolía, no me dolía nada.

Ya no dolía...

Una Ilusión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora