CAPITULO 21

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-Estoy muy bien.

-No estás bien, tienes cara de haber ido al dentista.

-Siempre es agradable recibir cumplidos de la familia -dijo él apenas en un murmullo.

-Si no puedes fiarte de que tu familia sea sincera contigo, ¿de quién
puedes fiarte?

Él se apoyó tranquilamente en la pared y se cruzó de brazos.

-Prefiero la adulación a la verdad.

-No es cierto.

Dios santo, sentía ganas de darle una bofetada. Eso no lo hacía desde
que tenía doce años. Y la buena paliza que recibió a causa de eso. Era la única vez que recordaba a su padre poniéndole la mano encima.

-Lo que deseo, es que cese inmediatamente esta conversación -dijo, arqueando una ceja.

-Lo que deseas es que yo deje de preguntarte a qué fuiste a ver a
Neville Longbottom, pero creo que los dos sabemos que eso no va a
ocurrir.

Y entonces fue cuando él lo supo. Supo en la médula de sus huesos, de
la cabeza a los pies, del corazón a la mente, que su hermana era lady
Whistledown. Todas las piezas encajaban. No existía nadie tan cabezota y tan tenaz como ella, nadie que pudiera o quisiera tomarse el tiempo para llegar al fondo de cada chisme o insinuación.

Cuando Genny quería algo no paraba hasta tenerlo firmemente cogido. No
era por dinero, codicia ni bienes materiales. Lo de ella era por conocimiento. Le gustaba saber cosa, y pinchaba y pinchaba hasta que uno le decía exactamente lo que deseaba saber.

Era un milagro que nadie la hubiera descubierto todavía.

-Necesito hablar contigo -dijo inesperadamente.

La cogió del brazo y la hizo entrar en la habitación más cercana, que dio
la casualidad era la de ella.

-¡Theo! -chilló ella, tratando de soltarse-. ¿Qué haces?

Él cerró de un golpe la puerta, la soltó y se cruzó de brazos, con los pies
separados y la expresión amenazadora.

-¿Theo? -repitió ella, intrigada.

-Sé lo que has estado haciendo.

-Lo que he estado...

Y entonces, la condenada se echó a reír.

-¡Genny! -tronó él-. ¡Te estoy hablando!

-Ya lo oigo -logró decir ella, apenas.
Él se mantuvo firme, mirándola furioso.

Ella no lo miró, doblada casi en dos por la risa. Finalmente dijo:

-¿Qué quieres dec...? -Pero entonces lo miró y aunque trató de  mantener cerrada la boca, volvió a estallar en carcajadas.

Si ella hubiera estado bebiendo, pensó él, sin una pizca de humor, la
bebida habría le habría salido por las narices.

-¿Qué diablos te pasa? -ladró.
Eso logro captarle la atención; él no supo decidir si fue el tono de su voz o
la palabrota, pero se puso seria al instante.

-Caramba, lo dices en serio -dijo, en voz baja.

-¿Tengo cara de estar bromeando?
No, aunque al principio sí. Lo siento, Theo, pero es que no es propio de
ti enfurecerte y gritar así. Te parecías bastante a Charlie.

-Y tú...

-En realidad -interrumpió ella, mirándolo con una expresión no todo lo recelosa que hubiera debido-, te parecías más a ti intentando imitar a
Will.

Seduciendo a Mr. Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora