sus ojos encendidos por una pasión tan intensa que lo asombró.
—No, no lo voy a olvidar —exclamó—. Me he pasado toda la vida
olvidando cosas, no diciéndolas, sin jamás decirle a nadie lo que realmente deseo.Intentó decir algo, pero le quedó claro que tenía cerrada la garganta.
En cualquier momento caería muerto, estaba seguro.
—No significará nada —dijo Neville—. Te lo prometo, no significará nada, y
nunca esperaré nada de ti, pero podría morirme mañana y…—¿Qué?
Lo miraba con sus ojos grandes, oscuros como para derretir, suplicantes y…
Sintió como se le derretía la resolución.
—Tengo veintiocho años —explicó Neville, su voz dulce y triste—. Soy un solteron viejo y nunca me han besado.
—Ga… ga… ga…
Él sabía que sabía hablar; estaba bastante seguro de que sólo hacía unos minutos era capaz de hablar perfectamente bien, pero en ese momento no era capaz de formar una palabra.
Y Neville seguía hablando, sus mejillas deliciosamente rosadas, y
moviendo los labios tan rápido que él no pudo dejar repensar cómo los sentiría sobre su piel. En el cuello, en el hombro, en… en otras partes.—Voy a ser un solteron viejo a los veintinueve —estaba diciendo Neville—, voy a ser un solteron viejo a los treinta. Podría morirme mañana y…
—¡No te vas a morir mañana! —logró decir él.
—Pero ¡podría! Podría, y eso me mataría porque…
—Ya estarías muerto —dijo Theo, pensando que la voz le sonaba rara, como si no saliera de él.
—No quiero morirme sin que alguien me haya besado alguna vez —
concluyó Neville.A Theo se le ocurrieron muchísimos motivos que hacían muy
inconveniente besar a Neville Longbottom, siendo el número uno que «deseaba» besarlo.Abrió la boca, con la esperanza de que le saliera algún murmullo que
pudiera interpretarse como palabra ininteligible, pero no le salió nada por los labios, aparte del aire al espirar.
Y entonces Neville hizo justamente lo que podía destrozar su resolución en un instante. Lo miró intensamente a los ojos y pronunció dos sencillas palabras.—Por favor.
Estaba perdido. Había algo tan conmovedor en la forma como Neville lo miraba, como si se fuera a morir si no lo besaba. No de pena, ni de vergüenza, era casi como si necesitara de él para nutrirse, para alimentarse el alma, para llenar su corazón.
Y él no logró recordar a nadie que alguna vez lo hubiera necesitado con
ese fervor. Eso lo hizo sentirse humilde. Le hizo desearlo con una intensidad que casi le hizo flaquear las rodillas. Lo miró, y no vio al omega que había visto tantas veces antes. Estaba diferente. Resplandecía. Era un tritón, un dios. Entonces pensó cómo demonios nadie se había fijado en eso antes.—¿Theo? —susurró Neville.
Él dio un paso, apenas avanzó un palmo, pero eso bastó para quedar tan
cerca de Neville que cuando le acarició el mentón y le levantó la cara, sus labios quedaron a unos pocos dedos de los de él.Se mezclaron los alientos y el aire pareció tornarse caliente y denso. Neville estaba temblando, lo notó en la mano, pero no estaba muy seguro de que él no estuviera temblando también. Había supuesto que diría alguna tontería graciosa como el hombre despreocupado que tenía fama de ser.

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Seduciendo a Mr. Theodore Nott
FanfictionAbril está casi sobre nosotros, y con ello una nueva temporada social aquí en Londres. Las Madres Ambiciosas pueden ser encontradas en tiendas de vestido, todos a través de la ciudad con sus queridas Debutantes, impacientes por comprar aquel el vest...