CAPITULO 18

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Antes de que lograra convencerse de que eso era una locura, le vio las
manchas de tinta en los dedos. Desde ese momento casi se había vuelto loco, sin poder pensar en otra cosa que en la posibilidad de que Genny tuviera una vida secreta.

No sabía qué lo irritaba más, que Grnny pudiera ser lady Whistledown o que se las hubiera arreglado para ocultárselo a él durante más de diez años. Qué humillante ser engañado por una hermana. A él le gustaba creerse más listo.

Pero tenía que centrar la atención en el presente, porque si no estaba
equivocado en sus sospechas, ¿cómo demonios iban a arreglárselas con el
escándalo cuando la descubrieran?
Porque la descubrirían. Estando todo Londres deseoso de conseguir el
premio de las mil libras, lady Whistledown no tenía la menor posibilidad de continuar de incógnito

-¡Theo! ¡Theo!

Abrió los ojos, pensando cuánto rato llevaría a Neville llamándolo.

-De verdad creo que deberías dejar de preocuparte por Genny -dijo
ella-. Hay cientos y cientos de personas en Londres. Lady Whistledown podría
ser cualquiera de ellas. Cielos, con tu buen ojo para los detalles -movió los
dedos para recordarle las manchas de tinta-, tú podrías ser lady Whistledown.

Él la miró con expresión de superioridad.

-Salvo el pequeño detalle de que he estado fuera del país la mitad del
tiempo.

Neville decidió pasar por alto el sarcasmo.

-Bueno, pero eres tan buen escritor que podrías habértelas arreglado
muy bien para hacerlo.

Thel pensó decirle algo gracioso, ligeramente malhumorado, para rebatir ese débil argumento, pero la verdad fue que se sintió tan encantado por el cumplido de «buen escritor» que lo único que pudo hacer fue quedarse quieto con una estúpida sonrisa en la cara.

-¿Te sientes mal?

-Estoy muy bien -repuso él, enfocando la atención y adoptando una expresión más seria-. ¿Por qué lo preguntas?

-Porque de repente me pareció que te sentías mal. Mareado.

-Estoy bien -repitió él, tal vez en voz más alta de lo que era
necesario-. Estaba pensando en el escándalo.

Neville exhaló un suspiro, como si estuviera molesto, y eso lo irritó porque no veía qué motivo podía tener Neville para sentirse impaciente con él.

-¿Qué escándalo? -preguntó Neville.

-El escándalo que va a estallar cuando la descubran.

-Pero ¡si no es lady Whistledown! -insistió ella.

De pronto Theo se enderezó, sus ojos iluminados por una nueva idea.

-¿Sabes lo que pienso? -dijo con una voz algo intensa-. No creo que
importe si es lady Whistledown o no. Theo lo miró sin entender durante tres segundos enteros y luego miró
alrededor.

-¿Dónde está la comida? -masculló-. Debo de estar atontado. ¿No te
has pasado los diez últimos minutos volviéndote loco por la posibilidad de que lo sea? Como si eso hubiera sido la señal, entró Briarly en la sala con una bandeja bien cargada. Neville y Theo observaron en silencio mientras el mayordomo disponía la comida en la mesita.

-¿Sirvo los platos? -preguntó Briarly.

-No, no, está bien así -se apresuró a decir Neville-. Podemos arreglarnos solos.

Briarly asintió y tan pronto como dejó los platos y llenó los vasos con
limonada, salió de la sala.

-Escúchame -dijo Theo levantándose de un salto.

Seduciendo a Mr. Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora