Seduciendo a Mr. Theodore Nott

CAPITULO 17

Theodore Nott Weasley y Neville Longbottom fueron vistos en animada conversación en la velada musical Smythe-Smith, aunque al parecer nadie sabe de qué hablaban. Esta cronista aventuraría la opinión de que su conversación se centró en la identidad de esta cronista, puesto que ése era el tema de que hablaban todos antes, después y durante (y con bastante grosería, en opinión de esta cronista) el recital.
Pasando a otra noticia, el violín de la señorita Honoria Smythe-Smith
sufrió graves daños cuando lady McGonagall lo hizo caer de la mesa
accidentalmente al mover su bastón.
Lady McGonagall insistió en resarcir el daño restituyéndole el instrumento,
pero declaró que puesto que ella no tiene por costumbre comprar nada que no sea lo mejor, Honoria recibirá un violín Ruggieri, importado de Cremona, Italia. De acuerdo al entendimiento de esta cronista, si uno toma en cuenta el tiempo de manufactura y de transporte en barco, además de la sin duda larga
lista de espera, el violín Ruggieri tardará seis meses en llegar a nuestras costas.
Ecos de Sociedad de Lady Whistledown, 16 de abril de 1824.

Hay momentos en la vida de un omega en que el corazón le revolotea en el pecho, en que de pronto el mundo se ve insólitamente de color rosa y perfecto, en que es posible oír una sinfonía en el sonido del timbre de la puerta.

Neville Longbotom  tuvo exactamente ese momento dos días después de la velada musical en la casa Smythe-Smith. Sólo fue necesario un golpe en la puerta de su dormitorio, seguido por la voz de su mayordomo informándolo:

—El señor Theo ha venido a verla. Neville se cayó de la cama sin más.
Briarly, que llevaba años sirviendo de mayordomo en la familia Longbottom, y que ni siquiera movió una pestaña ante la torpeza de Neville, le preguntó en voz baja:

—¿Le digo que no está?

—¡No! —exclamó Neville, casi en un chillido—. No —añadió en un tono
más moderado—, pero necesitaré diez minutos para decentarme un poco. —
Se miró en el espejo e hizo un mal gesto al ver su descuidada apariencia—. Quince.

—Como quiera, señorito Neville.

—Ah, y ordena preparen una bandeja con comida. El señor Nott
debe tener hambre, sin duda. Siempre tiene hambre.

El mayordomo volvió a asentir.

Neville se mantuvo inmóvil como una estatua mientras Briarly salía y
desaparecía por la puerta. Después, sin poder contenerse, bailó y saltó de uno a otro pie, emitiendo una especie de chillido, uno que, estaba convencido, o al lmenos eso esperaba, jamás había salido de sus labios.
Pero claro, le era imposible recordar la última vez que vino a visitarlo un
caballero, y mucho menos aquel del que llevaba perdidamente enamorado casi la mitad de su vida.

—Cálmate —dijo, estirando los dedos y moviendo las palmas abiertas
más o menos igual que cuando se quiere apaciguar a una pequeña multitud agitada—. Debes mantenerte tranquilo. Tranquilo —repitió, como si ésa fuera la palabra clave—. Tranquilo.

Pero por dentro le bailaba el corazón.
Hizo unas cuantas respiraciones profundas, fue hasta el tocador y cogió el cepillo. Sólo le llevaría unos minutos arreglarse el pelo y recolocarse las horquillas; seguro que Theo no se iba a marchar si lo hacía esperar un ratito. Él supondría que a él le llevaría un rato arreglarse, ¿no?
De todos modos, se arregló el pelo en tiempo récord, y cuando entró en la
sala de estar sólo habían pasado cinco minutos desde el anuncio del
mayordomo.

—Eso ha sido rápido —comentó Theo con una de sus sonrisas sesgadas.
Estaba junto a la ventana, donde había estado contemplando Mount Street.

—¿Sí? —dijo Neville, deseando que el calor que sentía en la piel no se
tradujera en rubor.

Era una costumbre establecida que él Omega siempre debe hacer esperar
a un caballero, aunque no demasiado rato. De todos modos no le veía sentido a ceñirse a esa tonta regla de comportamiento con Theo. Él jamás estaría interesado en él del modo romántico y, además, eran amigos.
Amigos. Eso le resultaba un concepto extraño, pero era eso exactamente
lo que eran. Su relación siempre había sido amistosa, pero desde su regreso de Chipre se habían hecho amigos de verdad.