Capítulo 43

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Jake.

El teléfono suena y vibra encima de la cómoda a mi lado, lo tomo rápidamente y contesto enseguida al ver que era mi padre.

Pa.
-Jake, Mike está mal, estamos en el hospital, estábamos haciendo el desayuno, se quiso servir chocolatada y se quemó con la olla.

El mundo se me viene encima y sin darme cuenta ya me encontraba arreglándome mientras Sam comenzaba a vestirse para salir inmediatamente. Tomé las llaves del auto y en un dos por tres estábamos de camino a casa, o mejor dicho. Al hospital.

-Todo va a estar bien, tranquilo. -Soltó Sam al cabo de un rato, su mano tomó la mía que yacía en el volante intentando tranquilizarme.

-Eso espero. -Susurré mientras el corazón me latía frenéticamente.

Un par de horas después llegamos al hospital, la luz del sol mañanero me da de lleno cuando nos bajamos para entrar en el edificio. -¿Dónde está? -Mi voz salió apresurada cuando llegué hasta donde mi padre, fuera de urgencias. No tuve tiempo de reaccionar cuando una mano me hace girar el rostro de golpe.

-"Nos vamos de viaje" -la cara de mi madre aparece en mi campo de visión, traía la mirada llena de dolor y desprecio, como siempre me había mirado -tenias un solo trabajo, tenias que cuidarlo, pero ya me doy cuenta que ni para eso sirves -escupió entre dientes e hizo que el pecho se me contrajera.

-Lo siento -exclamé, mi madre me dio una última mirada de desprecio y se sentó en una de las sillas que estaban fuera de urgencias.

-Va a estar bien -la voz de mi padre llama mi atención -ve a con ella, llévala a casa, la está pasando mal aquí, yo te mantendré al tanto de la situación -. Cuando sigo la mirada de mi padre veo a Sam mirarme preocupada, las lágrimas decendian de su rostro como si no hubiera un mañana. Me alejé suavemente de mi padre y llegué hasta ella, la abracé y comenzó a llorar en mi pecho.

-Vamos, te llevo a tu casa -susurré, aquellas palabras parecen surgir efecto y voltea a verme horrorizada.

-No, no me iré de aquí -susurró al separarse completamente.

-Tienes que descansar, y tienes que llegar a casa, vamos, no seas testaruda -susurro con dolor a flor de piel.

-Bien -sus pasos resonaron en la habitación cuando se volteó molesta y comenzó a caminar en dirección a la salida.

-No te molestes conmigo -supliqué al ver que Sam ni siquiera volteaba a mirarme. No me contestó, así que solo suspiré -. ¿Qué está pasando? -Murmuro al cabo de un rato. La sorpresa es evidente cuando llegamos a la esquina de su casa, había carros de policías estacionados afuera de su casa.

-¿Qué es eso? -su voz sale en un susurro cuando alcanza a ver a su madre en la puerta de su casa llorando, se bajó inmediatamente y se acercó a su madre -.¿Qué pasó? -la voz de Sam sale en un susurro, su voz se apaga cuando su madre voltea a verla. Como si fuera algo programado, su madre salta a sus brazos y la abraza mientras llora desconsoladamente. Sam queda igual de desconcertada que yo.

-Hija mía, volvimos antes de tiempo y no estabas, pregunté en el colegio y nadie sabía de ti, pensé que te había pasado algo, o peor -su madre volteó a verme con desprecio -que alguien te había hecho algo -su madre se acercó a mí a paso rápido y golpeó mi mejilla. Mierda, otra vez. Dije una vez que posaba una mano en mi cachete -señor policía, este es el hombre que se la llevó, prácticamente la secuestró, llevenlo, no quiero que se acerque nunca más más mi hija, no lo quiero cerca de ella.

-Mamá, pero, ¿qué estás diciendo? -la risa nerviosa de Sam comienza a apagarse cuando aquél oficial saca sus esposas -No, pero, ¡¿qué están haciendo?!

-Joven, tiene que acompañarnos -el policía me pone las manos en la espalda y me esposa.

-¡Déjenlo!, ¡El no ha hecho nada!, ¡me fui por voluntad propia!, ¡yo quise irme con él! -los gritos de Sam se vuelven más fuertes cuando su madre la abraza para callarla mientras me suben a mi a la patrulla. Genial, esto no puede empeorar. La madre de Sam cruza palabras con el policía y yo me resigno a observarla por la ventana, los ojos de Sam quienes reflejaban dolor y pena me observaron. Lo único que hice fue decirle que todo iba a estar bien, le sonreí antes de que la patrulla arrancara llevándome a mi destino. La comisaría. Espléndido.

-Déjenme salir, por favor, mi hermanito está en el hospital, tengo que ir a verlo, por favor -llevaba horas suplicando que me dejaran salir, la voz se me había gastado, ya no hacia nada más que suplicar. El mundo se me estaba desmoronando, y lo único que podía hacerme sentir bien estaba corriendo peligro con su madre -no la secuestré, fuimos de viaje juntos, ella aceptó, jamás le haría daño, quien si le hará daño será su mamá, tienen que ir por ella, por favor -susurré entre lágrimas. Jamás me había sentido tan vulnerable como ahora. Me sentía patético.

-Es mi hijo -la voz de mi padre llama mi atención, en cuestión de segundos la reja se abre y yo me mantengo sentado en el suelo. Mi padre se asoma a la pequeña celda -. Vamos a casa -susurró, me extendió la mano y me levanté.

-¿Cómo está Mike? -pregunté una vez nos montamos en el auto.

-No es tan grave, solo tiene que ponerse unas cremas que le van a recetar. Pasará unos días en el hostal, quiere verte -apreto los puños por instinto -¿Y Sam? -la pregunta me pone tenso. Dirijo mi mirada a la carretera, de tan solo recordarlo me invade la ira.

-Su mamá está con ella, y eso me preocupa, la va a lastimar, ella solo busca una excusa para hacerle daño, ni siquiera la quiere, solo le encanta hacerle la vida imposible, y ahora no me puedo acercar a ella. No me lo permitirá -susurré con dolor.

Era verdad, su madre jugará con todas las cartas posibles que pueda para alejarme de ella, pero, que no crea que voy a rendirme. Si es necesario raptarla para estar con ella, lo haré. Seré aquél secuestrador que tanto dice, pero esta vez de verdad. Porque si eso es necesario para tenerla conmigo, lo haré, cometer delitos si es necesario para estar con ella.

Una Ilusión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora