Extra: la boda

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Lucía

—Voy a morirme… —Tomo un poco de agua. —¿Y si se arrepiente?

Catalina frunce el ceño. Soy un desastre.

—Sí, claro, hay una gran posibilidad de que te deje plantada.— dice sin interés.

—No me ayudas, Catalina. Necesito palabras positivas.

Me miro en el espejo otra vez. Si me veo increíble, ¿pero y si no le gusta?

—¡Ya llegué! ¡Traje un arma por si alguien interrumpe la boda! —Nat entra con una pistola de juguete—. Me alegra que la boda sea en Italia, Lulu. Gracias por hacerme viajar. La próxima vez mándame con un traductor, casi no llego para tu boda.

La tomo de los hombros. Esta niña tiene el cuerpo muy frío.

—Muy bien, te he enseñado muy bien.

—Vas a traumar a la araña. —Catalina me aleja de Nat y me hace mirarla—. Todo saldrá bien. Ahora, me voy, te quiero en dos minutos afuera.

Siento que caeré ante Noah otra vez.

—Cat, ¿quieres ser mi pareja? —Nat se le interpone antes de que ella salga, mueve sus cejas de manera sugerente.

—Apártate.

—Qué mala, ¿siempre es así? —Deja salir a Catalina y se acerca a mí.

—Sí, al principio sí, ya no lo es tanto. Es raro que sea así contigo.

—La he sacado de quicio más de una vez, y tú eres su mejor amiga, ¿tal vez son celos de amiga? —Miro confundida a Nat—. Olvídalo, ¿estás lista?

—No, ¿y si se arrepiente?

Noah

—Entonces decidí que la última "noche de soltera" sea con Lucía. Esta mañana se fue dejándome flores y el desayuno hecho —sonrio, mientras me ponen algo de maquillaje, uno muy sutil y suave.

—Se adelantaron a la luna de miel —Miguel ríe; su esmoquin le queda bien—. ¿Mi hermana te hizo el vestido?

La maquillista se aleja.

—Se ve perfecta, señorita —sonrío mirándome en el espejo.

—Gracias, y sí, Lucía hizo el vestido, no solo este, en cada concierto me hacía uno especial, y lo curioso es que en ninguna de sus pasarelas los mostró, los hizo solo para mí —doy una vuelta; me encanta, es cómodo, elegante y definitivamente un vestido de ensueño.

La maquillista se va. Veo a Miguel con los ojos llorosos.

—¿Qué te pasa? —Me acerco preocupada; no sabía que Miguel era sensible.

—Nada, es solo que… mi mejor amiga se casa, y mi hermana también —ríe en medio de las lágrimas.

La ternura es algo característico de su familia.

—Hija, es hora de irnos —mamá aparece en la habitación—. ¡Qué hermosa te ves!

A mi madre también se le ponen llorosos los ojos.

—¡Basta! ¡Me harán llorar! —Pestañeo varias veces.

Salimos de la habitación de hotel; la luna de miel no será aquí, así que nuestra estadía es solo por la boda.

Al salir afuera del edificio veo un carruaje.

Lucía…

—Le dije que podía ir en un taxi —reclamo al aire.

—Te trajo a Italia solo por su boda, te pidió matrimonio en medio del mar, ¿crees que iba a hacer algo menos? —Miguel me ayuda a subir—. Le copiaré esto cuando me case.

Ya no reclamo, me gusta, pero de todas formas me las pagará.

Me siento tan feliz, parece un sueño, y si así fuera, no quiero despertarme.

Parece irreal. Me enamoré, y no sé cómo ella me correspondió, pero me alegra. Ambas nos enamoramos al mismo tiempo; pasaron todas esas cosas para que tuviéramos que llegar aquí. Las volvería a vivir si esto me lleva a ella; no me arrepiento de nada, porque todo lo que hice en ese entonces me trae aquí, en este instante en el que estoy en Italia a punto de casarme con el amor de mi vida, mi primer y único amor.

Mientras estaba en la universidad, hice nuevos amigos, tal vez no al punto como Miguel y Sofía, fue algo más superficial, ya que me veían más como una competencia. Fue difícil acostumbrarme a todos los cambios, fue difícil estar sin mi madre, sin Lucía y sin mis amigos. Aún así, pude superar todo eso; eventualmente me ayudaron a salir adelante, a hacerme conocida.

Toco mi collar; aún lo llevo, y creo que siempre lo haré. Es su promesa, una promesa que cumplió. El hecho de que antes de vernos no me hubiera hablado y mi mánager "consolándome", más bien ni me ayudó en nada, me hizo dudar por un momento…

Flashback

Miro mi celular otra vez; no me contesta, ni mensajes ni llamadas.

¿Se habrá des-enamorado? ¿Le gustará alguien más?

—Es hora de irnos a los ensayos —entra a mi habitación sin permiso; le reclamaré luego.

—No tengo ganas —Jaden sabe por qué estoy así; no paré de presumir a Lucía; yo parezco una loquita que está obsesionada con ella.

—¿Otra vez Lucía? —Asiento escondiéndome en mis sábanas—. Bueno, tal vez deberías olvidarla.

—¿Qué dices? —Salgo de mi escondite enojada—. La amo, me ama, ella dijo que solo serían cuatro años, ¡cállate!

—Entiende, si Lucía quisiera ya hubiera venido a verte; tú la conoces mejor que yo.

Tal vez ya no lo suficiente.

Abrazo la almohada.

No, no, Lucía no es así; pondría mis manos al fuego, y juraría por todo lo que amo que ella no es así.

—Lárgate.

Fin del flashback

Mi Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora